Las librerías guardan un sinnúmero de historias: las de los libros que ofrecen a los lectores y lectoras, las de las personas que están detrás del proyecto, las del espacio en el que deciden alojarse y las de ellas mismas. Un sueño, un concepto, una idea, un manifiesto, pueden esconderse en el nombre de una librería, pueden afianzarse con sus colecciones y pueden replantearse con los vaivenes que la configuran desde su nacimiento.
Cuando Melissa Martínez, una física de profesión, abrió las puertas de su librería en 2015, pensó en muchos nombres, pero al final se decantó por aquel que le hablaba de la materialidad de los libros, movida por preguntas que rondaban en su cabeza desde hace tiempo: “¿Qué son realmente los libros? ¿Qué contienen?”. Su respuesta fue Libros Antimateria.
Aunque ha ejercido la Física en diversos trabajos, la literatura la ha acompañado siempre. “Desde que aprendí a leer, empecé a conocer libros que me interesaban. No era una lectora desaforada, nunca me lo inculcaron en la casa, pero me gustaba jugar con los libros”. En los años posteriores visitaba bibliotecas, asistía a eventos, recorría ferias que le permitieran estar siempre cerca de su compañera inseparable: la literatura. “En la Universidad tomaba muchas materias de literatura y como sin saber muy bien qué hacer con la vida siempre tuve ese sueño de trabajar en una librería”.

La idea de esta casa para los libros surgió cuando Melissa vivía en Canadá. Venía a Colombia cada vez que podía y entre los elementos esenciales que solía comprar se encontraban los libros. “Me empecé a imaginar una librería que no conocía en ese tiempo en Medellín”. Ese espacio soñado consistía en una selección bien depurada de libros, con literaturas nuevas, editoriales independientes, que vendiera fanzines, cómics, donde la gente pudiera parchar, conversar y presentar sus obras.
En todo esto, poco a poco, se ha ido convirtiendo Libros Antimateria. Inició con el servicio de venta de libros por internet y en 2017, cuando Melissa conoció a Joni, su socio, la librería inauguró su primera sede física. En Laureles, se conformó este parche de amigos: “No teníamos muchos libros, no estábamos pendientes de las novedades sino de los libros que nos gustaban”. Entre los dos, sin ser administradores de empresas o buenos negociantes, se distribuyeron las tareas y dispusieron toda la logística para empezar a materializar un sueño.
Sin embargo, la aparición de la pandemia trajo consigo el cierre de su sede física y la necesidad de volver al inicio, a la virtualidad. A principios de este año se mudaron para el barrio Florida Nueva, cerca a la estación Estadio, a una casa más grande, y esto ha avivado los ánimos para retomar todo lo perdido: clubes de lectura, proyección de películas y talleres de literatura. “La casa actual de la librería da algo de esperanza. Uno quisiera que pudiera durar muchos años. Es difícil pensarlo en el tiempo en el que estamos. Es un proyecto que está empezando otra vez sin saber muy bien cuál es el camino”.

Hoy, Libros Antimateria sigue siendo una librería amplia, depurada, que envía libros por correo, que atiende por WhatsApp o por teléfono, con un servicio amigable y centrado en los clientes y que ofrece no solo buena literatura sino un espacio muy agradable para tomarse una cerveza o disfrutar un café en un patio al aire libre.
Test de Proust para libreros y libreras
¿De las virtudes de los libros cuál es tu favorita?
Me gusta pensar que los libros son como unos ojos que te miran de lejos y que cuando los abres te permiten ver a través de otras miradas, es una cosa mágica.
¿Qué cualidades deseas aprender de los libros?
Me gustaría aprender de ellos a comunicar mejor.
¿Cuáles libros recomiendas siempre a tus amigos?
En los últimos años he recomendado mucho Elástico de sombra de Juan Cárdenas, Los desposeídos de Úrsula K. Le Guin, que es una novela de ciencia ficción en el espacio, en la que se compara un planeta capitalista con uno anarquista, y plantea preguntas que son pertinentes para este momento de estallido social que estamos viviendo en el país; Solaris de Stanisław Lem es de las cosas más bellas que he leído y me gusta mucho compartirlo, y Tengo miedo, torero, de Pedro Lemebel, una historia de amor en tiempo de la dictadura de Pinochet.
¿Qué sería imperdonable hacer con un libro?
Depende del libro. Hay libros que son sagrados, que hay que tratarlos bien, pero hay otros que podrían ser usados para cuñar puertas o para arrancarles las hojas y usarlas para limpiar vidrios o hacer collage.
¿Por qué la ocupación de librera es la mejor del mundo?
No sé cuál sea la mejor ocupación del mundo, pero ser librera es muy bueno porque te permite conocer las pasiones, sensibilidades, aberraciones de la gente; te permite también alimentarlas, es una conexión muy especial con la gente que te compra un libro.
¿Como lectora cuál es su sueño de felicidad?
Hay ciertos usos del lenguaje que me hacen feliz y que me devuelven la fe en la humanidad.
¿Cuál sería su mayor infortunio?
Hay muchos libros que yo pienso que no merecen ser leídos, depende de cada quien, lo digo desde el deseo de goce que encuentro en la lectura, dejo muchos libros sin terminar, es triste cuando me decepciona un libro al que le tenía mucha fe, pero lo puedo superar rápido porque hay muchos libros increíbles esperando ser leídos.
¿Cuál personaje de un libro le gustaría ser?
Si fuera más joven y valiente me gustaría ser Lauren Olamina de La parábola del sembrador de Octavia E. Butler.
¿Cómo fue el primer encuentro con un libro que la atrapó para siempre como lectora?
Siempre desde que recuerdo tuve libros por ahí, pero el primero que realmente me marcó fue El túnel de Ernesto Sábato; me mostró un lado más oscuro de la literatura que yo nunca había visto y desde eso siempre me ha gustado leer cosas que nunca he visto.
¿Su descubrimiento literario más reciente?
Estoy súper contenta porque por fin puedo leer a Pedro Lemebel, era como una leyenda porque uno nunca podía encontrar libros de él. Ya sabía de su existencia, pero es un gran descubrimiento y un placer poderlo leer.
El descubrimiento que no la deja de sorprender
La conjura de los necios nunca deja de sorprender, o Nox de Anne Carson.
¿Qué libro le regalaría a alguien que va a recibir su primer libro?
Depende de la persona, primero tendría que hacerle una entrevista. Tiene que depender de quién es la persona.
¿Con qué autor o autora le gustaría sentarse a tomar un café y qué sería lo primero que le preguntaría?
Si pudiera revivir a Beckett, a John Kennedy Toole o a Mary Shelley sería con uno de ellos, pero por ahora puedo soñar con hacerlo con Mariana Enríquez o con Mónica Ojeda y les preguntaría si toman tinto o cerveza para luego conversar más largo, habría muchísimas preguntas.
¿Cuál es la biblioteca o librería que la dejó descrestada y a la que siempre le gustaría volver?
A mí me sorprendió La Central en Madrid porque era muy grande y cada libro era muy seleccionado, se notaba un gran trabajo de selección. También, tengo una librería que conozco en Toronto y que se la deseo a todos mis amigos que hacen cómics y leen que es The Beguiling y la última, que aunque no la conozca me gustaría visitarla porque de lejos le tengo un gran aprecio, es City Lights en San Francisco.