Bibliotecaria por un día

Las bibliotecas son un juego de silencios

Yael Frankel fue Bibliotecaria por un Día en la biblioteca de la Casa de la Imaginación de Comfama, durante la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín 2024.

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Las bibliotecas son un juego de silencios
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Cuando Yael Frankel era niña, la biblioteca era un lugar de silencios traviesos. Las visitas escolares se convertían en un juego de voces contenidas y pasos de puntillas entre paredes de libros. Años más tarde, la misma niña que antes jugaba a no hacer ruido, se convirtió por un día en bibliotecaria: para contar historias y habitar con ficciones la Casa de la Imaginación de Comfama, durante la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín 2024. 

Yael nació en Buenos Aires, Argentina, en 1967. Es autora, ilustradora y lectora voraz. No se considera una visitante frecuente de bibliotecas: le gusta comprar los libros, tenerlos, guardarlos como se protege lo frágil. “Cuando me pagan por mi trabajo, lo primero que hago es comprarme libros”, afirma entre risas. Aun así, reconoce que hay algo en las bibliotecas que no ocurre en ningún otro lugar.  

Su obra ha viajado más que ella: ha sido publicada en Argentina, Colombia, Chile, España, Italia, Francia, Suiza, China y Corea del Sur. En 2023 fue reconocida en la Feria Internacional del Libro Infantil de Bologna por Todo lo que pasó antes de que llegaras, un libro que narra la historia de un niño que le cuanta a su hermano menor, que está en la barriga de su mamá, todo lo que le espera cuando llegue. Yael cree profundamente en el poder del libro-álbum: “Permite leer incluso sin saber leer”, afirma. Porque hay lecturas que ocurren solo con la imagen, y otras, más secretas, que nacen de la fricción entre texto e ilustración.

Ese cruce es, para ella, el corazón de la historia. 

Durante su visita como bibliotecaria, compartió cuentos propios y ajenos. Uno de los momentos más emotivos ocurrió cuando un grupo de niños eligió leer Un hueco, un libro escrito tras la muerte de una amiga. “Es el más triste que he hecho”, dice Yael. Pero los niños no huyeron del dolor: lo eligieron, lo habitaron, lo llenaron de sus propias pérdidas. Uno habló de su mascota, otro de su abuelo. Uno lloró. Yael lo invitó a sentarse al lado de ella y juntos terminaron de leer el cuento. Por un momento todos sumaron sus tristezas, sus lágrimas, sus huecos para formar un solo dolor que pese menos. 

Yael viaja con una lista secreta en su teléfono: museos, librerías, bibliotecas. Da igual el idioma, da igual el país. Donde haya libros, ella quiere entrar. No siempre como autora. A veces solo como alguien que se sienta a leer, que se deja habitar por las páginas. “Hay tantas bibliotecas en el mundo”, dice, “y me parece crucial que existan. Porque ahí ocurre ese encuentro único entre el lector y el libro”. 

Y quizá por eso, justo por eso, la biblioteca se volvió para ella un lugar donde no solo se guardan libros, sino donde ocurre algo más raro: ese instante en que una historia dicha en voz alta, ante ojos curiosos, se vuelve una experiencia colectiva. Porque hay lecturas que solo existen cuando se comparten, y hay espacios donde esa alquimia ocurre sin aspavientos. La biblioteca es uno de ellos. Y en la Casa de la Imaginación, por un día, Yael Frankel fue guardiana de esa magia.

Revive la conversación con Yael Frankel

Por: David Ossaba Salazar