Columna de opinión

Cuatro cómics para hablar sobre las crisis ambientales

Algas verdes, la historia prohibida (Astiberri, 2022) de Inès Léraud y Pierre Van Hove; Un tributo a la tierra (Reservoir Books, 2020), de Joe Sacco; Cambio de clima. Un ensayo gráfico (y autobiográfico) sobre el cambio climático, de Philippe Squarzoni (Errata naturae, 2022); y Basura (Astiberri, 2016), de Derf Backderf.

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Cuatro cómics para hablar sobre las crisis ambientales

Unas semanas atrás, mientras pasaba cerca de una librería ubicada al interior de una universidad, vi un libro que llamó de inmediato mi atención. No tenía información previa del objeto impreso, aunque relucía por el amarillo de la portada y las letras verdes del título. A pesar de que iba colgado para una cita, entré a la librería y me quedé pasando páginas. El libro era Algas verdes, la historia prohibida (Astiberri, 2022) un cómic documental firmado por la periodista Inès Léraud y el dibujante Pierre Van Hove, con una extensa investigación que expone una estructura política y financiera que tiene sus raíces en los procesos de agricultura intensiva en Francia.

Repasando las páginas, en lo que fue una primera lectura, advertí sin necesidad de hacer una inmersión completa que el trabajo de los autores no era el habitual informativo con dibujos, o el típico resumen ilustrado; todo lo contrario, en este caso la investigación —nada fácil de resolver— y la complejidad de lo contado se abrían en capas de datos, fuentes y testimonios. Un alivio y una sorpresa por lo que el libro podría enseñar: toda una lección de periodismo investigativo en contravía del dibujo como uso didáctico para informar.

Recordé el encuentro con Algas verdes en la presentación de El veneno de los dragones: historias del río al socavón un libro de Juan Miguel Álvarez editado en la colección Palabras Rodantes, número que fue lanzando en el Festival Actuar por lo vivo. Mientras el periodista desgajaba los detalles de su trabajo y el mapa que ha armado en sus años de reportería, el trabajo de Inès Léraud y el Pierre Van Hove se me antojaba similar a lo que exponía Álvarez, sobre todo en la fase donde estaba más cómodo y no tenía que hacer de su periodismo un acto de entretenimiento.

La similitud venía por varias caras: por un lado, la complejidad del periodismo de investigación que no se limita a sentencias o frases alentadoras; y, por el otro, lo que implica un periodismo así, fuera del entretenimiento, la liviandad de las tendencias o las opiniones fáciles, irresponsables en muchos casos, que vienen de la mano de ese seguro de doble cara llamado “libertad de expresión”, con el que cada quien dice lo que quiere desde su parlante y lo dice cómo le parezca y se le ocurra.

De un lado y del otro, de lo que leí en Algas verdes y lo que decía Álvarez, con diferentes herramientas, la lección que se abría al paso era que el periodismo no es un asunto de contar historias, es un trabajo de campo, de verificación y de pensamiento, de invitación a discutir un tema: con experiencia de trabajo, puntos de vista, fuentes, datos, argumentos, y que no se aproxima a una verdad sino que expone la contradicciones de un problema abriendo nuevas preguntas. Muestra el problema, a tal punto de subvertir la floja idea de la objetividad que no es más que el vicio de una agenda, unos intereses y las sobras de una mirada parcializada.

Todo esto, el recuerdo de Algas verdes, libro que repasaré más adelante, lo expongo acá para comentar otros libros que transitan por sendas paralelas, como ensayos o periodismo de inmersión, trabajos e investigaciones que nos sumergen en las grietas de un problema. El trabajo de Inès Léraud y Pierre Van Hove, aunque sea de forma arbitraria, lo agrupo con otros libros que son ejemplos cercanos de lo antes mencionado y que trabajan en temas similares o, para decirlo de otro modo, apuntan desde su esquina a un problema concreto: las crisis ambientales, la explotación industrial de los recursos, nuestra relación con la tierra y los otros seres vivos que la habitan. Hablo de Un tributo a la tierra (Reservoir Books, 2020) de Joe Sacco, y Cambio de clima. Un ensayo gráfico (y autobiográfico) sobre el cambio climático de Philippe Squarzoni (Errata naturae, 2022).

Lo que se encuentra en cada uno de estos libros y en sus formas diferentes de lectura, más allá de unos temas comunes, son las formas de trabajo: inmersivas respecto a la ausencia de velocidad y entretenimiento en lo narrado, se cuenta sin hacer uso de lo inmediato, la extensión se salta el protocolo del consumo rápido, porque nunca es suficiente un par de páginas para despachar un tema; y una lateralidad que está por fuera de lo informativo y la noticia diaria, formas que nos muestran un espacio poliédrico, sin puntas visibles y acaso de fácil digestión.

En el caso de Sacco, el dibujante y periodista trabajó por años en una investigación que representa un problema transversal en el continente y en otros lugares del planeta: cómo las industrias extractivas/colonizadoras de recursos como la madera, los diamantes y la extracción de recursos fósiles: petróleo y gas natural —conocido como fracking— impactan la vida en las comunidades, en el caso de su trabajo, indígenas de pueblos de las Primeras Naciones en los Territorios del Noroeste de Canadá, los denes.

En el paisaje, Sacco se inserta, como sabemos, no con la ansiedad del reportero que acude al problema, sustrae la noticia, y luego desaparece (como enseñó en Gorazde o Notas al pie de Gaza), se inserta y habita en el lugar del problema en un tiempo largo hasta encontrar lo no visible. Esto le permite ver de cerca, tomar distancia cuando es necesario, confrontar muchas versiones; buscar la raíz de los problemas y exponer en su conjunto una discusión sobre nuestra relación con la tierra.

Sacco, que no busca una verdad, pliega en sus dibujos y composiciones de una página una estructura de caminos sin salida, engaños, adicciones y violencias que afectan a los habitantes y su relación con el paisaje. Lo muestra en un proceso habitual de escucha y observación a través de un marco de preguntas y una delimitación histórica de los pueblos, la disociación a la que fueron sometidos los indígenas producto de la fragmentación de los vínculos, las contradicciones que se instalaron gracias a las promesas de desarrollo, entre otros aspectos que completan un libro con preguntas y alternativas al presente y al futuro.

Por otro lado, Squarzoni, en un trabajo monumental, ensaya sin las condiciones y los esquemas habituales de los documentos académicos. Lo suyo, y en eso se distancia con los otros trabajos acá mencionados, parte de la reflexión personal, los recuerdos de infancia, piensa una y otra vez cómo contar una historia, y cómo contar esta historia y darle un final, abre preguntas para las que no tiene unas respuestas a la mano hasta el irse deslizando en el hueso del problema: el cambio climático.

Un problema nada fácil de exponer y explicar, así se cuenten con recursos gráficos y de diseño. Porque el volumen de lo que se cuenta; las respuestas y explicaciones técnicas, vuelven como un bucle que borra la claridad de lo contado. Squarzoni en su tarea, usando viñetas panorámicas y algunos ejercicios a doble página, representa entre texto y dibujo las variables iniciales del problema, expone cifras, datos y causas, inserta alternativas, arman su trabajo con fuentes e informes esquivando la densidad de la información para darle espacio, aunque reiterado, a un problema que ya es irreversible. Ante todo esto, el dibujante se confronta ante la evidencia, y su vida personal, la del investigador/habitante del planeta se mezcla con lo que nos presenta, no porque sea en el centro del problema, sino porque su vida habita en el problema.

Y volviendo a Algas verdes, esta versión ampliada del reportaje de 43 páginas “Sur la plage empoisonnée” (En la playa envenenada), publicado en septiembre de 2017 en La Revue Dessinée nº 17, las costas en la Bretaña francesa son el centro de la investigación, en esta zona los estuarios de sus ríos, desde hace más de cuarenta años, son depositarias de enormes cantidades de algas verdes que cuando se pudren generan sulfuro de hidrógeno (H2S). La exposición a estas algas fétidas es tóxica por una simple inhalación, y causan la muerte.

Alrededor de lo que pasa con las algas verdes, la muerte de tres personas y muchos animales, Inès Léraud y Pierre Van Hove, componen un trabajo que deja en la superficie la parte visible: el asentamiento de las algas en las costas. Y las partes ocultas: las dificultades para investigar y las trabas que se han armado para que la información de un problema de salud pública permanezca a la sombra. De modo que se muestra la estructura completa: las algas sitiando las costas, las muertes, la borradura de datos, la burocracia, la incidencia de los intereses económicos y políticos que no permiten informar y resolver el asunto.

Una investigación cimentada en su parte central por las causas del problema que, a la distancia, no parecen reconocibles, pero que en la composición de este trabajo encajan en su estructura. Así, con las piezas del cuadro completo entendemos que el origen de las algas tóxicas es el avance sin controles de la agroindustria, el uso de agroquímicos, la hiperproducción de alimentos, el lobby político y económico que pone por encima los intereses privados a los sociales y ambientales. Todo esto en un libro que a diferencia de los dos anteriores, dibujados a una tinta, está pasado por la coloración desaturada con los mencionados verdes, amarillos, azules y magentas que le dan a lo narrado una vibrante expresión de toxicidad.

Ahora bien, en este párrafo final sumo a las menciones otro trabajo que completaría el esquema, porque hace zoom a esa parte de las consecuencias. Me refiero a Basura (Astiberri, 2016), de Derf Backderf. En este caso, el dibujante nos muestra cómo la basura es el resultado del consumo imparable de energía, la destrucción de ecosistemas y la idea de crecimiento infinito. Producimos más de lo que necesitamos, algo que se puede evidenciar en el aumento de los residuos. Y tal vez la única alternativa es volver al bien común, frenar el desarrollo, de lo contrario los problemas, además de irreversibles, devastarán la vida en el planeta.

Mientras tanto ahí están estos libros y otros para discutir estos problemas con otras herramientas y pasar de largo las opiniones sin piso. Como lo escribió el periodista venezolano Boris Muñoz: "necesitamos menos opiniones basadas en impresiones o especulaciones y más opiniones sustentadas en datos verificables".