Reseña

Cortázar: entre la gráfica y el juego

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Cortázar: entre la gráfica y el juego
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En la última década se han publicado con entusiasmo y excesiva celebración biografías dibujadas de escritores de América Latina. Gabo: memorias de una vida mágica (Rey Naranjo 2013), de Óscar Pantoja, Miguel Bustos, Felipe Camargo y Tatiana Córdoba; Mario: cuadernos de un viajero (Estruendomudo, 2017) de Carlos Enrique Freyre, Hector Huamán, Luis Morocho; Rulfo: una vida gráfica (Rey Naranjo, 2014) un trabajo de Óscar Pantoja y Felipe Camargo, Borges: el laberinto infinito (Rey Naranjo,2017) con guion de Óscar Pantoja y dibujo de Nicolás Castell, y Cortázar de Jesús Marchamalo y Marc Torices, son algunos de estos trabajos que han recreado, con algunos altibajos, la vida de escritores y su camino, entre momentos fundamentales, lecturas y viajes que determinaron su profesión.

La de Cortázar, sin esconderse del todo en la fácil representación de momentos importantes y la excesiva carga de frases hechas y repetidas en manuales de literatura, es una de las biografías más destacada en esta constelación de historietas. Aunque, en su rutina narrativa puede leerse como una biografía al uso por su orden cronológico, el libro de Marchamalo y Torices juega con los datos pero ajustados a formas gráficas que crean ecos, en estilo y narrativa, con la literatura del escritor argentino, cambiando el modo de contar y los mecanismos de representación en los diferentes capítulos. Algo que desde la introducción queda sugerido, en el retorno que hace un Cortázar a una ciudad del sur, a sombras y siluetas, mientras se mueve por calles y formas de viñetas que nos muestran atmosferas y texturas de una vida determinada por el azar, los viajes y la literatura. De este modo, lo que se cuenta sigue reconocibles hilos biográficos pero con un ilusorio sistema de narración gráfica que recrea el azar, el extravío en calles, el encuentro con dobles, la afectación por la lectura y la literatura, y la presencia de mecanismos y sistemas narrativos que sirven para armar y desarmar las piezas de la espelúznate y rara vida del escritor.

Tal vez impactado por las composiciones y el estilo gráfico del dibujante belga Olivier Schrauwen, el diseño de metáforas y el modo de situar la voz narrativa que usa Torices parece una extracción de las inquietantes aventuras dibujadas por Olivier en su serie: Arsène Schrawen, aunque lo hecho por Torices, siguiendo las coordenadas escritas por Marchamalo, resalta por la gama de colores cálidos que revisten de luminosidad los momentos de encuentros y descubrimientos con sobresalientes bloques amarillos y rojos que guían los relatos. Además de las geométricas ornamentaciones que se acoplan a las formas de viñetas ovaladas y circulares, y estructuras de páginas con vacíos y faltantes similares a las que usa Schrauwen, otra de las huellas visibles en esta narración gráfica que ajusta detalles y pasajes a la vida de Cortázar, a la representación de la experiencia de toda una vida llevada a una estructura gráfica que se extiende como un juego mientras la leemos.

Pero más que eso, en el modo de contar se encuentra una respuesta que sobresale en este libro compuesto por herramientas formalistas y estructuras de muchos bloques en páginas, tal y como pasa cuando la descripción literal se suprime por representaciones gráficas en las que las palabras quedan fuera y la expresión de la narración es en su totalidad dibujada, generada por collages o figuras geométricas, cargando de rasgos gráficos la narración. Algo que podemos apreciar cuando vemos flotar la idea borrosa del título de Cronopios y Famas que aparece en sombras verdes sobre negro; la forma que cobra una rayuela en viñetas mientras salta una piedra de cuadro en cuadro; el uso fantasmático de la entrevista con Joaquín Soler en su programa A fondo; o las obsesivas anotaciones, comentarios, correcciones y subrayados del escritor y lector que aparecen insertos en una doble página precipitando un diálogo entre literatura y cómic.

Esta versión gráfica de Cortázar es, además de una tentativa y posibilidad, una casa con muchas puertas y ventanas en la que se puede volver a la literatura del escritor argentino, a sus cuentos fantásticos, a los modelos para armar, al jazz, al boxeo y a la libertad que nos trae el asombro y la imaginación.

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