Nuevos creadores

Manuela Gómez, poesía oculta en lo cotidiano

Manuela Gómez Poeta de Medellín
Manuela Gómez, poesía oculta en lo cotidiano

La poeta Manuela Gómez se inspira en los hechos más íntimos de la maternidad haciendo que su experiencia con lo cotidiano atraviese por todos los sentidos, así lo ha querido expresar en su nuevo libro, que está próximo a publicarse, La hora de los satélites, en donde explora esa nueva faceta de la vida con sus hijos: “Gran parte de mi energía está en ese cuidado, creería que si yo no escribiera, perdería gran parte del significado de la maternidad, pienso que ambas cosas van de la mano en este momento de mi vida”.

Su escritura es lenta, como un río en calma, llevando consigo la fluidez del tiempo que transcurre apaciblemente. Manuela piensa que la poesía es paciente y generosa. “El ejercicio de escribir también consiste en saber esperar con paciencia la imagen que puede desentrañar una situación conmovedora que me permite sacralizar los momentos de tranquilidad, por ejemplo, cuando me tomo un café y leo un libro que me gusta y se transforma en el tiempo que me salva; en esta cuarentena he descubierto el poder terapéutico que tiene la literatura”.

A diferencia de su primer libro La vida como era, Manuela siente que este nuevo ejercicio de escritura es un poco más alegre y lleno de luz, sin dejar de lado las sombras en el umbral de los días que pasan, a continuación presentamos una breve entrevista con la autora de La vida como era.

¿Qué cosas han cambiado desde que escribiste La vida como era?

“En La vida como era rondaba la pregunta por la muerte y la nostalgia que atravesaba mi ser en aquella época cuando ese tono, melancólico, en ocasiones, pedía salir. Pero ahora, siento que estoy del otro lado, en otro mundo, en una esfera, volviendo eternos los momentos de felicidad y reflexionando las sombras del claroscuro, cuando sobre esa infinita ternura que implica la maternidad se sobrepone la duda tremenda y salvaje del agotamiento y las relaciones de pareja”. 

El ejercicio de Manuela según su expresión es devoto en el sentido de atender al mundo sin malgastar la fe, “esta percepción de las cosas permiten ver el milagro que hay en cada movimiento, siento que la escritura es una forma de la devoción hacia el mundo, con sus luces y sombras, que permiten obtener la imagen completa”, expresa.

¿Cuál es tu relación con las ciudades en las que has vivido?

“La ciudad siempre es el espacio de formación, en mi caso, tengo muchos recuerdos de la ciudad que habité en la juventud temprana. Me gustaba ir al Centro de Medellín a ver obras de teatro, a ver cine arte, recuerdo haber visto todas las obras del Matacandelas de Andrés Caicedo, me gustaba mucho este autor. Una vez, luego de una función de Angelitos empantanados, recuerdo que fui al Guanábano y me senté a escribir, sentía que la ciudad me dictaba las palabras, me daba los temas de los cuales podía escribir.

Luego me fui para Buenos Aires que fue otra gran escuela, otro centro del mundo. Yo era muy joven y dejé que me regalara todo eso que tienen para dar las grandes ciudades con todas esas soledades que yo intentaba traducir con las palabras. Luego estuve un tiempo en Barcelona, cursando una maestría. Pasé la mayoría del tiempo en las bibliotecas, no quería ir a los lugares turísticos, más bien, recuerdo que visitaba mucho un bar en un suburbio y me sentaba a escribir todo lo que veía que pasaba alrededor.

En este momento de la vida, mi relación con la ciudad ha cambiado, ahora estoy habitando mi casa, dedicada a la escritura y al cuidado de mis hijos. Ahora me interesa más mirar los espacios tales como un jardín, la vista desde mi balcón, observar hacia las personas que pasan, es decir, contemplar los fragmentos de la ciudad”.

La poeta piensa que, aquello que trivialmente hemos denominado como lo cotidiano, es la vida misma sucediéndose, "es darse cuenta del tiempo que pasa sin dejarlo pasar de largo porque si no sobreviene el tedio abrumador de los días y las noches”.

¿Cómo ha sido esta experiencia maternal, qué nuevos saberes has adquirido?

La maternidad me ha enseñado a ver las cosas desde otra perspectiva, ha sido mi materia de escritura, ha afinado mi percepción acerca de lo cotidiano y mi deseo de querer escribir y disfrutar de la vida con mis hijos, de verlos jugar y crecer; eso es lo que en este momento me conmueve o me afecta.

¿Qué haces en tus ratos libres y cuál fue el último libro que leíste?

Casi no me queda tiempo libre pero, el que escasamente tengo, lo empleo para hacer una pausa, para abstraerme y volver a los simple, a la lectura de un libro que me gusta, acompañada de un café. Ese es el tiempo que me salva y que me acompaña

Últimamente estoy leyendo algunos libros que me recomendó una amiga que vive en Argentina, como por ejemplo, El cuaderno de Bento, que fue el último libro que leí, de un escritor inglés, John Berger, que además es pintor y su escritura logró conmoverme porque explica su proceso creativo cuando dibuja o pinta, de manera muy sincera. Por ejemplo, en el primer capítulo nos está diciendo que quiere dibujar un puñado de ciruelas y le sale mal, al igual que en el segundo intento, entonces, abandona momentáneamente su labor y se dedica a hacer otras cosas diferentes, más tarde vuelve con la sensación de que le gustó el primer dibujo que realizó en su sencillez y torpeza pero no logra encontrarlo y lo busca en cada rincón de su casa y  menciona a un caracolito que había visto antes, que lo había estado guiando, por lo menos así le parecía, para encontrar el dibujo del primer ciruelo; y todo eso lo está escribiendo y dibujando también en su libro, traza las líneas en su dibujo marcando la distancia que recorrió el caracol hasta su boceto.

Esta es una reflexión sobre la búsqueda de algo que uno no sabe qué es hasta que lo piensa fugazmente y logra escribirlo, a veces, con tal fidelidad a la sensación o percepción original, que logra escribir un poema medianamente satisfactorio, quiero decir que, la poesía es generosa y espera, y que, ese no saber por dónde ir, que es tan frecuente, es el camino mismo de la escritura de un poema.

¿Cómo fue esa formación en el taller de poesía con Inés Posada, en la Universidad Pontificia Bolivariana? 

En el tiempo en que cursaba Filosofía y letras, tuve la oportunidad de asistir a los cursos o seminarios de Inés, que eran de temas concretos y variados a la vez, como por ejemplo, sobre los poetas malditos, o sobre Rayuela de Julio Cortázar, o Shakespeare o los Surrealistas, en ese tiempo la Facultad tenía cierta libertad para hacer cosas así, ahora es muy distinto.

Inés siempre decía que la poesía lo que busca es construir imágenes y en el taller, cuando nos habló de la imagen poética, recitaba un poema de Borges, que ya era como suyo, que se llama El sur. Recuerdo muy bien la imagen del silencio del pájaro dormido, uno de los símbolos que menciona Borges en su poema y al final, concluye diciendo que, esas cosas, acaso, son el poema. 

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Manuela Gómez recientemente ganó el premio de estímulo a la creación del Ministerio de Cultura para la publicación de obra inédita con su libro de poemas La hora de los satélites, que está próximo a ser publicado.

Por: Santiago Serna

  • Gestor Bibliotecas Comfama