Diego Cepeda y el oficio de editar literatura extraña

Diego Cepeda editor
Diego Cepeda y el oficio de editar literatura extraña

Ediciones Vestigio, la editorial independiente que Diego Cepeda y su equipo sostienen con disciplina desde 2018, tiene una característica que la hace muy especial: sus colecciones están compuestas por una literatura periférica y transgresora que revela ese otro mundo oculto de la narración.

Era sábado y Diego preparaba el espacio de su editorial para recibir a los lectores y las lectoras que visitaban la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín. En su sonrisa, más que el orgullo por hablar de un proyecto que ha sacado adelante con mucho esfuerzo, se escapaba el amor profundo de alguien que ama y cree en los libros. Saludaba a quienes sus miradas curiosas los acercaban a portadas, títulos y nombres que no habían escuchado, orientaba a quienes daban los primeros pasos en el mundo de la literatura y comentaba, en el tono de quien le cuenta un chisme a un amigo, que “la literatura que se podría llamar marginal, extraña, es heredera de todo lo que hace Lovecraft, una literatura que la gente no sabía si era fantasía, que tenía ciencia ficción, terror, que era todo y nada a la vez, y que llamaron rara”.

Diego estudió literatura y en sus cursos la mayoría de las obras que leyó fueron fotocopiadas, otras casi no se encontraban y, especialmente en ciencia ficción, los libros tenían ya más de veinte años de publicados. Así que decidió sumar sus conocimientos en diseño editorial y tipografía y lanzarse a una aventura sin retorno: fundó su propia editorial especializada en ciencia ficción, literatura extraña y poesía portuguesa. La idea desde entonces ha sido buscar lo que se está haciendo actualmente en el país, en Latinoamérica y en todo el continente.

En su manifiesto, Ediciones Vestigio se ubica en la periferia de un centro, en el perímetro de un núcleo que ha excluido las obras que no se ajustan a sus reglas: “Alrededor de los ejes en torno a los cuales giran las narrativas del país, quedan remanentes que han sido desechados por considerarse residuos, sobras de aquello que se supone realmente importante". Estos residuos crean espacios narrativos, multiversos de literatura extraña, bizarra, experimental que esta editorial se propone recuperar y mostrar.

Test de Proust para quienes habitan el mundo de los libros

¿De las virtudes de los libros cuál es tu favorita?

De las virtuales de los libros mi favorita es esa idea de que cada lector está buscando un libro específico, aunque no lo sepa, entonces cada libro por bueno o malo que sea está esperando y encuentra eventualmente su lector, así sea incluso en libreros de segunda o nuevo.

¿Qué cualidades deseas aprender de los libros?

Yo creo que vinculado un poco a eso, deseo aprender la paciencia que tiene el libro. El libro no son letras urgentes, puede que haya cosas que surgen inmediatamente, no sé un libro respecto a las situaciones sociales actuales, pero incluso ese tipo de libros se pueden estudiar a futuro y se pueden ver como documentos sociales históricos que tú puedes leer y aprender de eso.

Incluso la ciencia ficción, que es en lo que nosotros nos especializamos. Puedes leer ciencia ficción de hace 40 años y reírte y decir "parce esto no tiene nada que ver con lo que ocurrió realmente"; entonces es esa idea de que el libro te está esperando y funciona así sea como documento histórico, cada libro es un documento político e histórico de su época.

¿Cuáles libros recomiendas siempre a tus amigos?

Voy a hablar de dos libros. El primero es uno que me mostró un poco que la ciencia ficción no tiene que ser algo estrictamente como súper teórico de gente botándose un montón de ciencia que se llama La transmigración de Timothy Archer de Philip K. Dick. Es un libro que si bien es de ciencia ficción y tiene estos elementos básicos especulativos, también está jugando con un elemento completamente místico. Timothy Archer es un padre que termina buscando lo que él dice que es la tumba original de Cristo y la historia al final tiene que ver con elementos hindúes y del misticismo búdico.

El otro libro me mostró que no solo existe ciencia ficción afuera, uno siempre dice “no parce eso es de otro país, de otro lado”, y uno de los primeros libros que yo leí de ciencia ficción latinoamericana fue Verde de Ramiro Sanchiz. Él es un teso impresionante y esta novela trata sobre un chico que encuentra algo en un bosque abandonado y nunca te dice realmente qué es, no es capaz de expresarlo con palabras, pero a medida que va caminando termina esparciendo esta enfermedad como del lenguaje de lo desconocido.

¿Qué sería imperdonable hacer con un libro?

Yo rayo mucho los libros, toda la vida, de hecho, cuando voy a librerías de segunda me encanta encontrar eso. Yo me especialicé en mi pregrado en un autor que se llama R.H. Moreno Durán y una vez me compré un libro de segunda de él y había una parte en la que solo decía "sus nalgas de acero" y era la única parte subrayada de todo el libro y eso fue fantástico, entonces a mí realmente no me molesta eso, pero así imperdonable que uno diga como juepucha no, y cada vez que pasa a mí me duele como el alma, es doblar un libro.

¿Por qué la ocupación de editor es la mejor del mundo?

No sé si es la mejor del mundo (risas). Todo trabajo en el sector de cultura es pesado, a mí me encantó el trabajo de edición, yo empecé haciendo trabajo de archivo, trabajé con un autor que estaba totalmente descatalogado, ahorita van a sacar un libro de él de recuperación, que es R.H. Moreno Durán, pero yo estaba súper obsesionado con esta idea de que tú determinas lo que alguien va a leer, o sea el editor tiene el poder de escoger algo que alguien escribió en algún momento y darle su aval. Realmente si tú sigues una editorial, bien que mal, tú estás siguiendo el aval del editor, en editoriales grandes se pierde un poco esta figura, pero termina siendo una figura central porque él dice "esto es tan bueno que yo necesito que otras personas lo lean, que necesito recuperarlo".

Esa idea de poder alcanzar y mostrar lo que la gente ha hecho a otras personas me trata demasiado, pues cambia el chip ya cuando un autor dice "fui publicado y alguien me leyó" y deja de ser algo escondido, underground, la gente ahora lo puede escuchar, leer. Siempre me ha parecido impresionante del libro como ese trabajo de escoger textos y llevarlos hacia el público, así sea algo de nicho o más popular. Esa es la labor más bonita del editor: pulir un texto y mostrárselo a la gente como una recomendación; tanto el editor como el librero son recomendadores de libros.

¿Como lector cuál es su sueño de felicidad?

Mi sueño como lector sería tener una librería, una biblioteca muy grande de textos descatalogados de ciencia ficción latinoamericana de género, de literatura experimental. Este tipo de literatura sale en ediciones muy limitadas, con tirajes muy cortos, así que encontrarla por fuera del país es complicadísimo, excepto que logres establecer contacto con algún editor que te la mande, mejor dicho, todo un camello.

¿Cuál sería su mayor infortunio?

Me daría un poco de pánico perder el sentido de la vista. Borges siguió haciendo cosas siendo ciego, fue director de una Biblioteca Nacional y todo, pero eso implica que te tienes que adaptar a otras cosas, no vas a poder ver el trabajo de ilustración del libro, digamos que es otro cuento.

¿Cuál personaje de un libro le gustaría ser?

Más que un personaje me gustaría tener la capacidad de poder estar en el mundo de Parásitos perfectos de Luis Carlos Barragán. Ahí hay toda una serie de transformaciones que nos permiten pensar la humanidad y el quehacer tecnológico y biológico desde otros puntos de vista y yo creo que sería increíble poder vivir allá principalmente porque nosotros estamos en un mundo que está jugando con unas reglas muy definidas y hacerlo tan maleable como lo hace Luis Carlos es súper increíble.

¿Cómo fue el primer encuentro con un libro que lo atrapó para siempre como lector?

Fue la lectura de Las 13 vidas y media del capitán osoazul, un libro infantil/juvenil de un gran escritor que se llama Walter Moers. Es una novela muy larga en la que se mezcla una cuestión enciclopédica con viajes, novela urbana fantástica, humor, es súper interesante.

¿Su descubrimiento literario más reciente?

Que no sea de la editorial para no repetirme tanto (risas). El descubrimiento sería Max Booth III, un autor estadounidense que escribe terror y cosas raras, y su editorial Perpetual Motion Machine Publishing que tiene unas cosas increíbles.

El descubrimiento literario que no lo deja de sorprender

Parce la ciencia ficción de este país. Yo juraba que no existía, más allá de un par de autores, y el trabajo que hemos hecho en Vestigio de estar buscando, de estar preguntando constantemente por nuevos autores nos ha llevado a encontrar obras fascinantes. Hay una ola de voces que están protagonizando como un renacer: Luis Carlos Barragán, Hank T. Cohen, Cristián Romero, Karen Andrea Reyes, Diego Agudelo, logran escribir textos de gran calidad que se distinguen del resto profudamente, que se siente Latinoamérica y eso me parece súper valioso.

¿Qué libro le regalaría a alguien que va a recibir su primer libro?

Pensándolo así, y pues con la condición de que sea alguien que ya sepa leer hasta cierto punto, regalaría la literatura que están escribiendo las mujeres tipo la última novela de Fernanda Trías que se llama Mugre rosa, el Zen'nō de Karen Andrea Reyes, lo que está escribiendo Mónica Ojeda, Mariana Enríquez, Samanta Schweblin. Son autoras que más allá de esa marca de que son mujeres, son grandes escritoras y sí se les notan en su escritura un punto de vista completamente distinto a lo que escribiría un hombre, lo que nos permite descolonizar el lenguaje y leer el mundo de otras maneras.

¿Con qué autor o autora le gustaría sentarse a tomar un café y qué sería lo primero que le preguntaría?

Con Philip K. Dick porque el tipo estaba frito, o sea él de verdad pensaba que era objeto de conspiraciones internacionales. Hay gente que decía que el tipo los llamaba a las tres de la mañana, y decía como “marica, me están siguiendo las llamadas”. Me encantaría poder hablar con el man porque era brillante y escuchar todas estas teorías conspirativas que tenía en la cabeza sería una rumba espectacular. 

Y vivo, hay un autor que a mí me gusta mucho de EE.UU., que yo quiero poder publicar en algún momento, que se llama Cody Goodfellow. Es una biblia de la literatura rara, de películas, para sentarse a hablar con él uno necesita sacar una libreta para anotar todo lo que dice, que es brillante, son muy buenas recomendaciones.

¿Cuál es la biblioteca o librería que lo dejó descrestado y a la que siempre le gustaría volver?

Strand (o Powell's en Portland). Yo fui una vez y es la librería más grande que he visto y tiene algo brutal que no tienen muchas librerías en Estados Unidos y es que tiene sección de independientes. Los independientes allá aprendieron que no necesitaban sacar tiraje, sino que la gente te pide en Amazon y tú le imprimes el libro y se lo mandas.

En esa librería hay algo que aquí casi no ocurre y es que hay un papelito que dice El librero recomienda y te ponen un párrafo diciendo por qué ese libro es increíble, entonces tu entras y no te quedas como perdido ante lo gigante que es esa vaina; además tú tienes esa sensación de curaduría y todo está muy bien organizado.

Los libreros saben mucho, si tú les dices “quiero este libro” y no lo encuentran, te dicen como “este no lo pude encontrar pero usted puede encontrarlo así o se lo podemos conseguir o hay estos autores que lo utilizan como influencia o que escriben de manera similar” y acá encontrar un buen librero es muy difícil.