Un día de estos podría ocurrirte que llegues a alguna de nuestras bibliotecas y seas recibido por el autor del libro que fuiste a prestar o devolver. Tendrías la suerte de toparte con Bibliotecario por un día, una iniciativa de las Bibliotecas Comfama para que los escritores recomienden títulos, hablen sobre su obra y, lo más importante, se encuentren con sus lectores sin la distancia de un auditorio.
El escritor que abrió esta iniciativa fue Santiago Gamboa, quién estudió Literatura en la Universidad Javeriana de Bogotá, Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid y se especializó en Literatura Cubana en La Sorbona de París; ha trabajado como periodista y columnista para varios medios; y ha publicado cerca de veinte obras, entre las que se cuentan: Páginas de vuelta (1995), Perder es cuestión de método (1997), Vida feliz de un joven llamado Esteban (2000), Los impostores (2002), El síndrome de Ulises (2005), Plegarias nocturnas (2012) y Colombia Psycho (2021).
Cada que entra a una biblioteca pública, Gamboa se siente como entrando a su casa. Inmediatamente se remonta a su infancia, recuerda la fascinación que le despertaban los libros cuando aún no sabía leer. Recuerda también que, una vez aprendió a leer y empezó a ir a la escuela, descubrió que no era común tener tantos libros en casa, que era, de hecho, un privilegio. Desde entonces considera que la biblioteca pública es en realidad una extensión de la casa de todas las personas.
Desde hace mucho, ya no solo habita las bibliotecas como usuario, sino como parte integra de las colecciones, es normal encontrar sus libros en bibliotecas de todo el mundo. Le faltaba habitar estos espacios como bibliotecario, pero eso ya lo hizo el 14 de abril en la biblioteca del Parque Cultural y Ambiental Otraparte.
Previamente, el escritor había enviado una selección de sus libros favoritos, de modo que títulos como Ana Karenina, Pizarnik y Mario Mendoza estaban exhibidas en las estanterías a modo de mapa intelectual y espiritual del autor. A Santiago le encanta conversar y sobre todo si se trata de literatura, por eso se le vio incansables hablando con grupos y personas individualmente.
Cuando se estaba ocultando el sol por la imponente ventana de la biblioteca, relató con detalle, para un grupo que lo escuchaba con atención, su relación con la literatura y, en particular, con las bibliotecas. Sobre estas últimas, resaltó la función que cumplen en el acceso igualitario a la educación y la cultura y recordó el papel vital que estas instituciones desempeñan en nuestras comunidades.




















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