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La vida transmedia de El Eternauta

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La vida transmedia de El Eternauta
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A principios de 2020 Netflix anunció la realización de una adaptación cinematográfica de El Eternauta y en 2022 el Grupo Editorial Planeta publicó una nueva edición de esta historieta, la cual es considerada una de las obras más importantes en su género en América Latina. Especialmente en su país de origen, Argentina, es vista como una obra de culto.

El Eternauta en Netflix 

Al pie del icónico Obelisco de la ciudad de Buenas Aires, Argentina, alguien se arrastra por el piso como consecuencia de entrar en contacto con una nieve letal que recientemente empezó a caer sobre la ciudad. Otra persona, que observa al moribundo desde la protección del interior de un bus estacionado, se lleva las manos a la cabeza en señal de pánico. Se ven autos volcados alrededor. Al fondo, un incendio crece. Cuatro líneas de luz, parecidas a estrellas fugaces, se precipitan hacia la tierra iluminando el cielo de una manera que permite ver el horror de la escena.   

Semejante imagen puede ser apreciada en un cártel digital que sacudió las redes sociales a finales de 2022. Pero no lo hizo por su espectacularidad gráfica, sino porque en la parte inferior del poster aparecía un título en letra grande que decía: “El Eternauta: una serie oficial de Netflix”. Sin embargo, un par de horas más tarde, la plataforma de contenidos desmintió que la publicación fuera de su autoría. En 2020, la compañía anunció que harían una adaptación de El Eternauta, una historieta argentina que se ha convertido en una verdadera obra de culto. Por lo que la publicación del poster falso parece ser una forma de la comunidad internauta de mostrar su ansiedad por ver finalizada la producción.

Para conocedores de la historieta, es clara en el post la referencia a dos aspectos icónicos de la obra: la nieve y los artefactos voladores que iluminan el cielo. Estos últimos son evidentemente una referencia a los extraterrestres de la narración. El Eternauta es principalmente la historia de una invasión de seres de otro planeta. De hecho, la nieve fue provocada por ellos como una estrategia para extinguir a la raza humana y así poder conquistar el planeta Tierra. ¿Cómo crees que se organiza el pueblo argentino para resistir a la invasión?

¿Qué se sabe y qué se espera encontrar en la producción de Netflix?  

Netflix anunció que la adaptación consistiría en una serie, que todos sus capítulos estarían dirigidos por Bruno Stagnaro, que todo el proyecto estaría acompañado por Martín Oesterheld, nieto del autor del texto original, y que se lanzaría entre 2021 y 2022, pero eso no fue posible debido a la pandemia. Desde entonces, aún no se conocen la fecha exacta del lanzamiento ni mayores detalles sobre la producción

Aunque la historieta está ambientada en la Argentina de los años 50, la adaptación audiovisual tomará como escenario a la Argentina contemporánea. Esto puede ser un problema para quienes gustan de las producciones de época o para los que siempre esperan una traducción “fiel” de las obras literarias cuando dan el salto a la pantalla grande.  

También genera mucha curiosidad saber si aparecerá Oesterheld, el autor del texto, como personaje, es decir, si la serie también echará mano de la metaficción como lo hace la historieta. Esto resulta llamativo no solo por lo que implica para la estructura narrativa sino porque Oesterheld es una figura política de proporciones mayúsculas: representa a las personas que fueron desparecidas en el marco de la Dictadura cívico-militar de Argentina (1976-1983) debido a su activismo en contra del régimen, lo que le costó el exilio y que no se sepa de su destino desde el 25 de abril de 1977 hasta hoy.  

Por otro lado, el hecho de que el director sea Bruno Stagnaro ha generado mucha aceptación en la crítica, pues su trayectoria lo respalda, en especial lo que hizo con Okupas, una miniserie que narra con humor y profundidad las vivencias de un grupo de jóvenes golpeados por la crisis económica argentina de finales de los noventa. La elección del director, entonces, puede ser una muestra de que la adaptación no dejará de lado uno de los aspectos más importantes de la historieta: su carácter político.  

Ya veremos cómo se resolverán asuntos como la dependencia de los países de América Latina con relación a las potencias globales o, en un nivel más abstracto, la cuestión de no construir un héroe individual sino resaltar la fuerza del trabajo colectivo. A propósito de esto último, Néstor García Canclini, citado por Carlos Paul, afirma que:

“La mayor originalidad [de la obra] reside en cómo imagina la resistencia a los invasores. Las historietas de salvación casi siempre se organizan en torno a un sólo héroe con poderes excepcionales, sobrenaturales (Batman, Superman), en contraste por otro lado con masas indiferenciadas e impotentes. Oesterheld, el autor, no propone eso. Él dice que el único héroe válido es el héroe en grupo. Nunca el héroe individual”. 

¿Cómo llegó El Eternauta a ser una obra de culto?  

Desde que empezó a circular por entregas en la revista Hora Cero Semanal en 1957, El Eternauta se convirtió rápidamente en una lectura de masas. La audiencia de la revista esperaba con ansias la entrega de la semana siguiente: los lectores comentaban entre sí el devenir de los acontecimientos, especulaban sobre las derivas que podría seguir la trama y algunos incluso se atrevían a escribir cartas a la revista para quejarse por el destino de los personajes u otros aspectos del desarrollo de la historieta.  

Para muchos era la primera vez que veían convertidos en escenarios de tan fascinantes aventuras los lugares por los que caminaban cotidianamente, además de ver como protagonistas a personajes con los que compartían idiosincrasia, es decir, la manera de hablar y comportarse. Esta dinámica se mantuvo hasta 1959 que las entregas de la revista llegaron a su fin.  

Sin embargo, la historia siguió andando. Los autores de la historieta, Héctor Germán Oesterheld, el guionista, y Francisco Solano López, el dibujante, trabajaron en secuelas y otras versiones. Fue tanta la apropiación de El Eternauta por parte del público que muchos otros escritores y dibujantes participaron y siguen participando en nuevos proyectos asociados a este título. Y sigue tan vigente que podemos encontrar, por ejemplo, que en el 2010 se publicó una secuela completamente nueva de lo que ya ahora es considerada una saga.  

Habla de la fuerza de esta obra el hecho de que existen copias piratas de todo tipo de la versión original y de todas las demás, que a lo largo de estos años se han presentado varios intentos de llevar la historieta al cine e incluso que es parte de los planes de lectura del Ministerio de Educación.   

Es más, algunos consideran que le abrió las puertas a todo el movimiento gráfico que vino después, le mostró caminos a los artistas que venían atrás y no solo de Argentina, sino de todo el continente

"Cuando la historieta mexicana era una artesanía menor dirigida a las clases semi analfabetas […] los argentinos producían obras inteligentes de gran ambición literaria. Oesterheld y el dibujante Solano López se apropiaron de las convenciones de la ciencia ficción y las revirtieron convertidas en una terrible alegoría política. Acaso sin saberlo, ahí plantaron la semilla de la moderna narrativa de la imaginación contemporánea en Latinoamérica. Por ello, a pesar de ser profundamente argentina, El Eternauta es una novela gráfica que nos pertenece a todos los lectores y creadores de la región", dice BEF, novelista gráfico mexicano, citado por Francisco Ortega. 

Restauración de El Eternauta a cargo de Planeta 

Fue 2022 el año en el que se revitalizó el interés por El Eternauta, ya que, además del posible estreno de la serie, para ese tiempo el Grupo Editorial Planeta había anunciado que pondría en circulación una nueva edición de la historieta, lo cual efectivamente hizo en octubre. Y no se trababa simplemente de una edición corriente, sino de una que implicó un arduo trabajo de restauración.  

A propósito de esta nueva edición, invitamos a Mario Cárdenas, estudioso y divulgador de historietas, a conversar con Pablo Sapia, encargado del proceso de restauración, y Demian Urdin, investigador y editor de la Revista Blast. Sapia y Urdin, lectores argentinos de El Eternauta nos cuentan, desde su experiencia y trabajo, impresiones y detalles de esta nueva edición, resaltando la importancia de la historieta y su origen seriado, dando pistas sobre su capacidad para saltar en el tiempo.

Escucha la conversación completa aquí:

¿Cómo fue el trabajo de restauración de El Eternauta?  

Pablo Sapia cuenta que haber hecho otros trabajos de restauración previamente —por ejemplo, de obras de Manuel García Ferré y de Dante Quinterno, ambos artistas gráficos argentinos que crearon personajes que se convirtieron en iconos del país; el primero, de Hijitus y Larguirucho, mientras que el segundo de Patoruzú y Isidoro Cañones, por mencionar dos de los más famosos de cada autor— le dio la confianza para aceptar el sensible encargo de restaurar un clásico, sabía que podía estar a la altura del personaje, pero tenía claro que iba a tocar un material casi sagrado:  

“Yo dije, bueno, vamos a hacer el trabajo como si fuéramos un ayudante más en el estudio [de Solano López], pensando qué es lo que quiere el maestro, cómo lo haría. Yo, por suerte, como lector, ya tenía la obra desde muy chico, la obra de SolanoLópez la tengo muy internalizada, entonces sabía inclusive cómo trabajaba en aquella época, él trabajaba sobre papel, ilustración, con pincel, o sea, tenía cierta data porque lo había charlado con el propio Solano inclusive. Entonces, en ese sentido, si bien era mucha responsabilidad, como dice aquel viejo adagio del fútbol: los de afuera son de palo. Uno entra a jugar a la cancha y se olvida de que hay 100.000 personas en la tribuna y están insultándote. Entonces, no hay que escuchar esas cosas. Yo simplemente pensé en hacer bien el trabajo”.   

El encargo era delicado, además, porque los originales de El Eternauta estuvieron perdidos un largo periodo de tiempo. De modo que las reproducciones para nuevas ediciones se hacían a partir de viejas ediciones con lo cual la calidad de la imagen se veía seriamente afectada. Solo hasta 2010, después de que uno de los herederos de Oesterheld encontrara en manos de un coleccionista italiano una parte de los originales y de que se resolvieran asuntos legales relacionados con los derechos de autor, pudieron salir ediciones con mejor calidad.  

Sin embargo, hasta que salió la versión de Planeta, seguía faltando una edición que mejorara la experiencia de lectura con la ayuda de la visión editorial y las tecnologías contemporáneas. El restaurador explica que:

“La obra salió semanalmente como un folletín de continuará. Entonces, en esas circunstancias, normalmente, el último cuadro de una semana y el primero de la siguiente son muy parecidos o tienen textos muy parecidos. Además, al principio de cada página, tenemos el cuadro con el título de la obra […] Así que [cuando se llevó el semanario al formato libro en 1961] todo eso había sido editado y sacado. Pero si a una obra dibujada le vas sacando cuadritos, tenés que ir reacomodando los cuadros siguientes para que se adapten al formato de la página. […] Para completar, por ejemplo, el espacio del cuadro con el título se agregaba dibujo y de golpe ese dibujo estaba mal hecho o tenía incoherencias con cosas que venían de atrás. Todos esos pequeños errores son de concordancia y, en definitiva, narrativos […]. Es como si uno tiene una obra literaria y copia un renglón de otra página y se la pone entre dos renglones de otra página posterior [...] Poder eliminar esas cosas, resolver esas cuestiones de una manera más sencilla y más acorde a la narrativa original, a mí realmente me puso muy contento y creo que el resultado quedó bien, estoy muy satisfecho”. 

A propósito de lo anterior, Demian Urdin apunta que “Si es cierto que, como con todo clásico, cada vez que se ha reeditado El Eternauta siempre se corre el riesgo de que se transforme en el Ecce Homo de Borja [conoce esta historia aquí] y de repente que quede una cosa muy fea. Y ha pasado que hay ediciones que no están a la altura de la obra. Eso es definitivo. Pero para mí la edición de Planeta es increíble. Es un trabajo bueno evidentemente, Pablo lo ha dicho, es muy distinto cuando el trabajo se hace desde el cariño, desde el amor, desde el cuidado de un clásico, desde el peso que puede tener eso, desde la responsabilidad que significa llevar eso adelante, desde una cosa que tanto a Pablo como a mí nos acompaña desde los seis años […] En el 2009 en Argentina nevó y todo el mundo conectaba con esa lectura de El Eternauta. No hay otros libros con los que uno conecte de esa manera”. 

¿Cómo aparece retratado Buenos Aires en El Eternauta?  

Para Pablo Sapia el hecho de ver a la ciudad de Buenos Aires retratada en la historieta resulta una de las cosas “más encantadoras del libro”. Pero, advierte que es “un paisaje urbano que de a poco se va perdiendo”, lo cual produce una “mirada nostálgica de recuperar una parte de la ciudad, por ejemplo, cuando los personajes están llegando a la zona de Plaza Italia, que es un lugar icónico de la ciudad. En la esquina podés ver un cine y ese cine ya no existe. Cuando yo era chico ya ni siquiera existía. Era como una especie de recuerdo del pasado, que funciona bien con la misma idea narrativa de El Eternauta que es un viajero del tiempo”. Agrega que esta obra se suma a la tradición literaria que ha develado como “Buenos Aires es una ciudad superpuesta, una sumatoria de ciudades invisibles o ausentes puestas una encima de otra”. 

Otro de los escenarios importantes en la obra es el Estadio de River Plate. Sapia, hincha de este equipo desde muy niño, cuanta que, cuando entró por primera vez con 6 años, el escenario deportivo “ya tenía esa información mística, esa cosa, esa energía de El Eternauta. Estando ahí pude imaginarme, en el campo de juego, los Lanzarrayos, los soldados, los ataques de los Cascarudos subiendo por la platea. Es una cosa maravillosa que la historia esté escrita en un lugar reconocible para los lectores […] Esa identificación para mí es uno de los aciertos de Oesterheld y demuestra la maestría de Solano López para plasmarlo en su dibujo”. 

Damian Urdin hace mención de una categoría de Juan Sasturain para describir aquello dicho por Sapia: "domicilio de la aventura". Lo que, según él es “un elemento fundacional y fundamental para gran parte de lo que es la historieta de aventuras en Argentina, que es tomar el espacio local como la posibilidad de que allí pasen cosas y pasen cosas maravillosas y fantásticas, algo que Oesterheld ya había intentado en Rolo, el marciano adoptivo, que era una historieta, donde hay varios elementos que después vamos a ver en El Eternauta”. En cuanto a su experiencia como lector, coincide con Pablo en que al leer se va encontrando uno con una ciudad que va dejando de existir:  

“Cuando se hizo El Eternauta no existía el Barrio Chino porque es fruto de una migración asiática de finales de los 70. La Avenida Santa Fe es otra [que ya no existe], la Plaza Congreso hoy está enrejada […] La cancha de River perdió hace poco su pista de atletismo con lo cual ya no será la misma cancha que vemos en el enfrentamiento. Y para mí esa espacialidad es muy importante. Yo me casé en la Glorieta de Barrancas de Belgrano, donde le ponen el dispositivo a Juan Salvo. Yo me casé ahí imaginando toda la cuestión [de El eternauta que ocurrió allí], pobre mi pareja que aceptó casarse en un lugar así. Pero es un lugar icónico para mí, es un lugar que tiene esta cuestión de lo mágico, de ver la página, de recordarme a mí en mi cuarto de muy chico y entender que esa posibilidad estaba, esa posibilidad del vinculo entre lo local y lo imaginativo. Y ahí hay un peso muy importante de permitirnos imaginarnos estas aventuras a la vuelta de la esquina”. 

¿Por qué leer El Eternauta hoy?  

Pablo Sapia sostiene que hay que leer El Eternauta porque “es una obra construida desde un lugar diferente […] es una historia bastante atípica. Si bien el planteo se corresponde con las obras de ciencia ficción de su época, es decir, la invasión extraterrestre y los humanos en la resistencia […] se van a encontrar algo que es completamente distinto. No es la típica historia de ciencia ficción con los buenos y los malos. Oesterheld escribía desde un lugar mucho más humanista, más interesante, más complejo también, con muchos matices, y además es una historia que va creciendo orgánicamente […]:  dentro de ese contexto narrativo de folletín se puede ver cómo los personajes van creciendo y cómo la historia misma va creciendo […] O sea, [hoy en día] no es una lectura nostálgica para entender cómo era la historieta argentina en los años 50. Es una obra que sigue viva y se puede seguir disfrutando”. 

Demian Urdin, por su parte, plantea que “no hay nada más inmersivo que leer El Eternauta y venir a Buenos Aires […] Uno va a la Plaza Congreso e intenta adivinar cuál es la terraza donde simulan ser hombres robot. Eso es algo que no muchas obras tienen. Aunque eso me pasa también con Roberto Arlt. Me parece que la obra tiene una cuestión palpable de encontrar esos escenarios y de uno poder sumergirse en ese espíritu que tiene el espacio, porque en ese lugar se imaginaron aventuras imposibles”. 

Además, en palabras del investigador y coleccionista, “Oesterheld tenía algo muy bueno como autor […]: él partía de preguntas todo el tiempo. Esta cuestión de la maldad y la bondad, de quiénes son los enemigos […] Para mí esas son preguntas que, como decía Pablo, nacían de su perspectiva humanista y que me parece que era muy interesante el pacto lector que él proponía: presentaba un tablero, pero las reglas las creaba con los lectores. Hay un respeto hacia los lectores que se nota mucho en Oesterheld. Hay una cuestión de ofrecer un gran contenido, incluso si ese gran contenido no era muy acompañado por las ventas. […] Yo puedo decir que a mí El Eternauta me cambió la vida, entonces para mí lo recomiendo desde ese lugar, desde un lugar en el que te encierra, te atrapa y te entregas completamente a la lectura”. 

Por: Santiago Velásquez Yepes

  • Analista Cultura Digital