Daniel Bravo es un escritor, editor y profesor universitario nacido en Medellín. Estudió Comunicación Social en la Universidad EAFIT y tiene un Máster en Creación Literaria de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Ha escrito textos literarios para diversas revistas y editó el libro Escribir es cosa de mujeres (2021). En conversación con él, hablamos de su viaje literario y el proceso de escribir su primera novela, [niño rata], publicada este año.
Cuando padeció los estragos de una ruptura adolescente y su primer instinto fue desfogarse en los renglones, Daniel Bravo se empezó a proyectar como escritor. Si bien destinaba gran parte de sus tardes a la lectura, y en su cabeza tenía la idea clara de que quería dedicarse a escribir, su camino en el mundo literario nunca fue tan definido: “Yo me he sentido siempre como un lector desordenado, nunca he leído todo el canon o todos los libros de un autor, todo ha sido muy salpicado”. Su entrada al campo profesional tampoco fue directamente a través de la carrera de literatura. Daniel estudió Comunicación Social en Eafit, fue editor en el periódico Nexos de esa universidad y ha sido periodista y guionista: “Yo decía, si estudio literatura pura eso profesionalmente no va tener muchas salidas para mí. O soy profesor o soy escritor”. Estudiando periodismo encontró una puerta que lo guio hacia la literatura: “Cuando en la carrera descubrí que había una posibilidad profesional de escribir, de que me pagaran por eso y que lo disfrutaba, me encarreté”.
Durante su trayecto en la universidad, Daniel nunca dejó de cultivar la escritura de otro tipo de contenidos, escribía poesía, ficción y asistía a talleres literarios. Después de graduarse y trabajar un buen tiempo como periodista, hubo un momento en el que sintió que su oficio lo limitaba creativamente y entonces decidió, después de tanta exploración, que era hora de aprender a escribir un libro de verdad: “Cogí los ahorros que tenía, vendí la moto que tenía y me fui a Barcelona”. Allí estudió una maestría en Creación Literaria y encontró un camino y una posibilidad de entender cómo se articulaba un proyecto literario, para empezar a configurar el propio. Fue en este periodo que surgieron los primeros bocetos de [niño rata], su primera novela, que fue publicada este 2022 bajo el sello de Editorial Zaíno, después de tres años de trabajar en ella.
¿Por qué escribir sobre un niño rata?
Para Daniel era importante abordar desde su oficio como escritor la pregunta por la virtualidad (la Internet, los dispositivos, las pantallas) y la manera en la que ésta afecta nuestra vida diaria. Y dentro de todas las posibilidades de la virtualidad escogió un universo que conocía bien, el de los videojuegos.
Daniel considera que este tema no ha sido muy explorado en la literatura y que la manera en que ciertos formatos han abordado filosófica y estéticamente estos personajes, y el mundo del videojuego en sí mismo, ha sido desde una perspectiva más adolescente: “Los temas novedosos hasta que no se demuestre que pueden ser tratados con seriedad no se les considera literatura”. Su intención era demostrar que también se puede hacer “literatura seria”, de alta cultura, con una temática como los videojuegos.
Por esta razón, Daniel asumió con paciencia la búsqueda de una editorial que acogiera su proyecto, pues considerando su novedad y el rechazo que suele existir por parte de la tradición literaria conservadora hacia este tipo de propuestas, sabía que iba a ser difícil que alguien decidiera asumir el riesgo de publicarlo seriamente: “Por suerte di con Zaíno, que es una editorial independiente, bogotana, nueva, y que tiene muy claro que su línea editorial es publicar cualquier cosa que les parezca interesante y buena. Y sus criterios tienen que ver con voces que jueguen, voces que avergüencen, voces que planteen algo distinto”. De esta manera, Daniel encontró en Zaíno un match perfecto, pues identificaron su intención como escritor y, a través del trabajo colaborativo y el interés del equipo en pulir su obra con rigor, sacaron a relucir lo mejor de [niño rata].

Uno de sus mayores objetivos con la novela también era construir una historia que, además de ser sólida y novedosa, pudiese ser disfrutada y entendida por lectores diversos, y no que estuviese dirigida únicamente a un posible público específico, como los gamers, personas habituadas a jugar videojuegos con destreza, que por lo tanto son conocedores del lenguaje y los contextos particulares en este ámbito. En un fragmento de conversación, Daniel explica sus pretensiones al respecto:
En función de este cometido, la configuración espacial de la novela también fue pensada detalladamente en cuanto a las descripciones. A partir de la experiencia misma de Daniel como consumidor de videojuegos, y de sus observaciones e investigaciones sobre plataformas, dinámicas de juegos online y jugadores, buscó que los lectores se sintieran sumergidos en un universo verosímil en el que las vidas fuera y dentro de la pantalla coexisten. Así, Daniel decidió vetar de su relato las palabras Afuera, Adentro, Virtual y Real:
No todos los caminos conducen a Roma
Aunque la propuesta literaria y creativa de Daniel se nota bastante articulada, él cuenta que el proceso de escritura no siempre fue tan claro, tuvo instantes en los que sentía que no sabía cómo avanzar, pero tampoco quería retroceder. En un principio, cuando había escrito un borrador de toda la novela, hubo un momento en el que después de leerla no le gustó lo que había escrito. Era exactamente la misma historia, pero estaba toda narrada en tercera persona y los personajes se sentían lejanos. Entonces decidió impulsarlos para que adquirieran vida propia e hizo que cada uno expresara su voz particular a través de distintos tipos de narradores.
Así, en la versión final de la novela la historia de un personaje se cuenta desde una primera persona, la de otro recurre a una voz omnisciente, e incluso se atreve a utilizar una arriesgada segunda persona, que funciona bastante bien en la dinámica de lo narrado. Esta fue una estrategia que también contribuyó en esa búsqueda de la verosimilitud en el relato, y que va de la mano de una de las enseñanzas que obtuvo en la maestría:
Hoy en día Daniel se encuentra escribiendo su segunda novela y considera que su camino como lector, escritor y profesional sigue siendo a través de “distintas avenidas”, pero ya con un poco más de estructura. Aunque siente que le ha costado encontrar su lugar en el mundo literario en cuanto a estilos y temas, para él no haberse encasillado en formas determinadas es ahora una liberación. Lo define como una manera más transmedia y contemporánea de vivir la literatura:
De esta manera, a través de su historia y su propuesta, Daniel invita a entender la literatura como una experiencia de vida integral en la que todo tiene posibilidad de ser narrado, mientras cuente con un propósito.