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Las grietas también se heredan: Libros sobre salud mental

Boletín de recomendados octubre por el día mundial de la salud mental 2025.

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Las grietas también se heredan: Libros sobre salud mental
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En un apartamento en Cali las plantas parecen respirar. Se enroscan en las barandas, trepan por las paredes y llenan de sombras los rincones. Allí crece una niña que las mira como si fueran muertos, almas en estado vegetal. En su habitación, su madre flota entre silencios, su padre se ausenta en las rutinas, y ella aprende cómo las grietas de los adultos también se heredan.

Los abismos, de Pilar Quintana, no solo habla del miedo que atraviesa la infancia, sino de la delicada tarea de nombrar lo que duele cuando aún no tenemos palabras. En esa mirada temblorosa, la literatura se vuelve una forma de compañía: alguien que se sienta a nuestro lado mientras intentamos entender lo que el mundo no explica. En Delirio, de Laura Restrepo, esa compañía adopta otra forma: la de un hombre que intenta reconstruir la mente fragmentada de la mujer que ama. Lo hace como quien junta los pedazos de un espejo, sabiendo que algunos siempre reflejarán distinto.

Piedad Bonnett y Chantal Maillard comparten una misma ausencia: el suicidio de sus hijos. Ambos con el mismo nombre, con el mismo gesto de despedida. Daniel. Voces en duelo es un poemario que se escribe desde el abismo de la palabra, demostrando que la escritura permite respirar dentro del dolor. En Mi año de descanso y relajación, Ottessa Moshfegh retrata el cansancio existencial con una honestidad dolorosa. Una joven se encierra en su apartamento para desconectarse del mundo y, en esa soledad, descubre el rostro más desabrigado de sí misma.

También hay libros que expanden la mirada, que nos recuerdan que las emociones no son debilidad, sino parte de la historia humana. Homo emoticus, de Richard Firth-Godbehere, propone un viaje por los sentimientos que han moldeado al mundo, desde la furia hasta la compasión. Mientras que en El niño, el topo, el zorro y el caballo, de Charlie Mackesy, cuatro criaturas caminan juntas bajo la tormenta. Sus diálogos son breves, casi susurros, pero en ellos caben el miedo, la ternura y la valentía.

Cada uno de estos títulos es una conversación posible, una voz que acompaña cuando cuesta hablar. No buscan explicar el dolor ni borrarlo, sino compartirlo. Porque tal vez de eso se trate la lectura: de reconocer en las palabras ajenas el eco de lo que aún no sabemos nombrar.

Por: David Ossaba Salazar