“Todos son aquí más jóvenes que yo porque yo los planté con mis propias manos. Aquel carbonero creció más de prisa que este chiquito porque es mucho más perezoso para vivir y prefirió dedicarse a agigantarse. Fíjese que las hojas se le duermen una hora más temprano al grande que al chico y se despiertan también una hora más tarde. Me sé la historia de los dos y la de todos mis árboles y plantas. Muchas veces me siento árbol a su lado y me limito a dejarme calentar por el sol y me parece sentir que mi sangre es la misma savia que se mueve por ellos y que estoy plantado en la tierra hasta las rodillas”.
Fernando González. Entrevista de Juan Salas.
En este lugar de ensueño llamado Otraparte, donde antaño un brujo maestro escribiera centenares de páginas que hoy gozamos de conocer, hay algunos árboles longevos que cuidan la vida del lugar. La mayoría de estos árboles conocieron al maestro, él los cuidaba y mimaba. Hoy, estos árboles tienen quien los cuide y valore, en Otraparte custodiamos su memoria viva.

Flor del árbol casco de vaca. Fotografía por Juan Pablo Franco.
El brujo naturalista
Fernando González fue un observador agudo y sensible de la sociedad, también un atisbador de la naturaleza, esto se puede entrever en sus escritos, en los que constantemente habla sobre las plantas. Entre nigüitos, chagualos, encenillos y cedros discurrían sus días, se diría que el maestro era un emboscado, un hombre conquistado e integrado a su bosque, un enamorado de las matas que acompañan en soledad y silencio paciente. Él conocía sus plantas y ellas le conocían.
Es increíble que estos árboles que sembró y contempló hoy estén en pie, siendo vestigios de su vida y obra, pues los árboles también son parte de su obra, de su obra viva. En ellos se puede ver la firmeza, la paciencia, la sabiduría de Fernando González.

Cedro de Otraparte. Fotografía por Juan Pablo Franco.
Somos un gran mestizaje florístico
Cada uno de los árboles de Otraparte cuenta una historia, hay especies de orígenes diferentes, que han viajado con los humanos desde ecosistemas diversos y se han adaptado. En 1778 el botánico español Casimiro Gómez Ortega propuso un sistema de cajones para transportar plantas vivas de un continente a otro. Gracias a esto, se pudo introducir especies de Asia o Europa a lo que hoy es Latinoamérica, y viceversa. Este paréntesis es necesario, ya que varios de los árboles presentes en la tierra del brujo, viajaron desde continentes distantes para echar raíces en nuestras tierras y reproducirse.
Por ejemplo, el mango, que viajó desde la India para establecerse en estas partes del trópico. O la araucaria que vino desde Chile. Muchos otros son nativos y nos cuentan fascinantes historias. Por ejemplo, la hermosa ceiba, que representa la libertad. En 1851 se abolió la esclavitud, como símbolo de este hecho histórico, el presidente de la Nueva Granada, José Hilario López, ordenó que se sembrara una ceiba en la Plaza de la población de Gigante, Huila. A esta ceiba la llamarían "Ceiba de la Libertad". Posterior a esto, en muchos parques de pueblos se inició a sembrar la ceiba. Es nativa del río Cauca, desde donde fue llevada por Gabriel Echeverri por primera vez al Valle de Aburrá en 1857.
Por su parte, el hermoso guayacán amarillo que hay en la esquinita de Otraparte también tiene historias; esta especie es muy valiosa. La etimología de su nombre viene de la palabra waiacan, que proviene de taíno. El taíno es una lengua indígena que pertenece a la familia arawak, esta lengua se habló en las Antillas para la época de la conquista española; en la actualidad está extinta. El guayacán amarillo tiene más nombres, en Colombia también se le conoce como cañaguato, en la región caribe; en Venezuela (donde es el árbol nacional) se le conoce como Araguaney; y tajibo en Bolivia. El guayacán amarillo es un árbol de madera dura. Por ende, ha sido muy explotado para extraer este recurso. Esta situación ha provocado que actualmente se encuentre en peligro de extinción.
Así, todas las especies de Otraparte tienen una historia global y local, historias que tratamos de custodiar en este territorio.

La gran ceiba de Otraparte. Fotografía por Juan Pablo Franco.
Lo que hacemos en Otraparte para guardar la memoria vegetal del brujo
Tenemos diferentes actividades en las que las plantas están como reflexión fundamental. En el día a día, podrás ver al cuidador de las plantas Juan Fernando Restrepo, alimentándolas y regándolas. Desde la corporación hay diferentes recorridos para avistar y aprender sobre las hermosas especies. En biblioteca, tenemos los colores de la cocina, una actividad para aprender a preparar tintes naturales de plantas. Además, tenemos biblioteca de plantas, donde se abordan diversos aspectos de la vegetación y la memoria. Si quieres leer unos fragmentos literarios de Fernando González sobre las plantas, puedes conocer el herbario literario de Otraparte, una propuesta que junta la botánica y la literatura.

Guayacán amarillo en el herbario literario.
Visita nuestro territorio y conoce estas maravillas de la naturaleza.
"Soñar! Esa es mi diversión. A veces, tirado a la sombra de mi árbol frondoso, contemplo las nubes. Me figuro una noviecita que formo de las nubes más blancas, más lejanas, y le cuento cuentos, decires que van saliendo de mi corazón..."
Fernando González. Pensamientos de un viejo.