Palabras Rodantes

Elisa Mújica y la tradición oral de los campos colombianos

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Elisa Mújica y la tradición oral de los campos colombianos

Elisa Mújica fue autora de novelas, cuentos, ensayos, crónicas, libros infantiles, crítica literaria y columnas de opinión. Su obra Las altas torres del humo, una compilación de cuentos provenientes de la tradición oral, es el título número 129 de Palabras Rodantes. 

Elisa Mújica nació en 1918 en Bucaramanga y falleció en 2003 en Bogotá. Fue la menor de tres hermanas. Cuando su padre murió, inició su vida laboral con tan solo catorce años para apoyar en la economía del hogar. Desde este momento se adentró en el escenario social e intelectual de la época y coincidió con temas y personajes que inspirarán luego algunas de sus obras. 

Su primer trabajo fue como secretaria en el Ministerio de Comunicaciones. Por este tiempo tuvo contacto con el llamado Grupo de Bachué, un grupo de escritores y artistas plásticos interesados en la revalorización del pasado indígena y autóctono de la nación colombiana. Luego de esto, en 1936, fue secretaria personal de Carlos Lleras Restrepo y años después, en 1943, asumió un cargo como funcionaria en la embajada de Colombia en Quito, Ecuador, donde conoció de cerca al llamado Grupo de Guayaquil que la acercó al marxismo. 

Vivió, además, un tiempo en España y tuvo relacionamiento con la Editorial Aguilar, una de las editoriales más importantes de la época para el mundo literario. Regresó a Colombia y trabajó en la Caja Agraria como bibliotecaria. Para 1981 ingresó a la Academia Colombiana de la Lengua como miembro correspondiente y fue la primera en ejercer, dos años después, como miembro de número. Trabajó, también, para El Tiempo y El Espectador con la publicación de comentarios y reseñas de libros. 

Elisa Mújica pudo trabajar, viajar, escribir y darse a conocer. Su primera novela, Los dos tiempos, la publicó en 1949 y en ella se narra la vida de Celina Ríos, una mujer que eligió su propia vida e hizo de la lectura su acto cotidiano, a la par que se retratan las características políticas y sociales de la capital bogotana.

Este libro marcaría los rasgos fundamentales de su prolífica obra: el cuestionamiento sobre el lugar que ocupaban las mujeres en la sociedad colombiana y la narración de las transformaciones urbanísticas que fueron sucediendo en la capital. Publicó entonces dieciocho libros dentro de los que sobresale Catalina (1963), novela con la que obtuvo una distinción en el pre­mio Esso, Bogotá de las nubes (1984), Ángela y el diablo (1853), Árbol de ruedas (1972), La Candelaria (1974), La expedición botánica contada a los niños (1978), Pequeño bestiario (1981) y Cuentos para niños de la Candelaria (1993).

Las altas torres del humo, publicada por primera vez en 1985, entra a hacer parte de la colección de Palabras Rodantes. En ella la autora recoge catorce cuentos de la tradición oral colombiana, provenientes de la región cundiboyacense, y un estudio denominado Raíces del cuento popular en Colombia en el que plantea las generalidades del cuento popular y su orígen en las comunidades más antiguas. 

Los relatos que Elisa presenta, los conoce por Margarita Parra, una campesina de Chiquinquirá; la escritora los graba, los transcribe, los edita y los analiza. Estos relatos han pasado de generación en generación, nacen de las entrañas de los pueblos, existen desde que el hombre habla, surgen de la imaginación, aparecen como memorias que unen al pasado con el presente. Pescadores, animales que hablan y se transforman, frailes, diablos, princesas, reyes adivinos, niñas con cabellos de oro, bobos, magos, sirenos y vírgenes son los protagonistas de estas narraciones que pueden suceder en Colombia, o en cualquier lugar del mundo.

"A mí lo que más me gusta en estos relatos es que en prácticamente todos, casi sin excepción, la institución matrimonial está en ruinas o lo que llamaríamos el matrimonio tradicional católico es algo que a ninguno de estos personajes le interesa [...]. En ella [en Elisa] había dos impulsos totalmente contradictorios: por un lado, quería ser una señora como toca, la señora religiosa con el medallón al pecho, con la falda monjil, pero al mismo tiempo creía mucho en la autonomía femenina", Mario Jursich, director de la revista El Malpensante.
"Ella es una pionera. Puede ser una pionera en ese sentido de hacer este tipo de recolección etnográfica, me parece también una pionera en el rescate de los cuentos populares, si bien incluso ella hace ahí un estudio y señala algunos ejercicios que se han hecho de recolección de este tipo de textos, este me parece como un libro deslumbrante en ese sentido, en la capacidad que tiene de recuperar una tradición", Alejandra Toro Murillo, doctora en Estudios Hispánicos y Latinoaméricanos.

👉Revive aquí la presentación del libro.