El título 147 de Palabras Rodantes, una alianza entre el Metro de Medellín y Comfama: Basta regalar cositas: Rocas para aparearse y otras historias de biodiversidad del Parque Explora, recoge cincuenta pequeñas historias recopiladas por este museo interactivo, ubicado en la zona norte de la ciudad de Medellín, en las que aparecen las clases de baile que suceden entre las abejas, las cositas azules que el pergolero satinado colecciona para conquistar o las plantas actrices y dormilonas que fingen que se marchitan para despistar enemigos. Una selección de historias para alimentar el asombro y mirar de otra manera.
La curiosidad puede dar cabida a las preguntas más extraordinarias. Puede ayudarnos a desprendernos de los sesgos, a mantener la mente abierta, a sorprendernos con los simples sucesos de la vida. Puede servirle al científico o al apasionado para darse cuenta de los colores particulares de una flor, de las formas en que ciertos animales asumen el duelo o el cortejo, o incluso de la vida que arde dentro de un volcán.
“La curiosidad tiene que ver con el trabajo científico, porque las ciencias son algo inacabado, lo que implica poner siempre la pregunta en el centro de cualquier investigación bien sea que uno busque entender cómo funciona un átomo, o si el pensamiento tiene que ver con la estructura del cerebro, o cómo cambiar los semáforos para que el tráfico sea más fluido, o cómo vuelan los pájaros sincronizados. En cualquiera de esas preguntas científicas hay algo que no entendemos, por lo que la curiosidad es ese querer entender o encontrar algo, es ir más allá en el conocimiento y la comprensión del mundo. La curiosidad, con todas sus preguntas, en resumen, es la base del conocimiento científico”, Juliana Restrepo, directora de contenidos y apropiación social del Parque Explora.
Pero la curiosidad no solo es útil en la ciencia, también es útil en la vida misma: “Hacerse preguntas es una manera agradable, divertida y respetuosa de acercarse al mundo, al otro, a lo otro, a quien no se me parece, es una manera de disponerse al aprendizaje”, David Vásquez Muriel, coordinador de comunicaciones del Parque Explora. Nos alienta a cuestionar hábitos, a entender nuestro comportamiento propio, a descifrar las emociones del otro para actuar con empatía, a comprender los detalles de una noticia, a abrir las puertas hacia nuevas culturas.
La curiosidad aparece genuinamente en la niñez, en la primera vez en que nuestros ojos ven el cielo, un atardecer, un árbol, un baile o un animal. Aparece en los primeros pasos que damos en este mundo infinito, en el que las preguntas se cuelan por un sonido que se muestra especial ante los oídos o por un suceso que sorprende la mirada. “Los niños y las niñas quieren saberlo y entenderlo todo. Lo que les pasa a algunas personas en la vida, afortunadamente no a todas, es que alguien les mata esa curiosidad porque les dicen ‘no pregunte eso’, ‘usted es muy intenso’ o ‘usted es un bruto, cómo no sabe eso’, entonces asociamos esa curiosidad inherente a lo humano con connotaciones negativas. Así que más que alimentar la curiosidad, tenemos es que nunca bloquearla, o desbloquearla, nunca matar el asombro”, continúa Juliana.
Un lugar para mirar de otra manera
Las historias sorprendentes están en todas partes, detrás de un pez en un acuario, detrás de alguien que textea en su celular con emoción en sus ojos, detrás de un ave que visita un parque, detrás de una montaña inexplorada: “No podemos ver las historias que nos rodean por tener la curiosidad bloqueada, entonces al uno desbloquear el asombro y permitirse parar y mirar, las encuentra”, enfatiza Juliana. Uno de los lugares más importantes de Medellín para inspirar el asombro y despertar la curiosidad es el Parque Explora, cuatro vistosas cajas rojas que contienen museo interactivo, planetario, acuario y taller público de experimentación: Exploratorio.
Este Parque cuenta con más de 300 experiencias interactivas que le apuestan a la apropiación social del conocimiento científico y tecnológico, es decir, más que comunicar y divulgar la ciencia, busca conectar con las preguntas y las emociones de las personas para que vivan, sientan y creen su propia ciencia, esa que conlleva desde las transformaciones m ás complejas hasta las personales, las íntimas, las que se perciben sutilmente. Por lo tanto, para aquellos que no se han detenido a mirar, que apenas comienzan con este ejercicio o que ya se detienen cotidianamente a apreciar las historias que germinan en todos los lados, el Explora es esa compañía que inspira el aprendizaje y orienta la mirada.
“El Explora es un proyecto de divulgación de las ciencias que rebasa la obra física tan bella y se convierte en una conversación pública vigorosa que intenta incluirnos a todos. Más allá de divulgar la ciencia y la tecnología, lo que pretendemos es formar capacidades personales y sociales para vivir mejor", Ana Ochoa, directora de comunicaciones y cultura del Parque Explora.
"Cada una de estas cajas rojas tiene un tema y un abordaje múltiple fascinante, pero también hacemos programación a partir de ellas y tenemos experiencias memorables de aprendizaje de diversa naturaleza, algunas de ellas incluso itinerantes”, continúa Ana. Además de las exposiciones, los talleres, las conversaciones, los cursos, las experiencias, los proyectos, las ferias y las asesorías, “mucha gente no sabe que el Parque Explora también prepara, acompaña y crea museos en otras partes del país. Uno de ellos es el Museo de Historia Natural La Tatacoa, en el Huila, compuesto por un registro increíble de fósiles que preparó y coleccionó la misma comunidad”, Daniela Jiménez, profesional de comunicaciones del Parque Explora.
El trabajo incansable y admirable de este espacio que se ha vuelto símbolo de transformación social, circula igualmente a través de las redes sociales y de diversas publicaciones: “Una de las campañas más bonitas que tuvimos en el Parque Explora fue un informe sobre todo lo que pasa en el cuerpo humano en un año: cuántas veces respiramos, vamos al baño, parpadeamos, cuánto tiempo pasamos durmiendo. Eso fue muy bello porque a veces cuando estamos abatidos entre el tedio laboral o entre muchas circunstancias que nos aburren, se nos olvida que el informe más importante, el más bello de todos, ocurre dentro del cuerpo”, complementa Daniela.
Las historias más sorprendentes
Dentro de ese propósito del Explora de proponer una conversación pública vigorosa, surge el título 147 de Palabras Rodantes, una alianza entre el Metro de Medellín y Comfama que pone a circular libros por todo el Valle de Aburrá y que durante 2023 quiere reflexionar a través de sus publicaciones sobre la naturaleza. Basta regalar cositas: Rocas para aparearse y otras historias de biodiversidad del Parque Explora es un libro de divulgación científica donde el arte y la ciencia se unen para narrar cincuenta historias cortas en las que la vida, en todas sus formas, es la protagonista.
“Nosotros somos narradores entusiastas de la vida y queremos construir una ética de la vida que nos incluya a todos, entonces la narramos desde la felicidad de los perplejos. Nosotros asistimos al mundo como curiosos entusiastas y, de manera muy sencilla, contamos pequeñas historias sobre lo que vemos, sobre lo que hacen los científicos, que generalmente eran confinados a los laboratorios, en mundos muy secretos y cifrados. Queremos simplemente ser los cronistas de un mundo fascinante. La ciencia es una narración y nosotros somos multiplicadores de esa narración, intentando que sea lo más múltiple posible, que no solamente participe la academia, sino saberes poco convencionales”, comenta Ana Ochoa con relación a este título.
Tal vez en este momento en el que lees estas historias del museo de ciencia Parque Explora, un pergolero satinado busca COSITAS AZULES para decorar un nicho nupcial que, colorista como es, ha alfombrado antes con fibras habanas claras. En otro lugar, un pingüino gentú corteja a la hembra regalándole UNA ROCA acristalada que ella guardará para siempre en su nido de hielo, como símbolo de que aceptó aparearse. También hay insectos que se guían mirando al cielo: un escarabajo pelotero escruta las estrellas mientras hace rodar una esferita olorosa de POPÓ, de hasta doscientas veces su tamaño, que ofrecerá como gran regalo. Aguas adentro, un salmón retorna al lugar de su nacimiento y desanda el camino siguiendo el rastro perfumado de su río NATAL. En otra parte, dos peces guramis pelean a besos y un carbonero copetudo roba sigilosamente PELITOS a un perro para forrar con ellos su nido... Fragmento del prólogo del título 147 de Palabras Rodantes.