El latido de la diversidad
Antioquia es un territorio de pronunciados contrastes: cumbres escarpadas conviven con serenos valles; soles abrazadores atraviesan la lluvia con sus rayos; páramos, humedales, mares y desiertos coexisten separados por unos pocos kilómetros; ríos caudalosos esculpen su camino entre rocas; pueblos con parques, iglesias y casas de colores se trepan en lugares que parecen suspendidos en el aire; cientos de veredas esperan el paso de viajeros que logren resistir los bruscos caminos que se mantienen abiertos por el paso regular de bestias y personas, de lo contrario se cerrarían en la boca oscura de los montes. En este escenario, la diversidad no es solo un hecho geográfico, es un latido constante que sacude la tierra.
Bibliotecas Comfama en alianza con Inspiración Comfama se propusieron hacer que los niños y las niñas de algunas zonas de Antioquia experimentaran esa diversidad a través del programa Jornada Escolar Complementaria (JEC). Dos veces por semana, durante cerca de nueve meses, 21 mediadores del programa visitaron, en horario extracurricular, 13 instituciones educativas ubicadas en cuatro de las nueve subregiones del departamento que fueron seleccionadas: Suroeste, Norte, Urabá y Oriente. Entre 850 y 1000 estudiantes mensuales participaron de las actividades.
Los y las estudiantes, en compañía de los mediadores, tuvieron un sinfín de aventuras fascinantes: exploraron la fauna, la flora y la riqueza hídrica de sus territorios; se toparon con mingas reunidas bajo el propósito de conservar la naturaleza; conocieron laboratorios dedicados a la promoción de saberes locales, por ejemplo, relacionados con el café; revisitaron su cultura campesina y la forma de conservar sus tradiciones; observaron el tránsito que se está dando en ciertos lugares de un entorno rural a uno urbano y, con ello, el incremento del interés por la industrialización y lo digital; entre otras cientos de historias y descubrimientos provocados por estos encuentros.

El programa quería llegar a los lugares más apartados del departamento con una oferta que es común encontrar en las grandes ciudades, pero escasa en las zonas alejadas de la centralidad administrativa de la región. Es más, no solo se buscaba ir hasta allá para trabajar con ellos. También se quería movilizarlos en una salida pedagógica por un rato para que ampliaran las fronteras de su mundo inmediato.
Los mediadores trabajaron bajo condiciones poco convencionales. Una de las escuelas, por ejemplo, estaba en construcción, de tal manera que una capilla cercana estaba siendo usada como escenario escolar. En varias ocasiones algunos niños y niñas no asistieron a las actividades debido a situaciones de orden público provocadas por el conflicto armado interno que asola a nuestro país, u otras veces no lo hacían porque debían llevar a cabo labores agropecuarias. Sin embargo, los mediadores también se encontraron con una férrea voluntad: vieron cómo muchos estudiantes se desplazaban grandes distancias para llegar a la institución educativa.
Del otro lado del horizonte
Para ilustrar lo que se vivió en todo el programa se puede contar una historia. Limoncillo y Garitón son dos veredas de Necoclí. Ambas quedan en la vía a Arboletes, pero una está al frente de la otra, se miran entre sí desde cerros distintos. Para acceder a cualquiera de las dos se debe recorrer una extensa carretera destapada que se mueve con las lluvias o los deslizamientos de tierra. Más o menos cuarenta minutos hacen falta para alcanzar las instituciones educativas de cada vereda desde la vía principal.
El día de la salida pedagógica, un bus y una mediadora se fueron por el grupo de una vereda, mientras que otro mediador y otro bus se fueron por el grupo de la otra. El plan era llevarlos a Zungo, parque recreativo de Comfama. Allí los esperaba una experiencia diseñada especialmente para ellos. Faltando todavía un tramo largo para recoger el grupo, uno de los buses tuvo que detener la marcha porque el camino se tornó demasiado angosto como para permitir el paso del gran vehículo. La única alternativa era llevar los niños de la vereda hasta el bus. Caminando podrían tardar más de dos horas. Mientras se resolvía qué hacer, el otro bus pudo recoger sin problemas a su grupo. Pero de regreso se quedó atascado. Fue necesario recurrir a varias palas y a muchas manos amigas para sacarlo de allí.
Por su parte, la situación en el otro bus también se resolvió gracias a la solidaridad. En este caso, un vecino conmovido por el deseo de los niños de visitar el parque recreativo, se dedicó con esmero a traer en pequeñas tandas a los niños en su motocarro. Nadie ocultó su emoción por recuperar el viaje de los niños y las niñas, pues para muchos de ellos era la primera vez que salían de la vereda.
Después de haber recorrido aproximadamente ocho kilómetros, uno de los niños preguntó: "Profe, por qué país vamos". Otro, al llegar al destino, dijo: "Profe, yo no sabía que en Urabá había un Jumanji". Incluso era notable la emoción de las madres que estaban acompañando a sus hijos al ver los cambios del paisaje.

Una vez en el parque, todos realizaron una actividad para estimular un vínculo distinto con la naturaleza, la pudieron escuchar, abrazar y hacer arte a partir de ella. Caminaron, nadaron, dibujaron, escribieron, corrieron y cantaron. Enriquecieron su mirada al poner sus ojos y sus cuerpos del otro lado del horizonte.
Beneficios pedagógicos de viajar
¿Qu é posibilita, en términos pedagógicos, el moverse de un lugar a otro? Saber que es posible cruzar los propios límites, ir a lo que queda más allá; despertar la curiosidad; no tener miedo de lanzarse a lo desconocido.
El proyecto JEC regiones logró, no por la vía de enseñar un conocimiento técnico, sino de la experimentación, el juego, el cine, el arte, las manualidades y la flexibilidad, incentivar el amor por los libros y la ciencia, promover la importancia de pensarse como un individuo parte de una comunidad, ayudar a que cada estudiante reconociera sus potencialidades, en últimas, lograr que los y las estudiantes fueran más amorosos con el mundo y con ellos mismos.
Si bien Antioquia es grande, el mundo lo es más, el universo todavía más. La misión de este programa era promover dicha consciencia para lograr, a su vez, contribuir con la formación de personas socialmente responsables con la diferencia, así como más amorosos, cordiales y conectados con su territorio y con el mundo. Les propuso conversaciones distintas a su cotidianidad para abrirles nuevas perspectivas de pensamiento y aprendizaje.
