Entre páginas de amigos nuevos y viejos, erguimos estantes que contienen sueños, tesoros, rituales y, lo más importante, invitaciones. Como recomendadores de libros, los libreros nos acercan a aquellos textos que tienen la posibilidad de capturarnos, cautivarnos y conmovernos. Esto es lo que Manuela Montoya, librera de Medellín, transmite con su visión de la literatura como invitación: la posibilidad de nuevas experiencias.
En una de sus narraciones, el reconocido autor británico G. K. Chesterton, habla de que el hombre moderno “tiene que satisfacer todas las exigencias artísticas de una manera sedentaria. Si desea volar al país de las hadas lee un libro, y lo mismo hace si quiere sumirse en el fragor de las batallas, o elevarse a los cielos, o salvar toda clase de obstáculos” (“Las extraordinarias Aventuras del Comandante Brown”, 1905). Si bien las librerías son esos espacios que muchas veces sacralizamos, la perspectiva de Manuela Montoya, librera y cofundadora de Los Caballitos del Diablo, se acerca más a la idea de Chesterton que a la del espacio sagrado. Para Manuela, los libros son una puerta a nuevas experiencias, que comienzan, no con la lectura, sino con el momento en que se cierra el libro y se abre paso a una nueva aventura.

No es secreto que los libros nos cambian, que nos invitan a un nuevo mundo de posibilidades donde el cielo no es el límite, sin embargo, las perspectivas sobre estos objetos son diversas, y cada librero tiene una aproximación particular a estas. Los Caballitos del Diablo, que toma su nombre del libro homónimo de Tomás González, es una librería que tuvo sus comienzos de forma virtual, durante la pandemia. Naciendo de una necesidad económica y de la venta de la biblioteca personal de sus fundadores, Manuela y Felipe, esta librería es un espacio infundido, sin duda, por lo deseos y búsquedas de sus creadores.
Los Caballitos del Diablo tiene, en la actualidad, una sede en Laureles, donde se pueden encontrar libros tanto nuevos como usados, de temas diversos y que es, además, un espacio donde, más que hallar un lugar de venta de libros, se encuentra una “comunidad experimental”, en el que las personas se unen y dialogan. Manuela ve a su librería como una planta, un organismo vivo que pasa por diferentes estaciones. Ahora, después de la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín —espacio que los inspiró a pasar de lo digital al espacio físico—, se encuentra en un invierno donde sus hojas ya han caído y está preparándose para renacer una vez más.
Como librera, a Manuela le gusta mucho ver lo que llega al país, los catálogos de importaciones a Colombia y de publicaciones internas, que le permiten alejarse de la bibliografía muy antigua y ver qué piensa “la gente que está pensando otras cosas”. Este interés se ve reflejado no solo en los títulos disponibles en Los Caballitos del Diablo, sino en cómo se considera a sí misma como “una lectora tardía”, sus primeros acercamientos a la literatura fueron desde la prohibición, pues no tenía una biblioteca personal, sino que leía los libros de su hermana cuando esta se iba de viaje. Manuela empezó a leer libros como adulta, cuando pasaba largos ratos en la biblioteca de la Universidad de Antioquia, si bien ahora prefiere espacios de lectura más dinámicos, en tanto la lectura de biblioteca es muy estática.

Ahora, Manuela gravita alrededor de los libros que llaman a la acción, sea mental o física; una lectora “no de escritorio”, que no lee de la manera sedentaria que Chesterton criticó, desde el sofá; para ella “el libro empieza justo cuando termina, porque te invita a vivir una experiencia”. Ve así a cada libro como una iniciación en un mundo nuevo, siendo su iniciación más reciente Cerca del corazón salvaje de Clarice Lispector, un libro que le ayuda a comprender qué es un libro.
Sobre los libros, ese objeto profanado en su desacralización de la lectura y que es el hilo guía del siguiente test, Manuela nos comparte:
Test de Proust para libreros y libreras
¿De las virtudes de los libros cuál es tu favorita?
Qué conectan, que conectan muchas cosas, personas y lugares. Que son atemporales.
¿Qué cualidades deseas aprender de los libros?
Lo conecto con la primera, aprender a conectarme con la vida.
¿Cuáles libros recomiendas siempre a tus amigos?
No siempre, porque a veces me peleo con los autores, entonces ya no los recomiendo más, o los abandono y luego vuelvo a ellos; entonces siempre estoy recomendando cosas muy diferentes. Si me preguntaran ahora qué libro le recomendaría a mis amigos, recomendaría las lecturas que estoy haciendo ahora. Yo soy una lectora que salta, que lee muchas cosas al tiempo y a veces no termina nada, otras veces sí termina, como que no me obligo mucho. El libro que recomendaría ahora sería “Elogio del caminar” de David Le Breton, que es una invitación a caminar, iniciarse en la obra de él, que me parece que es muy potente en términos de la vida misma.
¿Qué sería imperdonable hacer con un libro?
No, yo siento que no hay nada imperdonable, el libro es muy generoso y su lectura es una invitación a entrar, a conectarse consigo mismo; y lo que uno quiera hacer con el libro creo que es lícito: quemarlo, mojarlo, rayarlo, leerlo, no continuarlo, dejarlo en el pasado, guardarlo, regalarlo... creo que todo es posible si te permite a vos, digamos, como reconciliarte con la lectura, con lo que está sucediendo ahí, puedes hacer lo que quieras con él sin sentir culpas.
¿Por qué la ocupación de librero es la mejor del mundo?
Yo sí siento que es una labor muy privilegiada, no sé si sea la mejor del mundo porque no he hecho todas las labores del mundo, pero siento que es linda porque es conectarse temporalmente con voces del más allá y del más acá. Es una comunidad muy grande, ser amigo de alguien que no necesariamente tiene que estar vivo para que tengan una amistad bella y generosa. Porque puedes tener amigos que no están vivos.
En cuanto a ser librera, hace poco hablaba con Pipe, mi compañero, y con una chica sobre ser librera con a, porque siento que la palabra librera aún no tiene significado. Siento que es muy fácil, por decir, ponerle una a: como la palabra cociner-o, cociner-a. Damos por sentado que una librera es un librero mujer. Y como algo así se ha construido, pues el librero tiene ya ciertas labores establecidas, pero entrar a esos lugares como librera, es algo que todavía se está creando. De hecho acá, en la ciudad, siento que apenas están empezando a germinar, a nacer, librerías, digamos, con mujeres como libreras.
Como lector, ¿cuál es tu sueño de felicidad?
No idealizar. Ni la felicidad ni nada. Simplemente estar como conciliado y, ahí conecto con la primera parte, estar conectado con el mundo. Siento que ese es mi sueño lector.
¿Cuál personaje de un libro le gustaría ser?
Me gustaría ser Bartleby, del libro de Herman Melville, Bartleby, el escribiente, porque es una persona que no hace nada. Bueno, no es que no haga nada, es que prefiere no hacer nada. Eso es algo que cambia mucho.
¿Cómo fue el primer encuentro con un libro que te atrapó para siempre como lectora?
El encuentro siempre ha sido muy íntimo, el encuentro con los libros es siempre muy de la intimidad porque siempre leo sobre temas muy diferentes, pero si algo reúne el encuentro con el libro es que es uno despojado, sin intenciones de usufructuarle, simplemente establecer un vínculo y un encuentro placentero. Cada vez que leo un libro es como un primer encuentro, siempre igual: no romántico, simplemente placentero.
¿Tu descubrimiento literario más reciente?
El descubrimiento literario más reciente… recordando la bibliotequita que tengo en la casa… En este momento estoy leyendo, un libro que edita Capitán Swing, llamado “La seta del fin del mundo. Sobre la posibilidad de vida en las ruinas capitalistas” de Anna Tsing.
¿Cuál es el descubrimiento literario que no te deja de sorprender?
No es literario porque pertenezca a la literatura sino porque es un libro. Desde que empecé un vínculo con los libros, El álgebra de Baldor siempre me ha acompañado. Es un libro que amo mucho, siento que hay un misterio particular en ese libro, un misterio placentero que me dice mucho y que a la vez no me dice como nada porque no está en un lenguaje transparente, porque el lenguaje humano muchas veces es muy transparente, referencial y claro, mientras que el lenguaje de este libro exige un poco más. Exige un acto misterioso con el vínculo, con lo que comunica.
¿Qué libro le regalarías a alguien que va a recibir su primer libro?
Bueno, yo creo que tendría que conocer un poco de la persona, ¿cierto? Porque esta labor de recomendar libros es algo también un poco delicado, porque, por ejemplo, no sé, un pelado o un adulto es diferente, porque uno tiende a imaginarse como un primer lector a alguien que está muy niño, pero también puede ser un adulto mayor; puede ser, por ejemplo, mi padre, que nunca leído y que va a cumplir sus 55 años. Entonces, ¿qué el libro podría yo recomendarle? Le he recomendado algunos y ninguno se lo ha leído. Yo creo que, a veces, no hay que recomendar nada.
¿Con qué autor o autora te gustaría sentarse a tomar un café? ¿Qué sería lo primero que le preguntarías?
Esta autora en particular está viva, Hélène Cixous. Aunque ya sé la respuesta, porque he leído de uno de sus libros, quisiera volver a preguntarle, volver a escuchar cuál es la relación que tiene ella con la escritura y su vida, vida-escritura, cuál es esa relación que hay. Pero quisiera preguntarle a muchos autores de muchas cosas, pero en particular ella, porque ando leyéndola.
¿Cuál es la biblioteca, o librería, que te dejó descrestada y a la que siempre le gustaría volver?
A ver, yo creo que todas. No tengo como una biblioteca favorita, todas me parecen fascinantes porque todas conectan con personas muy diferentes, desde la que está muy grande y tiene una infinidad de libros; pasando por la que es de una señora que lee y que regala sus libros y cuya biblioteca tiene todo menos lo que ella lee, porque lo que lee lo regala; hasta el librero amigo que su biblioteca es su librería; hasta uno, que mi biblioteca está en la cocina y tiene como cinco libros y esos libros están en constante cambio, porque si quiero lo vendo y desocupa para que llegue otro. Todas me parecen maravillosas, todas están bien.
