Voces y encuentros

Imaginar la casa donde todo es posible

Artistas de diferentes áreas narran los componentes y las formas de su casa soñada para crear.

Cabecera imaginar la casa donde todo es posible
  • Introducción
  • Lucas
  • Maria Claudia
  • Mario
  • Miranda
  • Sebastián
  • Morfe Destousse
  • Josefina

En la Fiesta del Libro y la Cultura 2022 Comfama construirá una casa para alimentar la imaginación, pues creemos firmemente que esa capacidad produce una sociedad más feliz. Allí conversaremos sobre arte, ciencia, filosofía y literatura; sobre las cosas cotidianas; sobre la forma cómo se relacionan los seres humanos consigo mismos y cada uno con la sociedad. Este conocimiento es el que nutre la imaginación y nos lleva a pensar cómo podemos ser mejores. Cómo cuidarnos. Cómo trazar caminos hacia el bienestar, hacia la alegría, hacia la convivencia entre pensamientos diferentes. Con el conocimiento que nos lleva a la imaginación podremos esperar tiempos buenos. Quienes lleguen a nuestra ciudadela en el Jardín Botánico se nutrirán de conocimiento, de alegría y de optimismo, todos ellos insumos indispensables para estimular la imaginación. 

Lo primero que sentirás al ingresar a La Casa de la Imaginación será la imposibilidad de trazar una ruta ordenada para recorrerla. Y esto se debe, en parte, a que La Casa siempre está en expansión: sus cimentos son flexibles y sus paredes móviles. La siguiente sensación será musical. Percibirás ritmos cautivadores por todas partes, pero pronto descubrirás que estos no provienen de equipos de sonido ni de instrumentos musicales. Todos los chirridos, caídas de agua, movimientos de muebles y demás sonidos que podrás oír dentro de La Casa componen melodías que a ti te corresponderá saber escuchar. La Casa de la Imaginación estará habitada por ritmos de toda clase.  

Aunque será una unidad, La Casa también será muchas a la vez. Tendrá múltiples espacios, diversos, simultáneos e infinitos. Ella se transformará según las personas que ingresen a su interior. Contará con unos espacios para la intimidad, propicios para la soledad, la concentración y la lectura. Aunque a la vez tendrá espacios propicios para el encuentro con otros, espacios para crear, bailar y conversar. Sin embargo, sus mejores espacios serán aquellos al servicio de la creación: la casa tendrá talleres para fabricar cualquier cosa que se te ocurra.  

Estando allí pronto sentirás deseos de jugar. En La Casa de la Imaginación es posible jugar con todo, incluso con lo que está al alcance de lo virtual. Te darás cuenta de que La Casa es un puerto que se conecta con otras casas; de hecho es una puerta de acceso al metaverso.   

Por otro lado, te sorprenderá la cantidad de espacios de almacenamiento que verás. La Casa de la Imaginación también es despensa, lugar para almacenar todo lo necesario para estimular la mente. Te darás cuenta de que La Casa es una extensión de ti mismo. En algunos pasillos, salones y corredores podrás sentir miedo. Es normal, porque allí lo sobrenatural, lo ilógico, lo raro y lo desconocido siempre encontrarán un lugar. La Casa de la Imaginación estará repleta de lugares que nos producirán terror, pero a la vez fascinación.  

A pesar de que llevamos meses planeando esta casa no terminamos de entenderla del todo. Es probable que nunca lo logremos. Sin embargo, nos dimos a la tarea de preguntarle a personas de todo tipo su punto de vista sobre La Casa de la Imaginación: cuáles son sus lugares preferidos en ella, cuáles de ellos resultan más estimulantes para la imaginación, cuáles son indispensables y cuáles le agregarían y por qué. He aquí el resultado.  

Lucas Vargas: Los espacios del afecto

Escribo en mi estudio, entre mis libros, con mis pequeños amuletos rodeándome. Ahora, la escritura física, el gesto material de encorvarse sobre el cuaderno o el computador, ocurre allí, pero la otra escritura, la mental, va ocurriendo en cualquier parte. Cuando camino con Galilea se me aparecen líneas, cuando estoy en la terraza viendo pasar el vuelo de los coquitos se me ocurren líneas, cuando estamos María y yo sentadas en el sofá viendo Lizzie McGuire se me ocurren líneas. Creo que la imaginación no necesita un espacio que la estimule, que funciona, más bien, al revés: la imaginación es esa potencia capaz de estimular cualquier espacio.

Me gusta el silencio, pero no lo necesito. Me gusta la luz, pero no la necesito. Me gusta el aire, pero no lo necesito. Vitalmente sí necesito de las tres cosas: pero para crear cualquier condición funciona. He armado reseñas en medio de una terminal de transportes, alguna vez escribí un cuento casi completo mientras manejaba (mentalmente, luego hubo que pasarlo a páginas), en ocasiones las personas con quienes converso notan que durante diez minutos tuve sólo media cabeza en la conversación porque la otra estaba proyectando algo. Creo que podemos crear los espacios ideales para crear a punta de voluntad, creo que sin voluntad de crear ningún espacio, por ideal que sea, funciona.

Creo, sin embargo, que los mejores espacios para crear son espacios del afecto. Espacios donde hay algo de extra en el aire capaz de ponernos en contacto con esa parte que se pregunta por mejores maneras para vivir y morir en la Tierra, con esa parte que se preocupa por recuperar refugios (ambos postulados son de Donna Haraway). Quizás eso sí haga falta en el espacio ideal para la creación: que haya en él ocurrido el afecto. El amor, la amistad, la amabilidad: si algo de eso tiene eco en un lugar, ese lugar se hace ideal. Por eso los milagros que a veces ocurren en los Talleres de escritura, por eso la importancia de escribir con otras personas, por eso lo esencial de las ideas que nacen en esa conversación larga del amor.

En mi casa de la imaginación tendría un jardín, cuya unidad mínima de medida es una suculenta en la ventana. Una terraza, cuya unidad mínima de medida es una nube dibujada en el techo con una crayola azul. Una sala, cuya unidad mínima son cuatro cojines sobre los que pueda sentarse la visita. Y un espacio en blanco, en las paredes o en el techo, para poder sumarle ahí las habitaciones que hicieran falta (la sala de los menesteres). De todo lo demás la imaginación se encarga. Imaginar una casa imaginaria y que además la imaginada casa imaginaria sea la casa de la imaginación (imaginar la casa de la imaginación imaginaria) es un laberinto delicioso.

María Claudia Mejía: Nuestro cuerpo, una casa en movimiento

En el mundo del arte, María Claudia Mejía habita en el país de la danza. Esta mujer, comunicadora social y periodista de la Universidad de Antioquia, llevaba una doble vida, hasta que la danza contemporánea se convirtió en el camino privilegiado. Entonces se formó como bailarina, coreógrafa y profesora de danza. Para María Claudia existen varios espacios soñados para crear. Siempre y cuando haya aire, agua, alimento y tiempo, el cuerpo y los espacios de arquitectura son sus casas de la imaginación. “Mi cuerpo, con sus verdades según la época de mi vida. También los cuerpos de quienes bailan bajo mi dirección en Malas Compañías, cada uno es un país distinto. Por último, los cuerpos no danzantes que quieren probar algo a través de la danza. Todos esos cuerpos esconden para mí, y para ellas y ellos mismos, movimientos, expresiones, tesituras, texturas que me saboreo por descubrir”

En cuanto a espacios de arquitectura, espacios no convencionales como las calles, los parques, las estaciones del Metro, los balcones, las iglesias, entre otros, tienen para María Claudia un gran atractivo. Mira por ejemplo su obra Persistencia. Es poderosa su atención en ellos porque se imagina cuerpos danzándolos. Ya en la práctica pura y dura, la danza necesita un espacio especial de entrenamiento y creación: un salón o estudio de más de 8m x 8m, con piso de madera medianamente flexible que tenga cámara de aire, sin barnizar. Techos altos, entrada de luz natural o muy bien iluminado y aireación constante. Buena acústica y a la vez intimidad. “Este sí que es el ideal de cualquier coreógrafo y bailarín para encerrarse a jugar, pensar con el cuerpo, los cuerpos, el sonido y el tiempo. Crear necesita este espacio tan cercano a la hoja en blanco de un escritor. Los cuerpos son las letras, con ellos trazas el movimiento”

Son varias las casas de la imaginación de María Claudia, por ahora, habita, con condiciones muy cercanas a las deseables, el Salón de Danza del Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe, donde funciona el Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia. “Bailarines de Antioquia: este sitio urge usarlo más, cuidarlo más y amarlo más”.    

Mario Vásquez: Música, siempre música

Mario es Licenciado en Química, Doctor en Ciencias Químicas y profesor titular de la Universidad de Antioquia. Además, es investigador y divulgador científico. Como investigador ha escrito múltiples artículos científicos y capítulos de libros. Aunque también es autor de obras literarias como Morir en Medellín y El sentido de la espiral. Su actividad como divulgador científico la realiza especialmente a través de productos radiales y podcasts. Dos ejemplos de ellos son el programa radial El Laboratorio, que se emite desde hace casi 11 años por la Emisora Cultural de la UdeA y su Sistema de Radio Educativa, todos los domingos a las 11:30 a.m.; y Dosis de ciencia, una sección dentro del programa Color Local de la misma emisora cultural donde se habla de aviación, misiones espaciales y algo de ciencia.  

Casi toda su actividad profesional la realiza desde su casa, ya que allí cuenta con toda la infraestructura necesaria para realizarla. Es decir, en su casa tiene todos los equipos para grabar y editar audio y video. Por esta razón, su lugar preferido de la casa es el balcón, un lugar cerrado con ventanales de vidrio, que propicia una hermosa vista. Este espacio es su "puesto de trabajo", allí tiene ubicados todos los equipos. Pero también es un espacio que le permite desarrollar la parte creativa de su oficio, generar ideas y escribir. 

Según Mario para que una casa estimule la imaginación es necesario crear en ella un espacio o una habitación ambientada con las cosas que uno más disfruta, pueden ser cuadros, afiches, fotos, libros, recuerdos o todos ellos al mismo tiempo. Y agrega que, en su caso, “música, siempre música, música que permita viajar con la imaginación al rincón del universo que uno desee”. 

Miranda: Donde nacen las canciones  

Miranda canta para sobrellevar las penas de la vida, para seguir adelante. Lady Diana Miranda cuenta con un amplio recorrido en el rock y el soul. Ella fue elegida en el 2012 por votación popular como la ganadora de la primera edición de La Voz Colombia, lo cual le ayudó a impulsar su carrera y a estar nominada a los Grammys como artista revelación en 2013. Conoce una de sus últimas canciones.  

Para Miranda su casa imaginada sería una en la que en cada lugar la música suene, que cada habitación sea un estudio de grabación, insonorizada para que pueda escuchar su voz y sus ideas. Ya que la inspiración para Miranda es caprichosa. Una canción no se escribe en una sentada, es un proceso más fragmentado que se compone de diferentes tarareos y frases que le llegan a lo largo de un día, porque "Las canciones nacen, y no eligen un lugar”. Por eso cada zona de esa casa imaginada debe ser propicia para crear, para musicalizar las ideas que van llegando.  

Pero esa imaginación requiere de estímulos, antes de sentir un gusto físico por lo lugares, ella debe sentir una conexión espiritual, algo que la inspire y le genere paz. Aquí toma gran importancia el verde y la naturaleza, que es lo que más tranquilidad le da y le ayuda a sentirse plena. Por eso en su casa de la imaginación no puede faltar un mariposario, porque busca fluir en cada vuelo de las mariposas, elevarse con cada aleteo y sumergirse en sus colores y en su simple belleza. 

Sebastián Arenas: Algo más que palabras  

Sebastián es un joven de 26 años que a sus 17 se apasionó por el teatro. Desde hace 6 meses dirige La Casa Señante, un centro cultural pensado no solo para las personas sordas, sino también para inspirar a personas oyentes a que contribuyan a la eliminación de barreras sociales que le impiden a otros desplegar su potencial. La lengua de señas es una expresión que emerge desde el cuerpo y atraviesa todo lo visual y lo cotidiano, por eso está al alcance de cualquiera.   

Para Sebastián la casa de la imaginación son todos los lugares donde habita la lengua de señas, eso incluye auditorios, salones de clase, parques y calles. Aún no cuentan con una sede, de ahí que busquen llenar cada espacio con señas, una forma de comunicación que encuentra perfecta para la imaginación. De las señas surgen sus ideas, creaciones, conocimientos, filosofía, chistes, sarcasmos y poesía. Con ellas se permite imaginar y crear, no solo para personas sordas, si no también para todo aquel que quiera experimentar. En sus obras tendrás la posibilidad de ver otras formas de sentir, lo cual te dará la oportunidad no solo de crecer como personas, si no de imaginar y soñar.  

Sebastián se encargó de hacer realidad su casa de la imaginación; junto a sus amigos, jóvenes intérpretes, actores, profesores, sordos y oyentes, él logro crear un espacio de inspiración donde todos somos bienvenidos. 

Morfe Destousse: Un lugar para crear hecho a la medida 

Quizás para muchas personas una pared en blanco no signifique nada, pero para esta artista urbana nacida en Medellín es la posibilidad de narrar en formas y en colores la cotidianidad y el azar de la vida misma. Su experiencia con el arte inició en su infancia de la mano de la música; luego exploró la pintura, específicamente el graffiti, una modalidad de pintura libre realizada generalmente en lugares urbanos. Fue dentro de esta expresión que descubrió un mundo amplio, diverso, cargado de múltiples perspectivas, por lo que decidió entrar al programa de Artes plásticas de la Universidad Nacional para fortalecer su ejercicio, aprender texturas y molduras y encontrar una forma de relación con el medio social.  

Utiliza técnicas como aerosol, acrílico, óleos, acuarelas, resinas, tejidos en crochet y confección de peluches y prendas; con el tiempo ha descubierto una voz artística única en la que predominan rostros y figuras humanas que se fusionan con seres, objetos y materiales del exterior para construir mensajes potentes. “Me gustan mucho los desempeños de cada individuo y cómo el cuerpo se adapta a la personalización de la mente; me gustan los lazos que se crean con los animales y las conversaciones que se dan entre las personas”. Descubre su arte aquí. 

Al hablar de su lugar soñado para crear, se imagina muchos lugares que conoce, que ha visitado y que recorre también desde la inquietud de su mente, pero todos tienen en común que son hechos ladrillo a ladrillo, parte por parte, por ella misma, para ella misma: “No tengo un lugar en específico, porque hay muchos espacios dispuestos a darte experiencias que te llenan; sin embargo, tengo mucho gusto por el campo y por lo producido de mí para mí. Yo lo siembro, lo proceso, lo pinto y lo habito desde las diferentes perspectivas ofrecidas”. En este lugar siente que todo lo que pasa en el ambiente atraviesa su cuerpo y llega a su arte; le gusta pensar que absorbe las transiciones que la rodean y que ella es un medio para que dichos cambios se reflejen en las paredes de las calles o en las hojas de una libreta. 

Josefina Aguilar: Sueña una casa de libros y música 

Josefina Aguilar cuida las palabras como quien cuida un tesoro. En su trabajo como periodista y editora ha encontrado la fuerza de las palabras precisas, la música que un párrafo gana con una puntuación acertada. En 2021 publicó su primera novela, Solferino, una historia epistolar que reconstruye la memoria familiar, la época en la que su padre intercambiaba cartas con un amigo desconocido de Chile gracias a un aviso en el periódico.  

Para Josefina, los lugares más fértiles para la imaginación no están construidos con paredes sino con letras y música. "Los lugares que más me ayudan son los libros y la música. Siempre tengo música y cuando me atasco tomo un libro y leo y algo se detona. Puedo escribir en lugares ruidosos, con gente alrededor, así que el lugar no me condiciona mucho". Sin embargo, sí alberga la idea de ese sitio especial, esa habitación única donde la imaginación puede tomar vuelo: "Si pudiera tener un lugar ideal, diría que con mucha luz y que haya naturaleza, pero no es un indispensable. Si el azar me pone en un lugar ruidoso siempre estarán los audífonos para aislarme y la música para disponer la cabeza".  

En este cuarto ideal de la casa de la imaginación de Josefina tendría libros, imágenes y pinturas, no faltaría nunca la música clásica. Aunque los años dedicados al periodismo no hacen a Josefina una escritora que necesita tantas condiciones para entregarse a la creación: "Creo que pasar tanto tiempo en redacciones ruidosas me ha hecho escribir en condiciones adversas".