En octubre, la época más terrorífica del año, aprovechamos para analizar, de la mano del escritor José Andrés Gómez, las características de la literatura de terror actual. Descubre cuáles son nuestras lecturas recomendadas de este género.
Halloween es una de esas tradiciones anglosajonas que hemos tomado prestadas y se ha adherido tanto a nosotros, hasta el punto en que la fascinación por la estética del terror, propia de esta época, hace de octubre un mes esperado con ansias. Muchas personas se sienten inevitablemente atraídas por los disfraces, las películas, los eventos y la experiencia misma del miedo, que resulta tanto extraña como disfrutable. Es en este momento del año en el que más nos interesa desempolvar las historias de horror, pero en el que también vale la pena preguntarse si la fascinación por el efecto de pánico, y los escalofríos que este nos produce, continúan siendo motivados por las mismas temáticas.
El miedo a lo desconocido y lo supraterrenal ha sido una constante en los tópicos literarios del horror. José Andrés Gómez, escritor de literatura fantástica y aficionado a las historias terroríficas, señala que “en una época tan racional como esta, es irónico que muchas veces se apela a ciertos miedos, no necesariamente sobrenaturales, pero sí que tienen que ver con ciertas creencias nuestras[…] que deberíamos haber superado y sin embargo nos asustan. Es bastante curioso que exista esa inclinación a ciertas zonas oscuras del ser humano que no hemos podido descifrar, que son miedos irracionales internos”. No obstante, a diferencia de la época contemporánea, en la antigüedad, el hombre contaba con menos herramientas para dar explicación a muchos fenómenos naturales y sociales, de manera que la superstición era un recurso que permitía afrontar la existencia.
De ahí que las brujas, los vampiros y los fantasmas sean figuras que están instauradas en nuestro imaginario colectivo de lo que es el terror y, aunque nos resultan tan entrañables, actualmente los avances de la ciencia, la tecnología y la razón han abierto un abanico de posibilidades frente a las historias que nos causan un susto verdadero. Hoy en día, que muchos de los interrogantes del pasado han sido resueltos, los miedos del hombre moderno también recaen en un plano del entorno más físico y real, pues hay un reconocimiento de que el horror habita en nuestra propia extrañeza humana y en nuestras creaciones. De esta manera, las historias de terror se balancean entre lo racional y lo irracional.

Frente a las características propias de la literatura de terror moderna, José Andrés dice que, si bien no podría destacar un solo movimiento, le parecen interesantes las construcciones que, más allá de pretender asustar, exploran el campo de lo inquietante. Este es el caso del género WeirdFiction, que tiene una larga tradición encabezada por H. P. Lovecraft y Edgar Allan Poe, pero que ha sufrido un renacimiento en nuestra época (New Weirdfiction) debido a lo macabro y atractivo que resulta la mezcla de terror, fantasía y ciencia ficción para una generación que ha crecido y se ha vinculado con los géneros híbridos. José Andrés apunta que este tipo de literatura no responde a un movimiento masivo, pero hoy resulta cautivadora porque "explora rincones muy extraños del comportamiento humano” y “hay veces puede mezclar miedos sobrenaturales con perspectivas muy racionales". Los autores que destaca en este género son Stephen Graham Jones, Thomas Ligotti y Reza Negarestani.
Si nos ubicamos en nuestro contexto latinoamericano, existen además otras razones por las que hoy leer sobre zombies o los típicos hombres lobo, no es exactamente lo que nos pone los pelos de punta. La herencia anglosajona se queda corta ante las posibilidades del horror real que hay en nuestro territorio, y frente a esto, Arango confiesa que siempre le ha molestado “cuando la literatura de terror latinoamericana trata de hacerse pasar por cosas como las que se hacen en Estados Unidos y no son creíbles”. Por eso para él fue un gran hallazgo leer a autoras como la argentina Mariana Enríquez o la ecuatoriana Mónica Ojeda, porque sentía que narraban, con gran calidad literaria, hechos que realmente podían ocurrir en nuestro contexto:
Es esta sensación de verosimilitud la que persiguen muchos de los actuales amantes de la literatura de terror. Nos asustan e incomodan los relatos que incluyen situaciones que sabemos le ocurrieron o podrían ocurrirle a alguien de carne y hueso; los casos de asesinos seriales, desapariciones forzadas, dictaduras, psicópatas y demás posibilidades de nuestra propia historia que desafían nuestra reacción de miedo. En busca de que conectes con relatos, contemporáneos o del siglo pasado, que respondan a las diferentes sensaciones perturbadoras e inquietantes aquí descritas, te dejamos una lista de recomendados de obras de terror que quizás no conocías:
Distancia de rescate
Samantha Schweblin

Esta es la primera novela de la escritora argentina Samantha Schweblin, publicada bajo el sello editorial Penguin Random House. El relato tiene como personaje principal a Amanda, una mujer agonizante que, a través de la conversación con David, un niño pequeño, comienza a recordar el momento en el que a ella se le escapó “la distancia de rescate” con la que protegía a su hija. Schweblin propone una especie de thriller psicológico en el que explora la maternidad y la naturaleza desde un lado obsesivo, tormentoso y oscuro.
Nuestra parte de noche
Mariana Enríquez

En su cuarta novela, publicada por la editorial Anagrama, Mariana Enríquez aborda el terror sobrenatural de una manera ingeniosa y atrevida al situarse en el contexto sociopolítico de la dictadura militar argentina que también contiene sus propios horrores reales. En esta historia, Juan y su hijo Gaspar emprenden un viaje desde Buenos Aires hasta las Cataratas del Iguazú, escapando del fatal destino que le espera al pequeño por estar ligados a una congregación secreta llamada la Orden, en el que los rituales, los sacrificios y lo paranormal son la ley.
Mestizos
Stephen Graham Jones

Publicada en el 2016, esta historia recurre a uno de los personajes clásicos del terror fantástico: los licántropos. El joven protagonista narra las complicaciones de su vida cotidiana al pertenecer a una familia de hombres lobos, entendiendo esta circunstancia como una condición azarosa de la existencia que toca padecer y que los margina de la sociedad. Stephen Graham Jones se arriesga a jugar entre lo tradicional y lo contemporáneo al narra runa experiencia de terror usando una figura típica, pero en la que la idea de lo normal y la monstruosidad está mucho más enrevesada.
Las voladoras
Mónica Ojeda

Esta antología de cuentos escrita por la ecuatoriana Mónica Ojeda contiene ocho historias cortas narradas en clave de clarososcuros: el juego entre lo citadino y lo rural, lo bello y lo ominoso, el terror real y el terror fantástico es el núcleo de la estética de este libro. El estilo de los relatos, que se desenvuelven en el misticismo propio de la Cordillera de los Andes, fue definido por la autora como “gótico andino” ,y responde a la necesidad de narrarla violencia y el miedo que envuelve a este contexto geográfico específico.
Satanás
Mario Mendoza

Mario Mendoza lleva la literatura de terror al interior del paisaje de ciudad, al ubicar la presencia de lo perverso en la vida cotidiana y resquebrajada de habitantes citadinos. Basada en una masacre real cometida por el exmilitar de la Guerra de Vietnam, Campo Elías Delgado, esta novela, publicada por Editorial Planeta, juega con la idea del bien y del mal, de lo divino y lo maldito, a través de las historias de cuatro personajes que se entrelazan en la inquietud, la violencia y la maldad.
Cadáver Exquisito
Agustina Bazterrica

Como si fuese una profecía del año 2020, Bazterrica publica en el 2017 bajo el sello editorial Alfaguara, una novela que relata la aparición de un virus letal que perjudica tanto a animales como a humanos. La diferencia es que en esta realidad distópica, la sociedad se ha visto tan afectada que los gobiernos, ante la falta de carne animal, legalizan el canibalismo. Esta historia se pregunta por las consecuencias escalofriantes y despiadadas del ego humano llevado al extremo.
Los elementales
Michael McDowell

Con este clásico del gótico sureño de Estados Unidos, nos devolvemos a 1981, año en el que McDowell conocido por trabajar en guiones de Tim Burton, como Beetlejuice y El extraño mundo de Jack, demostró sus habilidades literarias para escribir terror. En el relato, el verano de las familias McCray y Savage se ve perturbado cuando una de las tres antiguas casas victorianas que hay en una playa de Alabama es invadida por la arena y por un ente extraño que los acecha. Esta obra fue reeditada y publicada en el 2017 por la editorial argentina La Bestia Equilátera.
Cuentos de amor, de locura y de muerte
Horacio Quiroga

Este libro de cuentos, escrito hace más de un siglo, es un gran referente del terror latinoamericano. El uso de coloquialismos y la manera de narrar el horror de la naturaleza se destaca en estas historias, que abordan principalmente la idea de la muerte desde distintos matices, y en las que es recurrente la deshumanización del hombre y la humanización de los animales. La primera publicación incluyó 18 relatos y después sufrió diversas modificaciones, incluyendo la supresión de un par de relatos.
Aura
Carlos Fuentes

Publicada en 1961, esta novela corta de ficción gótica es la más importante del escritor mexicano Carlos Fuentes. La historia se narra en una arriesgada segunda persona y trata de Felipe, un historiador que es contratado por una anciana llamada Consuelo, la cual tiene una extraña relación con su sobrina Aura que Felipe quiere desentrañar, puesto que la muchacha le genera gran atracción. Esta es una obra en la que abunda el misterio, característica del conocido boom latinoamericano y que ha sido motivo de variados estudios por sus distintas posibilidades de significaciones.
Lunar Park
Bret Easton Ellis

Esta novela de literatura norteamericana, publicada en español en el 2006 por la editorial Mondadori, es una autobiografía ficticia. El punto de partida es una fiesta de Halloween, y durante el suceso comienzan a mezclarse la realidad y la ficción de Bret Easton Ellis: fantasmas de personajes de sus anteriores libros merodean su casa y su hijastra parece estar en inminente peligro, dentro y fuera del hogar. Esta es una historia de terror psicológico en el que los límites de la metaficción son puestos a prueba.