Chris Sigaloff llegó a Medellín motivada por las historias que había escuchado sobre la ciudad. Le habían contado que, el lugar considerado alguna vez como el más violento del mundo, había logrado un proceso de transformación social en el que las bibliotecas eran protagonistas. Tenía noticias de bibliotecas que se confundían con parques, estructuras parecidas a piedras estelares que custodiaban la ciudad desde las montañas y edificios patrimoniales regresados a la vida para ofrecer nuevos servicios a la comunidad. Decidió entonces incluir a Medellín en su itinerario de viaje para conocer experiencias internacionales que le sirvieran de inspiración para crear “la biblioteca del futuro”.

Visita de Chris Sigaloff al Parque Biblioteca José Luis Arroyave, San Javier (Medellín).
Chris vive en una zona rural a las afueras de Ámsterdam, Países Bajos. Allí tiene una huerta y hace poco empezó a criar gallinas, de las cuales recibe invariablemente tres huevos a la semana. Por ahora, gasta más alimentándolas que recibiendo su gratitud de vuelta. Chris estudió “Geografía social”, una carrera que, en sus palabras, trata sobre “los espacios donde se puede aprender”. Toda su vida profesional, de alguna manera, ha estado vinculada a esta idea. El espacio como tercer educador y la innovación social mediada por la transformación de los espacios han sido dos de los asuntos en los que se ha especializado. Durante diez años dirigió Kennisland, una empresa dedicada a la investigación y al diseño del progreso social.
En algún momento, tocó a sus puertas la Organización Nacional de Bibliotecas. Para ese momento, hace más de 20 años, estaban muy ocupados pensando si las bibliotecas iban a desaparecer o si podrían convertirse en otra cosa. Trabajando con ellos se percató de que a las bibliotecas les pasaba lo mismo que a las escuelas, que siempre se hablaba de la necesidad del cambio educativo y los procesos de aprendizaje, pero, aunque cambiaran los colores de las fachadas, las escuelas seguían siendo las mismas de antes.
Llamó su atención, entonces, que, en medio de los cambios acelerados de la sociedad contemporánea, las bibliotecas se mantuvieran más o menos inmutables. Se preguntaba “¿Cómo es posible que no evolucionen?” Siendo consciente de que el campo de la innovación tendía a ser una práctica de élites, dado que se le considera un proceso costoso, se dio cuenta de que las bibliotecas tenían un gran potencial para la innovación social. Para ella era constante trabajar en lugares donde no todo el mundo tenía acceso a los procesos innovativos. Las bibliotecas, por el contrario, al ser lugares abiertos para todo el mundo, favorecían la democratización de la innovación, uno de sus temas favoritos.
De modo que aceptó feliz la invitaron a participar de OBA NEXT, el nombre provisional que se le dio al proyecto de "la biblioteca del futuro". OBA son las siglas de Openbare Bibliotheek Amsterdam, la red de bibliotecas públicas de la capital holandesa que está conformada por 27 unidades, algunas más grandes que otras. Se proyecta que el edificio creado especialmente para la biblioteca del futuro ocupe un área de 8.500 m² y que abra sus puertas en 2028. Sin embargo, no será una nueva biblioteca central, ni tampoco una sucursal más. La idea es que se convierta en una insignia, que inaugure una nueva forma de ser para las bibliotecas. Es un experimento que trata de anticiparse –u orientar– cómo lucirán estos espacios en los tiempos por venir.
El proyecto ha generado posiciones encontradas entre los habitantes de la ciudad. Algunas personas consideran que la biblioteca debería ubicarse en el distrito financiero, una zona prospera y llena de servicios, mientras que otras consideran que es más conveniente localizar el edificio en un barrio periférico de Ámsterdam, un lugar empobrecido habitado principalmente por población migrante. En cualquiera de los dos casos, están buscando que sea un lugar al que todos los habitantes de la ciudad sientan deseo de visitar. A la vez, pretenden que la comunidad más cercana tenga unos niveles altos de apropiación de la biblioteca, una tarea enorme.
Sentada en una de las salas de una de las bibliotecas públicas de Medellín, descansando después de haber visitado otras bibliotecas de la ciudad, fascinada por cómo en todas ellas se daba una continuación entre el interior y el exterior, las plantas y los libros pareciera que fuerzan a abrazarse en algún momento, la luz corría a sus anchas y los usuarios podían ver el cielo desde la comodidad de los escritorios, Chris nos contó más detalles sobre el fascinante proyecto que está liderando.

Chris Sigaloff y Santiago Velásquez (equipo Cultura digital Comfama) al momento de la entrevista en el hall de la Biblioteca Pública Piloto (Medellín).
¿Hasta el momento qué han encontrado sobre cómo se verá una biblioteca en el futuro?
Creo que en realidad no debemos decir a qué se va a parecer, porque si hacemos eso, el día en el que abramos ya vamos a tener una biblioteca anticuada. En este momento apenas estamos en la fase de planificación porque el edificio se abrirá en cinco años, así que todavía falta mucho tiempo y las cosas cambian, el mundo cambia. Por esta razón creo que una biblioteca del futuro debería ser abierta, flexible, capaz de cambiar todo el tiempo.
Por otro lado, tengo claro que las bibliotecas no se tratan sólo de libros, estos siguen siendo importantes y hermosos, pero creo que los libros también simbolizan que las bibliotecas son espacios para inspirarse e informarse. En realidad, la biblioteca es el lugar que te muestra que el mundo es más grande que tu propia silla en tu habitación. Las bibliotecas son un portal a un mundo nuevo. Eso puede ocurrir a través de los libros, las historias, pero también puede ocurrir a través de otras cosas. Puede ocurrir cocinando, trabajando con las manos, haciendo jardinería, música o pintura.
Es interesante pensar que todas estas prácticas pueden cambiar. El mundo está cambiando porque la tecnología está cambiando. La forma en que obtenemos historias e información está cambiando. En ese sentido, las bibliotecas pueden cambiar todo el tiempo, pero en su esencia, en su núcleo, siguen siendo las mismas, es decir, un portal a un mundo que es más grande que tú, que te permite conocerte a ti mismo, aprender sobre ti mismo, los demás y tu interacción con ellos. Esas tres funciones las tiene ahora y las tendrá en el futuro. Pero su aspecto y la forma en que se manifiesta pueden cambiar.
En ese contexto, ¿por qué seguir llamando a estos espacios bibliotecas y no centros culturales, por ejemplo?
He estado pensando en eso porque, tienes razón, cada vez que le preguntas a la gente, “¿qué quieres de una biblioteca?” La gente dice: “libros o un lugar para estudiar”. De modo que existe una imagen muy fija sobre qué es una biblioteca. A la vez, he observado que las bibliotecas tienen muy buena reputación. Y es que son uno de los únicos espacios públicos que tenemos en nuestras ciudades. Casi nunca hay un lugar al que se pueda ir sin decir el nombre, sin ser socio, sin mostrar un carné, en el que puedas simplemente estar ahí. La idea de un espacio independiente, un tercer espacio, es muy importante. Como acabo de decir, la raíz, la esencia de la biblioteca, sigue siendo muy valiosa: portal para informarse, inspirarse y encontrarse con otras personas.
Entonces, si los libros no están en el núcleo de la biblioteca, ¿cuál es el lugar de los libros en la biblioteca del futuro? ¿Van a desaparecer?
No, no. Creo que durante mucho tiempo la gente pensó eso. Pero creo que no, creo que los libros siempre existirán. Es bonito tener libros, pero estos también pueden estar relacionados con otras cosas. Por ejemplo, si lees algo en un libro, luego puedes ir muy fácilmente al computador y buscar en Google más información. ¿Has visto estas tablets en las que pones un libro y seleccionas una palabra, y después en el computador buscas otras cosas relacionadas con ella y aparecen en la pantalla? Así se podrían utilizar diferentes fuentes de información y de narración. Los libros son información, narración e inspiración. Así que se quedarán, eso espero.

Chris Sigaloff realizando una de las experiencias de la Cámara de Maravillas de la Biblioteca Pública Piloto.
Los niños leerán libros de nuevo. Leer libros es importante, pero hay muchas formas de leer. Leer en el computador también es leer. No estoy en contra de los libros, solo que al mismo tiempo pienso que la biblioteca no le debe cerrar las puertas a la innovación digital. No debemos tener miedo de eso. Podemos conectarlo a la escena. Me pareció divertido que, en Lusitania, la biblioteca que acabamos de visitar, todos los niños en los computadores estaban jugando videojuegos. Creo que eso también está bien. Yo le pregunté a uno de los niños: “¿Por qué vienes a las bibliotecas?” Y él respondió: “Por los juegos y los libros”. Dijo los dos, para él ambos están conectados. Los cómics y los juegos suelen ser el comienzo en la lectura de los niños y las niñas.
Como podemos ver aquí donde estamos, las bibliotecas se organizan en torno a los libros, concretamente en función de su conservación y acceso. Entonces, ¿cómo va a ser la arquitectura de la biblioteca en el futuro si los libros no están en el centro?
Lo que estamos viendo es que ha empezado a aparecer más espacio y que este es utilizado de manera multifuncional. Puesto que los libros a menudo se ubican en estanterías fijas es realmente difícil cambiar el espacio alrededor. Cuando los libros están un poco menos en el centro, es decir, que a veces puedan estar y otras no, se crea espacio para otras cosas. Al mismo tiempo, es muy importante crear espacios que no tengan ninguna destinación específica, que las personas tengan la sensación de que pueden decidir qué va a pasar allí. Esto les empodera bastante.
Así que los libros no van a desaparecer, pero definitivamente van a ser menos que ahora.
Podrían ser un poco menos centrales. Pero creo que en la biblioteca del futuro también habrá sitio para los libros. Pero, como dices, serán menos el elemento dominante para definir la configuración de todo el espacio.
¿Cuáles son tus principales referentes para pensar en las bibliotecas del futuro?
La biblioteca principal de Helsinki, Oodi, es una de ellas. Tiene tres pisos, es muy grande. El primer piso es un lugar de encuentro donde se puede obtener información y están ubicadas las salas de talleres, teatro y cine. Es un espacio abierto, que invita a estar ahí. Luego, el segundo piso, está centrado en hacer cosas, tiene estudios de música, impresoras 3D, maker spaces, computadores y laboratorios de datos. El tercer nivel, a propósito de la pregunta anterior, se llama “el cielo de los libros”. Y lo es en realidad, pero también tiene un gran café y una terraza exterior.
Hay otro referente en Holanda que también me gusta mucho, una biblioteca que fue construida sobre un antiguo hangar de trenes que se llama LocHal. Cuenta con un espacio amplio y multifuncional, ellos se organizan en torno a diferentes secciones: una para lo digital, otra para la cocina, otra para los y las niñas y así sucesivamente. Al igual que muchas otras bibliotecas alrededor del mundo, están haciendo acciones con relación a la ecología y la sostenibilidad, por ejemplo, talleres de jardinería u otros para entender de dónde vienen los alimentos.
Las bibliotecas en Medellín también las encuentro muy inspiradoras. Aquí las bibliotecas son muy abiertas, están conectadas con el exterior. Por eso me gusta tanto la palabra “parque biblioteca” porque es casi como si la biblioteca fuera una continuidad de lo que la rodea. Eso hace que se siente un poco más libre estar aquí. En Europa, las bibliotecas son bastante estrictas. Tienes que comportarte de cierta manera. Y aquí se siente más tranquilo en ese sentido. Además, en las bibliotecas que he podido visitar, veo que se combinan las distintas funciones que vengo señalando. De modo que aquí las bibliotecas son información, pero también educación, empoderamiento, política, deportes, todas esas funciones en conjunto.

Chris Sigaloff recibiendo una visita guiada por el Parque Biblioteca Nuevo Occidente-Lusitania del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín.
¿Cuáles son los principales retos que deberán enfrentar las bibliotecas en el futuro?
La gran transición pasa por transformar esa idea de institución que sabe lo que es bueno para el público en cierto modo, un poco como lo que ha sido la escuela: sabemos lo que es bueno para usted, entonces venga que esto es lo que vamos a enseñarle.
Las bibliotecas tradicionalmente han sido un poco cerradas. Tenemos nuestras salas y colecciones que nosotros mismos organizamos. Pero creo que en el futuro tienen que ser mucho más abiertas, el bibliotecario debe ser un facilitador o un anfitrión, alguien que realmente puede escuchar lo que la gente necesita o quiere, estimular el aprendizaje o la obtención de información, pero no condicionarla. Y eso implica una actitud diferente. Se trata de una actitud que va de "así es como hacemos las cosas" a "¿cómo hacemos las cosas? ¿Cómo te gustaría hacerlo? ¿Y cómo podemos facilitarlo a través de la biblioteca?”
Eso va a ser bastante aterrador porque significa dejar de lado mis propios procedimientos y hace que sea más difícil predecir el funcionamiento. También significa diferentes habilidades. Las bibliotecas son lugares donde no siempre todo puede ser tranquilo y hermoso. La vida en sociedad es un desorden. Y ese desorden también tiene cabida en la biblioteca. No debemos tenerle miedo a eso. El bibliotecario del futuro es capaz de lidiar con el desorden.

Chris Sigaloff recorriendo la Sala Infantil Pedrito Botero de la Biblioteca Pública Piloto (Medellín).
Eso tiene sentido. Cuando vas a una biblioteca y lo ves todo tan estrictamente ordenado puedes sentirlo ajeno.
Aunque, se puede pensar del otro modo también. Aquí en Medellín las calles son bastante desordenadas. Entonces es agradable venir aquí a la biblioteca y sentirse como en un santuario. Es decir, venir a buscar calma.
Es cierto, pero también hacen falta lugares que se puedan desordenar, sitios en los que puedas rayar las paredes.
Estoy de acuerdo. Si quieres que entre otra gente, gente joven o gente que no es, ya sabes, usuaria regular de bibliotecas, debes arriesgarte. Ayer, por ejemplo, estuve en un partido de fútbol en el Estadio. Es un tipo de público completamente diferente. Allí se produce un gran desorden. No queremos todo eso aquí en la biblioteca. Pero queremos una combinación, porque de lo contrario nunca tendrás a los aficionados al fútbol en la biblioteca y ellos nunca se reunirán con los otros tipos de usuarios y seguramente tienen mucho por compartir.
¿Cómo es innovar en una biblioteca? ¿Puedes hacer una lista de puntos de lo que se requiere? Desde tu experiencia, claro.
Lo primero es tomarse el tiempo de observar lo que hacen otros países. Sé que viajar es muy caro, pero, aun así, salir de tu práctica ayuda a obtener aire fresco, una nueva visión, inspiración. Ver cómo lo hacen otras personas, otros países, nos permite llevarnos esa experiencia de vuelta a casa.
Lo segundo es empezar a experimentar y hacerlo en pequeño, para no tener que cambiarlo todo de una vez. En la innovación no todo se trata de grandes ideas, sino de cambios progresivos. Puedes coger un pequeño rincón de tu biblioteca y empezar a experimentar allí. Simplemente coge un pequeño espacio y di: “Aquí vamos a hacerlo diferente”. Y lo hacen.

Sala de lectura del Parque Biblioteca Nuevo Occidente-Lusitania del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín.
Lo tercero es compartir. Es muy difícil innovar por uno mismo. Cuando manifiestes tu deseo de hacer las cosas diferentes, lo más probable es que encuentres resistencias y que te digan: “Así es como siempre lo hacemos, ¿por qué tendríamos que cambiarlo?” Si estás solo, es difícil moverse de ahí. Pero si estás con un pequeño grupo, empieza a ser más fácil. Debe ser un grupo con el que puede decir: “Lo siento, esto es sólo el prototipo, simplemente experimentamos”.
Y lo cuarto es aceptar que las cosas pueden fallar. No importa, no tenemos que hacerlo perfecto todo el tiempo. En resumen, propongo: salir a buscar inspiración, empezar a experimentar pequeño y aprender de ello, involucrar a otros y no tener miedo de cometer errores.
¿Actualmente, cuáles son las principales preguntas que se están haciendo las bibliotecas?
Uno es, sin duda, la inteligencia artificial (IA). Ese es un ejemplo de cómo cambia la información que nos llega. También es un ejemplo de cómo podemos crear de una forma diferente. Es decir, puedes hacer cuadros como los que están en las galerías de esta biblioteca, puedes escribir un libro como los que vemos en los estantes. Sin embargo, creo que una biblioteca debería ser sobre todo un lugar en el que te expones a la IA, donde aprendes sobre ello, lo que te gusta y no de ello, donde puedes experimentar con esta tecnología. Aun así, no lo veo como un cambio drástico porque para mí el núcleo de la biblioteca no son los libros. El núcleo es ser ese lugar donde tú encuentras conexiones. Se trata de un lugar para aprender sobre ti mismo, sobre los demás, y aprender sobre el mundo que te rodea. Y si la inteligencia artificial puede ser un vehículo para hacer eso, entonces también tiene un papel en la biblioteca.
Pero hay otros asuntos, como el bienestar. Cada vez más, las bibliotecas están recibiendo personas que requieren mucho apoyo. En todo el mundo, cientos de personas sin hogar o con enfermedades mentales visitan las bibliotecas y son espacios seguros, abiertos y acogedores con ellos.
Otra cuestión, especialmente en Estados Unidos, es el hecho de que ciertos títulos de libros están siendo prohibidos. Como resultado, las bibliotecas se están preguntando cómo mantener la libertad de a la información sin ese tipo de sesgos.
Creo que, al menos en Holanda, también está el tema de trabajar colaborativamente, es decir, que la biblioteca no haga todo por sí misma, sino que trabaje más en asocio con otros. Eso crea una forma totalmente diferente de organización, porque significa que no estás conteniendo todo por ti mismo, sino que te estás convirtiendo más en una plataforma que posibilita conexiones. Esto es algo que veo que ya está ocurriendo.
Por último, la sostenibilidad es un tema importante. En Ámsterdam todo el mundo está muy ocupado con convertirse en una biblioteca comunitaria. Para nosotros esto quiere decir abordar y estar más abiertos a los problemas de la comunidad. También significa que cada biblioteca debería ser muy diferente dependiendo del lugar donde se encuentre. Incluso las colecciones tendrían que ser diferentes, así como la forma de funcionar y de contratar al personal.
Finalmente, cuéntame sobre lo que han hecho en la biblioteca del futuro que tú estás instalando.
En este momento estamos en fase de investigación. Como todavía va a pasar mucho tiempo antes de que la biblioteca como tal entre en funcionamiento, y yo no quería esperar hasta entonces, y solo lidiar con complicados asuntos políticos y con la planificación y la arquitectura de todo eso, lo que hice fue crear una especie de biblioteca temporal que yo llamo Oba Next Labs, que son unos lugares pop-up.
Uno de estos laboratorios, por ejemplo, está dirigido especialmente a jóvenes de 17 a 27 años, que no es un grupo fácil de conseguir para las bibliotecas, pues usualmente no les gustan los libros o no les gusta estudiar. Entonces estamos montando un estudio de pódcast porque hemos evidenciado que mucho de ellos quieren hacer uno propio. También estamos montando una cabina de DJ. Pero dejamos que ellos lo decoren a su gusto. Así que se parece más una discoteca.

Biblioteca Pop-up convertida en estudio de pódcast por jóvenes de Ámsterdam. Este proceso hace parte de las intervenciones previas a la creación de "la biblioteca del futuro".
La semana que viene tenemos un gran festival de música electrónica en Holanda, se llama Amsterdam Dance Event y vamos a tener acciones incluso en las bibliotecas públicas. Nosotros seremos anfitriones de una sesión. Este es uno de los ejemplos de cómo todo podría fallar estrepitosamente, pero sólo estamos experimentando. Mis colegas en la biblioteca solo se llevan las manos a la cabeza y me dicen: “¿Qué estás haciendo?”
También estamos en una pequeña tienda, no es muy grande. Es un espacio agradable. Estamos experimentando con tener una cerradura en la puerta que la gente puede abrir con una aplicación en su teléfono. De modo que, siempre y cuando tenga permiso, todo el mundo podrá abrirla. No hará falta personal, simplemente puedes entrar y hacer uso, por ejemplo, de lo recursos que tenemos para hacer pódcast. Esta es una forma de crear con los jóvenes una experiencia de propiedad, que sientan que ese es realmente un espacio de ellos.

Vista desde afuera de Biblioteca Pop-up convertida en estudio de pódcast por jóvenes de Ámsterdam. Este proceso hace parte de las intervenciones previas a la creación de "la biblioteca del futuro".
Me gusta este trabajo porque, si me preguntas exactamente lo que es la biblioteca del futuro, yo no sé. Son ellos los que van a hacerla. Lo que me gusta, por lo tanto, es establecer una plataforma de experimentación, un patio de recreo, donde podemos ver lo que podría funcionar y ver lo que la gente hace cuando tiene cosas a su disposición. Una historia graciosa a propósito de esto es que, la primera vez que vinieron los jóvenes y querían hacer un pódcast, yo les pregunté: “¿Qué tema abordarán?” Y respondieron: "Queremos hablar de un libro".