La literatura es obra de quien la estudia, de quien la disfruta, de quien la admira y, en últimas, de quien siente en su pecho la necesidad de poner en palabras un poco de su alma. Los escritores incógnitos son aquellos que no cuentan con el apoyo de grandes editoriales, pero que tienen un lugar en las editoriales independientes o que ejercen su derecho a la autopublicación para compartir sus historias.
La forma en la que estos libros encuentran a sus lectores y lectoras es la conversación. Encuentros cotidianos, furtivos, invitaciones a eventos, recomendaciones entre amigos, voz a voz. Por eso, en 2017 las Bibliotecas Comfama deciden abrirle un espacio a estos autores y a sus obras para promover la lectura de quienes están escribiendo la literatura de hoy, de quienes se animan, por vocación o por casualidad, a inmortalizar sus palabras en el formato del libro.
Para Arbey Salazar, promotor de lectura encargado de la iniciativa, "es importante comprar, promover y poner a circular las obras de los escritores incógnitos, así como mostramos las obras de los grandes autores". El proceso de selección de las obras inicia con una convocatoria. Luego se evalúa la pertinencia y el aporte de cada una dentro del escenario cultural regional y nacional y la calidad en términos de impresión, diagramación y presentación del texto. Los títulos seleccionados son invitados a diversos eventos en las Bibliotecas Comfama, especialmente a la programación de la Fiesta del Libro y la Cultura de cada año, y se disponen para préstamo en las diversas sedes para que habiten en las manos de los diversos lectores y lectoras.
Para estos autores y autoras la escritura ha sido su mejor aliada. Encuentran la inspiración en los sucesos cotidianos de sus vidas, en las anécdotas que llegan a sus oídos, en las pasiones que han abrazado desde la infancia, en un hecho inesperado, en la belleza de un paisaje, en el dolor, en la ausencia, en la felicidad. Escriben para desahogarse, para sí mismos, para sus círculos cercanos, para dejar testimonio de nuestra época, para llenar un vacío en el extenso mundo literario en el que cada voz es única y necesaria.
Abril Mejía Ramírez, una escritora incógnita de trece años, nos deja los alicientes de su creación literaria:
Sus procesos al momento de escribir son diversos. Algunos determinan un plan con todos sus detalles, otros toman pequeños apuntes en sus libretas que terminarán luego de pulir y mejorar y unos creen en esos momentos en que la pluma se desborda para plasmar líneas enteras sobre el papel. Lo cierto es que para escribir solo se necesita el deseo de hacerlo.
Gabriel Uribe, otro escritor incógnito, nos cuenta su método particular para escribir su obra A la sombra del tiempo: