#LasPalabrasAbrazan

Un abrazo cargado de sosiego

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Un abrazo cargado de sosiego

¿Te imaginas un mundo sin palabras? Ellas, poderosas y rebeldes, son conocidas viajeras del tiempo y el espacio. Son la historia misma, conocen todas las lenguas. Saben cómo navegar por los labios, recargarse sobre lápices, cobrar vida en papel y retumbar en tímpanos.

Las palabras abrazan, besan, aman, muerden, hieren, golpean, enseñan, curan y calman.

¿Qué sería de los sentimientos, los encuentros o las cartas sin palabras? Habitaríamos un mundo vacío y sombrío, donde el alma esconde lo que siente sin posibilidad de liberarlo y las personas viven ensimismadas. Los encuentros, las relaciones y las cartas de amor serían un absurdo en medio de la simpleza y la monotonía.

En medio del panorama actual, encontramos refugio en las palabras, como una forma de acompañarnos en la distancia, de sentirnos cerca y de abrazarnos sin ponernos en riesgo. En esta ocasión le pedimos a la poeta Lucía Estrada que nos regalara una palabra para abrazar. Ella, después de meditar alrededor de varias opciones, escogió sosiego. Además, nos regaló un breve escrito alrededor de la palabra.

Me han invitado amablemente a abrazar una palabra durante estos tiempos difíciles para el mundo, y entre muchas que cruzaron resplandecientes por mi cabeza y mi corazón, elijo "sosiego", y repaso secretamente su sonido, su agua mansa dentro de mí. La elijo porque es lo quiero tener cuando sea vieja, pero del que me gustaría tener un pequeño adelanto. Aspiro a que también llegue a cada uno de ustedes en forma de abrazo.

El sosiego serpentea como el aire, como la risa suave, como el murmullo de la memoria. El sosiego es memoria, pero memoria sin lágrimas. Memoria como un manto que nos cubre a medianoche, y nos permite comprender, asumir, perdonar... Y se dibuja en la cara como una meditación de los músculos faciales, y huele a manzanilla y a romero. Cubre, aquietándolas, todas las heridas. El sosiego es la mano de una madre que acaricia nuestra cabeza en silencio y nos acerca una taza caliente del mejor vino, una mezcla olorosa de maderas y de hierbas del mejor bosque de la infancia.

El sosiego es la montaña, es la piedra, pero también el fulgor del fuego que se ha silenciado y mantiene la tibieza del hogar.

San Juan de la Cruz habló de su Casa Sosegada, pero esta casa sigue haciendo su camino en la noche. No descansa, su paso es aéreo y lleva el alma en brazos. Amorosísimo, todavía no lo hallo en mi escritura, pero cuando llegue su presencia callada, me daré cuenta. Tal vez escriba menos de lo que escribo ahora, pero las palabras que logre seguramente dejarán sentir su abrazo en mi hora más oscura, en mi hora más íntima y silenciosa... Esto quiero...

Desglosando el sosiego

Sosiego viene de la palabra “sosegar” y esta del latín sessicare, que significa “hacer lo que uno quiere o aplaque”. Hoy la palabra se usa para definir un estado de tranquilidad, quietud, moderación, calma, imperturbabilidad o aplomo. Es considerada sinónimo de paz.

La belleza de la palabra radica en que puede referirse a una persona, lugar o acontecimiento. Aquello que nos llena de serenidad y que, aunque poco se usa en las conversaciones diarias, es abrazada y amada en la literatura.

Sosiego

De Amado Nervo

Ultra limen más allá de la impaciencia de los mares enojados la tranquila indiferencia de los limbos irisados y la plácida existencia de los monstruos no soñados...Más allá de la violencia de ciclones y tornados, la inmutable trasparencia de los cielos estrellados...Más allá del río insano de la vida, del bullir pasional, el océano pacífico del morir, con su gris onda severa, con su inmensa espalda inerte que no azota volandera brisa alguna...¡Y mi galera de ébano y plata, se advierte sola, en el mar sin ribera de la muerte!

En la literatura, los escritores recurren a la palabra para definir ese estado de plenitud, como una medicina que logra equilibrar la mente y el cuerpo, que otorga armonía y bienestar. Es aquella ausencia de ansiedad, de inquietud, alteración o nerviosismo. Y no solo es buscada por escritores, es el sueño de la humanidad para confortar el alma y vivir en paz.

En su libro Sosiego el arte de envejecer, el filósofo Whilhelm Schmid toca un tema sensible para la sociedad: la vejez. Muchos sueñan con la juventud eterna, mientras Schmid abraza esa edad plenaria y la acepta como parte natural de la vida, destacando la importancia del sosiego durante el proceso.

La sociedad moderna reniega del proceso de envejecimiento. Se compara el envejecer con una enfermedad, que debería ser eliminada. El filósofo Wilhelm Schmid, en cambio, describe el envejecimiento como un proceso armónico y necesario que concuerda con el ciclo natural de las cosas. La Naturaleza es sabia; de modo que en esta fase de la vida nos otorga el suficiente tiempo para transmitir las experiencias vividas y apoyar a los más jóvenes; pero también para acumular nuevas experiencias y celebrar la vida de manera más consciente. Schmid considera que el sosiego es uno de los ingredientes necesarios para envejecer con sentido. Schmid no busca la juventud eterna ni quiere ignorar el paso del tiempo, sino que nos introduce en un verdadero arte de envejecer y en lo que realmente ganamos al hacernos mayores. Y lo hace, con sorprendente claridad y amenidad, describiendo su propio proceso de búsqueda en diez pasos. Sosiego es, en suma, una pequeña joya de la filosofía práctica.

Busquemos como Lucía un pequeño adelanto de ese sosiego tan añorado para la vejez y tan necesario por estos días. Abracemos hoy desde la tranquilidad, serenidad y calma, combatiendo la turbulenta época que estamos atravesando.

Por: Juliana Correa

  • Periodista