Libros teóricos sobre historietas

Pensar las imágenes dibujadas: Libros teóricos sobre historietas

Cabecera Libros de teoría sobre historietas por Mario Cárdenas
Pensar las imágenes dibujadas: Libros teóricos sobre historietas
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“En general creo que a nivel editorial los libros teóricos sobre cómic, salvo contadas excepciones, no interesan demasiado. Si el público que lee cómics ya es bastante reducido, quienes se interesan por obras académicas sobre cómic son aún menos. En nuestro caso, con un libro tan específico sobre didáctica era aún más difícil encontrar alguien que apostara por el proyecto”. Comentó hace un tiempo David Fernández de Arriba, profesor de la asignatura Historia y Cómic, en relación a la publicación de Memoria y viñetas. La memoria histórica en el aula a través del cómic (Desfiladero Ediciones, 2019) libro que coordinó sobre el uso de cómics históricos españoles como herramientas didácticas.

El comentario de Fernández de Arriba señala un punto que resulta claro para quienes trabajamos bien sea en divulgación, crítica o investigación de narrativa gráfica: el interés por los libros teóricos está reducido a un nicho, y es un campo de trabajo que despierta poco interés fuera de este grupo.

Lo anterior esconde un problema en cuanto a validación y aceptación en discusiones académicas sobre cómic. Hay investigadores en otras disciplinas que por falta de interés o por distancia se atreven a decir que no hay teoría sobre cómic. O para quedar bien, y zafar una respuesta que no los deje mal parados agarran la bibliografía de cajón: no hay libros teóricos sobre cómic, o bueno sí hay, está, por ejemplo: Apocalittici e integrati (Apocalípticos e integrados) de Umberto Eco.

Hasta ahí llega la posibilidad y curiosidad con un libro publicado hace 60 años. Un básico en los estudios de comunicación, uno de los grandes bestsellers de las ciencias sociales de la segunda mitad del siglo XX, en el que Eco desplegó una mirada crítica que reivindicó aspectos positivos de la cultura de masas: con las historietas como ejemplo. Pero más allá de eso ¿Qué otra respuesta se puede dar? ¿Cómo podemos expandir el campo y pensar en otras direcciones?

Lo cierto es que libros teóricos exceden la frase de cajón y la respuesta fácil que soporta la mención de manual al libro de Eco. En América Latina, especialmente en Colombia, la falta de espacios académicos y universitarios sobre narración gráfica han creado una brecha que desconoce la tesis de Nick Sousanis, discutida en su libro Unflattening:

“Se puede pensar a través de imágenes, y lo visual no es simplemente un complemento ilustrativo de las palabras”. Pensar y teorizar.

Los libros de teoría sobre cómic contienen mucho más que datos para lectores interesados en narrativa gráfica, nos pueden mostrar además de una historiografía, el análisis a profundidad sobre temáticas, conceptos o formas y mecánicas de funcionamiento, relaciones con otras formas de arte como la pintura, el diseño gráfico y editorial, y arquitectura; o ser estudios que describen las relaciones entre continente y contenido.

Visto de ese modo, los libros teóricos nos revelan una aproximación con otras disciplinas más cercana de lo que creemos, no sólo las narrativas. Debido a la confluencia de elementos que el diseño gráfico de una página puede albergar. Una convergencia útil, si buscamos conexiones con otras disciplinas y ampliamos nuestro modo de ver hacia una operación menos lineal y más holística.

En la constelación de publicaciones teóricas de cómic, por lo menos las que han sido publicadas en español, podemos encontrar grupos que gravitan de forma aleatoria en diferentes espacios, libros que podemos ubicar con algún grado de arbitrariedad. Están, por ejemplo, obras de referencia: El discurso del cómic (Ediciones Cátedra, 2024), o el Diccionario de onomatopeyas del cómic (Ediciones Cátedra, 2008) de Luis Gasca y Román Gubern, libros amplios y explicativos que no buscan una definición de cómic, pero sí una conceptualización de partes y elementos, así como características y variantes.

Por otro lado, estarían los libros historiográficos, aquellos que, en la resolución de una pregunta o la delimitación temporal, temática o estética, nos sirven para trazar un contexto de tramas, sincronías, trasformaciones e influencias en las narraciones gráficas. Si bien toda clasificación tiene sus zonas porosas, el espacio historiográfico incluye trabajos con vigencia como La historieta en el mundo moderno (Ediciones Marmotilla, 2019) de Oscar Masotta, o libros que nos muestran en su panorama la validación del cómic como forma de arte, caso tal, la tesis doctoral de Santiago García La novela gráfica (Astiberri, 2010), el panorámico Breve historia del cómic de Gerardo Vilches o el siempre útil, y muy bien documentado Cómics, una historia global, desde 1968 hasta hoy (Blume, 2014) de Dan Mazur y Alexander Danner.

En este grupo se arma un arco más o menos similar que va desde los “orígenes” del cómic moderno en la prensa norteamericana de finales del siglo XIX cerrando con los subgéneros del cómic autobiográfico, las versiones del cómic alternativo, el cómic periodístico, y los muchos canales de internacionalización del cómic como forma de arte narrativa. Su lectura nos permite tener un contexto en amplitud de las narraciones gráficas; entender movimientos, formatos, estilos y obtener muchas referencias. De este modo la línea del tiempo puede servir de orientador o como guía mientras se avanza en la lectura de cualquier tipo de historieta.

Ahora bien, más que abordar una teoría en sí, una variante de estas publicaciones se ajusta a investigaciones académicas con preguntas y énfasis, es el caso de Narraciones gráficas. Del códice medieval al cómic (Ediciones Marmotilla, 2014) y La secuencia gráfica. El cómic y la evolución de su lenguaje (Ediciones Marmotilla, 2021) de Roberto Bartual, dos de las tres partes de su tesis doctoral, en las que propone un recorrido, en el primer caso, por tipos de narración gráfica: narraciones visuales antes de la historiografía habitual del cómic y la continuidad con las tiras de prensa, los comics books hasta la novela gráfica. Y en el segundo caso realiza una descripción formal del cómic para investigar y exponer “cómo una imagen se conecta con la siguiente” a través de una discusión semiótica que expone relaciones de tiempo, espacio, lenguaje y articulación de las transiciones entre viñetas.

En otro grupo están aquellos que nos permiten tener una visión mecánica de las historietas, en cuanto funcionamiento y modo de pensarse y diseñarse, o que sirven para aprender a dibujar historietas; libros que oscilan entre la teoría y la práctica. Este grupo estaría integrado, a riesgo de dejar por fuera otros, libros como Para hacer historietas, base didáctica de la experiencia del taller de historieta que dictó el historietista en los años setenta.

También, aunque sin la pregunta por la creación en el centro, Entender el cómic: el arte invisible (Astiberri, 2005) de Scott McCloud trabajo de referencia que iluminó los estudios y las investigaciones de cómic por varios años. McCloud se monta en la base y los diseños de páginas de cómic con un discurso explicativo, y entre viñetas, expone sus premisas e ideas: así nos muestra cómo funciona una historieta, aspectos de lenguaje, elementos internos y paralelos con otras formas de arte.

Además de los libros de McCloud podríamos ubicar a El cómic y el arte secuencial. Teoría y práctica de la forma de arte más popular del mundo de Will Eisner, un seminario de estudio de comics books y tiras de prensa, que une teoría y creación en un desglose de ejercicios y conceptos, donde el dibujante precisa características estéticas y estructurales que impartió en el curso de Arte Secuencial en The School of Visual Arts (La Escuela de Artes Visuales) de New York, 99 ejercicios de estilo (Salamandra Graphic, 2023) de Matt Maden, dibujado como una variante de Ejercicios de estilo de Raymond Queneau, en la que el autor crea un prototipo que irá recreando con diferentes formas, estilos y aproximaciones que nos muestran el potencial del cómic como medio narrativo.

El didáctico y explicativo en muchos detalles Anatomía de una historieta de Sergio García, Metamaus (Reservoir Books, 2012) la amplía conversación entre Art Spiegelman y Hillary Chute, entrevista-libro de más de 300 páginas de detalles que desarman las bases que soportan tanto narrativa como gráficamente Maus. Si bien este último no es clasificado como un libro de teoría, la amplia explicación responde a tres grandes preguntas: ¿Por qué el Holocausto? ¿Por qué los ratones? Y ¿por qué el cómic? Además, una amplia resolución que nos muestra el soporte y la complejidad de Maus, fuera de calificaciones obvias.

Como reseñó hace unos años Santiago García: “MetaMaus es, en cierta medida, no sólo un ejemplo para novelistas gráficos, sino también un ejemplo para investigadores y estudiosos. Todo lo que hay en MetaMaus es lo que hay en Maus, pero en este caso está descompuesto en sus materias primas”. Y El sistema de la historieta (NautaColecciones Editores, 2021) de Thierry Groensteen; estudio teórico, de mayor complejidad. Aquí Groensteen toma distancia de las vertientes desarrolladas por Eisner y McCloud y plantea una configuración de sistema para las narraciones gráficas, con ensayos de conceptos como el principio de solidaridad icónica, el concepto de artrología, (articulación) o la espacio-topía, la relación de espacio y tiempo, o el concepto de trenzado.

En un último grupo de este resumen, hay amplios estudios que conectan los márgenes de la historieta con otras artes y nos permiten revisar y ver de otro modo nuevas ópticas de la página de cómic y sus muchos lados como (Des)montando el libro. Del cómic multilineal al cómic objeto de Enrique del Rey Cabero (Grafikalismos, 2021), detallado análisis entre los formatos y contenido en las narraciones gráficas, las relaciones de diseño interno y externo, en una vista panorámica de los cambios y modificaciones en la historia.

Cómic, arquitectura narrativa del arquitecto Enrique Bordes (Ediciones Cátedra, 2017) es un cruce de caminos entre dos formas de arte, donde se revisa en paralelo la construcción y estructura de una página de cómic. La detallada investigación de Bordes nos muestra historiografía, relaciones de diseño y construcción, los paralelos de diseño espacial y estructura gráficas de narración por medio de ejemplos detallados y referencias que soportan su trabajo, así como las implicaciones técnicas de los arquitectos que se han dedicado a dibujar historietas, caso Gianni de Luca, Milo Manara, Jacques de Loustal, Lorenzo Mattotti, o Emma Ríos.

El grupo de referencias es mucho más amplio que lo aquí mencionado, podríamos sumar libros como Sinfonía gráfica de Sergio García; la antología de ensayos que integran Super cómic. Mutaciones de la novela gráfica que coordinó Santiago García; Leyendo historietas de Oscar Steimberg, La función del cómic de Michel Matly; Los lenguajes del cómic de Daniele Barbieri; los estudios e investigaciones Why Comics?, Graphic Women: Life Narrative and Contemporary Comics y Disaster Drawn de Hillary Chute; Viñetaria: historia universal de las autoras de cómic de Elisa McCausland y Diego Salgado; El guion de cómic, conversaciones de Gerardo Vilches con autores como Antonio Altarriba, Juan Díaz Canales y Santiago García; la colección Grafikalismos, de la Universidad de León, España, una colección académica con estudios sobre cómic, ilustración y narración gráfica, o la colección Palgrave Studies in Comics and Graphic Novels, o la colección universitaria Comics Studies (Universidad de Mississippi) entre muchas otras.

Hace unos días, en un pequeño documental de la Universidad Nacional de Colombia sobre David Consuegra, el diseñador gráfico decía que se debería insistir en la historia de la imagen, que involucra al cómic y otras artes gráficas y visuales. Tal vez, ver y leer estos estudios y conectarlos con otros como los realizados por John Berger nos permitan ver que se puede pensar con y a través de imágenes dibujadas, discutiendo a las historietas más allá de los marcos que imponen los estudios literarios.

Por: Mario Cárdenas