Más que una utopía, La independencia es la firme convicción de muchas personas que, a lo largo de sus preguntas y oficios, dan forma a una única y memorable historia de vida por contar. En esta ocasión, para la franja de Ser de Otraparte, quiero compartir una conversación que tuve con Carlos León Gaviria, historiador e investigador, sobre "las independencias". Debo anunciarles que esta conversación sucede en la alegría del encuentro con los libros, las editoriales y la historia. Carlos ha acompañado por más de una década procesos de educación y cultura en el muncipio de Envigado y en otras partes del departamento.
Lorena: Ilumina en tus palabras qué significa para ti “la independencia”.
Carlos: Las independencias, no existe una sola independencia, están siempre dadas por el contexto en el que se producen, por el deseo que se anhela cumplir y por la proyección en la que se quieren lograr. Esa palabra viaja entre sociedades, entre culturas y va adquiriendo diferentes ropajes, diferentes colores, diferentes profundidades, pero siempre adquiere el mismo valor que es la capacidad de autodeterminarnos, de tomar nuestras propias decisiones a partir de la cultura, del conocimiento y de los sentimientos que nos acompañan. La independencia no es hacer lo que a unos más le convenga sin ninguna restricción, sino que la independencia sucede después de hacer una evaluación del espacio en el que uno se mueve, de encontrar elementos que nos limitan y que pueden ser transformados para convertirse en trampolines de crecimiento personal, político y económico. La energía de la independencia bulle de un ejercicio pensante en el que se encuentre el equilibrio y no se atropelle al semejante.
Lorena: ¿Cuáles son esas dependencias que hoy nos tienen subyugados, que hoy no nos dejan estar en esa constante mirada que nos permita evolucionar?
Carlos: Más que dependencias son también trabas que se coloca uno; yo me atrevería a decir que es el caso de toda nuestra sociedad: nos falta creernos un poco la certeza de las capacidades que tenemos, porque cuando logramos desarrollar un talento, una acción que sobrepase la creencia que solíamos tener sobre nosotros mismos, rompemos esa dependencia y nos volvemos más autodeterminados y, por tanto, más independientes.
Lorena: ¿Quién eres tú? Acabas de hablar de las editoriales independientes y me encantaría que contaras también ese aspecto tuyo, desde dónde esa autodeterminación te dijo “tomemos la palabra y apostemos también a que el cruce de conocimiento se puede dar desde este ejercicio editorial”.
Carlos: Bueno, no es tomarse la palabra, es apoyar la palabra, el editor independiente no se toma la palabra, sino que apoya la palabra del autor.
Las editoriales independientes son muy importantes porque son ese primer contante, la primera posibilidad que tienen muchos de los autores que después se convierten en autores reconocidos, no famosos, reconocidos que construyen literatura, que construyen obras literarias. Hay autores que se convierten en unos puntos muy bellos para desentrañar el sentido de algunas sociedades o el camino de las sociedades.
Lorena: ¿Cuáles son esas apuestas que tiene tu sello editorial independiente hoy?
Carlos: La voz, yo le apuesto a la voz, que sea una voz firme, una voz clara. Yo busco tres cosas cuando recibo un libro en la editorial: obviamente originalidad, que esté escrito, así necesite ayuda, que no haya que iniciar el proceso desde cero sino que ya exista una voz allí, que tenga un cuento y que ese cuento esté echado con convicción. Eso es lo que buscamos en Pulso y Letra, que tenga mucho pulso, mucho “pum pum pum” ¿cierto?, y letra que tenga mucho contenido.
Recuerdo en especial cuando se nos ocurrió el nombre de la editorial. Yo estaba decidido a armar la editorial, tenía la cédula en el bolsillo, la promesa de un profesor que creyó en mis capacidades como editor independiente, el profesor Valencia, quien fue el primero que me entregó un libro para hacerlo, y muchas ganas y energía de trabajar, pero había que ponerle un nombre. Yo en esa época andaba en una motocicleta, en una Plus, que en ese momento era escasa de partes y tenía un problema en el carburador y esta lo tenía doblado.
Al carburador le entraba aire y la moto tosía, corcoveaba, perdía fuerzas, se apagaba, se inundaba, bueno, la cosa es que yo le ponía tres o cuatro empaques, pero no funcionaba. Entonces destapé el carburador y me di cuenta de que efectivamente estaba muy torcida la tapa y yo dije “bueno, esto hay que enderezarlo” y la primera intención fue sujetar la tapa con una pequeña prensa y pegarle con un martillo a ver si podía, por percusión, enderezarla. Y le iba a pegar el primer golpe y me acordé de una frase que decía mucho mi abuela: “Despacio y con buena letra”, solté el martillo y me dediqué los siguientes tres días, con unas limas de uñas que compré en una farmacia y un papel de lija, a lijarle la comba, hasta que la volví a poner derecha.
La moto trabajó así como un año hasta que le conseguí carburador nuevo. Pero eso es lo que quiere decir el sello: con mucho pulso, despacio y con una muy buena técnica lograr que la cosa embone allí y haga prender la moto y nos dure un año. Es lo mismo con los libros y los autores, hay editoriales aquí que son super buenas, imagínese usted, Tragaluz, eso es una belleza, esa gente trabaja y hace unas maravillas; Sílaba que combina perfectamente lo que es el autor conocido con el autor nuevo y se hace un equilibrio en el que los unos empujan a los otros y eso es muy bello; en Bogotá está Icono editorial, una cosa de locos, hay editoriales independientes muy bonitas y que surgen y van haciendo estas apuestas y eso es lo principal.
Lorena: ¿Cómo los proyectos desde el arte y la cultura podemos seguir fortaleciendo estas condiciones cotidianas para que niños y niñas sigan creciendo desde esta noción, desde la independencia, desde la responsabilidad?

Carlos: Bueno, el Brujo lo dijo primero que yo y robándome absolutamente sus palabras: "Yo voy a hacer una escuelita". Eso dijo el maestro Fernando González alguna vez y esa escuelita que él pensaba era una escuelita de pensamientos, una escuelita para aprender a pensar originalmente y a debatir aquello que se nos presentaba desde ese pensamiento original. Lo más bello de Fernando González es que él siempre alimentó su escuela de pensamiento a través de la fe, ojo, él no fue cristiano, sino a través de esa capacidad de creer y de trabajar en aquello que se construye y se piensa.
Después cuando tú lees los viajes y las presencias es una cosa impresionante. Quizá sea un buen momento, a propósito de esto de las independencias, señalar, no sé por qué recordé, hablando contigo, a un gran señor ya fallecido, creo que murió en abril del 2020, que se llamaba Jaime Piedrahita Cardona. Él escribió un libro que se llama “Colombia una revolución siempre aplazada” y en ese libro él analiza esto, lo que está pasando hoy, la gente, las condiciones y dice que nos falta conocimiento para solucionar, creernos la vuelva y saber que se pueden lograr diferentes cambios, evoluciones de nuestra sociedad, de nuestras relaciones humanas, con tan solo escuchar un poco más al otro y obrar en consecuencia.
En esta conversación hablamos sobre editoriales independientes, procesos independentistas, nociones de libertad y apenas hicimos un atisbo de todo lo que podríamos haber nombrado para decir Independencias.
Desde la Biblioteca del Parque Cultural y Ambiental Otraparte, escribe para ustedes Lorena Zapata.
Nos vemos en la tierra del Brujo.