En Jericó, la “Atenas del suroeste antioqueño”, a tres horas de Medellín, se encuentra la librería La Danta & La Nutria, una casa colonial donde crecen libros y plantas de las paredes, el hogar de Javier Mejía, director y guionista de cine, pero que hoy desde su reciente rol de librero, responde el Test de Proust.
Jericó hace parte de la red de los pueblos patrimonio de Colombia. Ha sido cuna de campesinos y artistas, de arrieros y cuenteros, lleno de colores y de vida. Es conocido como la “Atenas del suroeste” pues es la tierra de los escritores Manuel Mejía Vallejo, Héctor Abad Gómez y de la poeta Dolly Mejía. También es sede, desde hace cinco años, del Hay Festival, un festival presentado en diferentes ciudades del mundo para celebrar la literatura y la cultura. Está elevado de espaldas al Río Cauca, y sus casas de exuberantes puertas de colores resaltan a la vista. Es una cápsula del tiempo de la colonización antioqueña, donde el olor a cardamomo y a tinto, prima en sus calles empedradas.

Un oficio dentro del séptimo arte
A dos o tres cuadras del parque principal, al desfaldar una loma rodeada de casas de colores, a mitad de la cuadra, con una fachada naranja pastel y grandes puertas azules se encuentra La danta & la nutria. Javier, antes de abrir la librería, nunca había vendido libros, solo el que le ha publicado el Fondo Editorial EAFIT, llamado Ópera prima (2016), un libro en el que recopila quince entrevistas con directores de cine colombiano, quienes nos cuentan de su vida a través de su experiencia en el arte de la pantalla grande.

Javier es un hombre alto, sencillo y agradable, que, con un estilo veranero, camisa de tela, gorro de palma y gafas de sol, nos hizo un recorrido por los diferentes lugares de la librería. Es graduado en Comunicación Social y Periodismo de la UPB y se ha desempeñado como director y guionista de cine, ganando gran prestigio al participar en producciones como El cartel de los sapos, la guerra total (2010), Las muñecas de la mafia (2010) y Muchachos a lo bien (1997); y su primera película, Apocalipsur (2007), fue reconocida como mejor largometraje en los Premios Nacionales de Cine de Colombia (2008). Como escritor fue nominado por sus crónicas al premio Simón Bolívar y fue ganador del Premio Nacional de Periodismo CPB.
Libros que atraen como luces
Con poco más de un mes de haberse fundado, la librería representa por dentro lo que es el pueblo por fuera, llena de colores vivos en sus paredes y estantes, y el olor del café contrasta con el de las calles. En la entrada los libros como lámparas alumbran el recorrido. Como si se siguiera el rastro de una danta, que a su paso va dejando nueva vida, en la librería crecen plantas y libros de sus muros. Tienen historias de distintas especies, ofrecen libros de editoriales locales, varias ediciones especiales, otras más clásicas y libros leídos; Javier nos cuenta que son casi todos de su biblioteca, solo dejó para él algunos de cine.
Sentía que era hora de que esos libros que tenía acumulados los leyeran otras personas, no quería ser dueño de los libros, quería compartirlos. También tiene dos salas de homenaje, una para la artista gráfica Beatriz González y otra para el artista Juan Camilo Uribe, un buen amigo suyo; ambas adornadas con obras de los dos. Es hasta el momento la única librería del municipio, y en el Hay Jericó 2023 esperan tener de invitada a la escritora Laura Restrepo.

Si bien, su experiencia como librero ha sido corta, sí ha estado cerca de las librerías y del mundo editorial; tiene varios amigos que trabajan como libreros y editores, entonces se ha asesorado con ellos para fundar la librería junto a su esposa Paula Ortiz, ilustradora de literatura infantil. Ambos emprendieron esta travesía de palabras impresas y compartidas que los terminó llevando al pueblo en su deseo de huir de la pandemia. Querían irse, buscar otro espacio menos citadino, pero fue por pura casualidad o suerte que se establecieron en Jericó. Ninguno de los dos es de allá, solo la familia materna de Javier, pero hace cincuenta años que se habían ido del municipio.
Javier, como librero, tiene una frase insignia que lo ha inspirado y lo ha ayudado a entender mejor esta labor: “El oficio del librero es la manera más digna de ser pobre”. Su intención no está ligada a la aspiración de generar riquezas, sino al gusto y el amor que tiene por los libros y las historias, y al deseo que otros se enamoren también de ellos. Pero nos cuenta que manejar una librería es muy diferente a lo que esperaba en términos de la relación que se establece con las editoriales:
Javier ve en los libros una compañía, aliados para escapar de la soledad. Son conversaciones que han formulado los autores para presentar algo, una enseñanza, una metáfora, alguna historia que debe ser compartida.
Test de Proust para libreros y libreras
¿De las virtudes de los libros cuál es tu favorita?
Es una frase que de pronto puede sonar a cliché porque se ha dicho mucho, pero “Quien tiene un libro en la mano jamás vuelve a estar solo”. Cuando uno tiene un libro nunca está solo, así sea un libro malo.
¿Qué cualidades deseas aprender de los libros?
Yo no me enfrento a un libro buscando una cualidad en especial, pero un libro siempre, te guste o no, te va a decir algo, el autor se ha tomado el esfuerzo para presentarte alguna enseñanza, alguna metáfora, alguna idea, algún poema, algún verso. Siempre los libros te van a alimentar de alguna manera, para bien, para mal, para no volver a seguir ese autor o para buscar a otro. Los libros son la gran compañía.
¿Cuáles libros recomiendas siempre a tus amigos?
Esa pregunta es muy difícil porque son tantos y uno siempre deja gente por fuera. Pero yo creo que siempre hay que recomendar Don Quijote de la Mancha, el Quijote sigue siendo un chapeau. Creo que también hay que leer a García Márquez, Cien años de soledad es una obra que perdurará en el tiempo. Y un libro que me gusta mucho, siempre lo recomiendo a los amigos, es La conjura de los necios de John Kennedy Toole. Es un libro que, si no se ríen, busquen terapia, es demasiado divertido, a mí me fascina y desde que lo encontré trato de que más gente lo conozca.
¿Qué sería imperdonable hacer con un libro?
Algo imperdonable con un libro es no leerlo, así todos los amantes de los libros tengamos acumulados en la mesa de noche libros pendientes y a veces pospongamos sus lecturas, pero lo peor que se puede hacer con ellos es que nunca le demos la oportunidad de que nos presenten sus historias.
¿Por qué la ocupación de librero es la mejor del mundo?
Hay una frase que me dijo un amigo que dice “El oficio del librero es la manera más digna de ser pobre”, y me gustó porque uno no se mete en esto para amasar fortunas, sino uno estaría haciendo gaseosas o importando drogas, es porque ama los libros y quiere que otros se enamoren también. Entonces yo creo que tener una librería es la manera más bella de empobrecerse digna y felizmente.
¿Como lector cuál es su sueño de felicidad?
Encontrar un libro con el que uno se pueda conectar con el autor. Escribir es un proceso tan complicado, tan difícil, que a veces funciona y a veces no, y cuando uno encuentra conexión con un autor es una cosa muy mágica, como ocurre también con un artista, un músico o un poeta. Cuando uno ve una obra de arte, siente envidia y dice “A mí me hubiera gustado escribir ese libro o grabar esa película”, eso me gusta, es una energía muy bonita.
¿Cuál personaje de un libro le gustaría ser?
Son distintos, porque un personaje favorito sería Ignatius Reilly de La conjura de los necios, pero no quisiera ser él ya que es un tipo demasiado nauseabundo, su personalidad es horrible, pero es un personaje encantador que logra enamorarte a pesar de ser tan repugnante, entonces ese personaje me parece fascinante, pero hay muchos otros que me gustan.
¿Qué libro le regalaría a alguien que va a recibir su primer libro?
Depende de la edad, ahí es complicado. Yo recomendaría enseñar desde pequeños el hábito de la lectura, porque si uno llega rápido jamás lo va a soltar, después cuando se es mayor es difícil coger esa rutina. Entonces buscaría libros infantiles, se están produciendo cosas muy bellas en Colombia y les recomendaría un libro que hubiera ilustrado mi esposa, Paula Ortiz, que tiene un talento increíble para traducir los textos a imágenes, porque con los libros infantiles la ilustración da otra información aparte del texto.
¿Cuál es la biblioteca o librería que lo dejó descrestado y a la que siempre le gustaría volver?
Hay una biblioteca que me marcó que fue la biblioteca del Colegio San Ignacio, donde estudié en mi infancia, y donde me echaron por ser un líder negativo, pero ahí conocí los libros, me nutrí, me enloquecí a leer. En Portugal hay una librería que me fascina y en Madrid hay unas librerías increíbles que me marcaron. Pero todas las librerías tienen un encanto y cada una tiene algo que buscas, entonces elegir una sería injusto. Pero creo que la mejor es La danta & la nutria, es la que más me gusta ahora.




