Palabras Rodantes

Algo especial ha de tener el soneto

Sobre el título 152 de Palabras Rodantes: Antología de sonetos de amor, seleccionado y editado por Carlos Palacio, Pala.

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Algo especial ha de tener el soneto
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¿Por qué el amor? 

El Metro de Medellín y Comfama se unieron en una apuesta por la cultura en 2006. Esta alianza se ha manifestado en la presencia de bibliotecas y agenda cultural conjunta en diversas estaciones del sistema de transporte y, especialmente, en un proyecto editorial que desde 2007 ha publicado libros de bolsillo con literatura universal y propuestas locales para promover la lectura y la conversación en miles de lectores y viajeros. Durante 2024, se sumarán diez libros más a la colección, inspirados en una misma temática: el amor

Podríamos hacer la pregunta contraria, es decir, ¿por qué no el amor? Pues se trata de un tema eterno en la vida de la humanidad. Preguntarnos si nos movemos por el odio o por el amor. Indagar si el amor es un asunto exclusivo de pareja o es patrimonio de todas las personas, sin hacer distinciones sociales, económicas, raciales, temporales. Nos hace falta ser conscientes del poder del amor. Entender que la solución a nuestros problemas podrá estar más cerca si actuamos por amor. Amor a la vida, amor a la naturaleza, a los seres humanos, a nosotros mismos. 

Lope de Vega (1562-1635) 

Desmayarse, atreverse, estar furioso, 

áspero, tierno, liberal, esquivo, 

alentado, mortal, difunto, vivo, 

leal, traidor, cobarde y animoso; 

  

no hallar fuera del bien centro y reposo, 

mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, 

enojado, valiente, fugitivo, 

satisfecho, ofendido, receloso; 

  

huir el rostro al claro desengaño, 

beber veneno por licor süave, 

olvidar el provecho, amar el daño; 

  

creer que un cielo en un infierno cabe, 

dar la vida y el alma a un desengaño; 

esto es amor, quien lo probó lo sabe. 

Ilustración por @donrepollo

*Ilustración por @donrepollo

¿Qué es un soneto?

El soneto atrapó a Carlos Palacio, Pala, compilador y editor del título 152 de Palabras Rodantes, primero como lector, pues en su infancia, su papá le leía versos clásicos, exactos y rimados que él memorizaba y que ha atesorado en su corazón para siempre, y luego como filólogo hispanista de la Universidad de Antioquia, donde convirtió el soneto en su objeto de estudio: “Yo he tenido una relación casi pasional con las formas clásicas de la poesía en español”, confiesa.

Dentro de las múltiples investigaciones de Pala alrededor de esta forma poética, hay un hecho que llama la atención y es que, durante muchos siglos, escribir un soneto era el factor que definía la calidad de un poeta, es decir, “ningún escritor podía graduarse como poeta sin escribir un soneto”. Sin embargo, esto no es lo único que lo hace especial.

El soneto es una composición poética que consta de catorce versos endecasílabos y, según Pala, sus dos características más importantes son la perdurabilidad y la maleabilidad. Con respecto a la primera, resulta fascinante que “luego de alcanzar durante el siglo XIV en idioma toscano y en la pluma de Petrarca su máximo refinamiento, fuera rápida y vorazmente asimilado y cultivado por escritores como Shakespeare o por toda la pléyade de poetas que escribieron en español durante los siglos XVI y XVII cuando la nuestra se convirtió en una lengua universal”, enfatiza el editor en el prólogo de la publicación, y que esta forma poética, escrita en Sicilia hace ocho siglos, haya perdurado inalterada hasta nuestro tiempo y siga hoy “escribiéndose y cultivándose por grupos de poetas menos anacrónicos de lo que cabría esperar”. 

Con relación a la maleabilidad, el soneto ha sido el medio para expresar prácticamente cualquier sentimiento, cualquier mensaje, cualquier circunstancia y cualquier intención. Su segunda virtud, continúa Pala, es “la de combinar en sus catorce versos un entorno creativo lo suficientemente corto como para obligar al poeta a afilar su pericia, pero lo suficientemente amplio como para permitirle desplegarla con comodidad”.

La política, la sátira o la denuncia han hecho presencia en los versos del soneto, pero esta estrofa ha sido “por siglos y con lujo de detalles el perfecto vehículo de las emociones que nos susurra la poesía, entre ellas, cómo no y la que más, el amor”, Pala. 

Por lo tanto, este libro es una antología que recoge lo que autores y autoras como Juan Boscán, Garcilaso de la Vega, Gaspar Gil Polo, Luis de Góngora, Lope de Vega, Diego de Silva y Mendoza, Francisco de Quevedo, Juan de Tassis, Sor Juana Inés de la Cruz, José Cadalso, José de Espronceda, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carolina Coronado, Julián del Casal, Rubén Darío, Leopoldo Lugones, Guillermo Valencia, Antonio Machado, Delmira Agustini, César Vallejo, Alfonsina Storni, Federico García Lorca, Miguel Hernández, Eduardo Carranza y Meira Delmar, todos poetas hispanohablantes, dijeron sobre el amor en los últimos cinco siglos, aprovechando esta forma poética. Un viaje por la ausencia, el fuego ardiente, el dolor, la transcendencia, el tiempo, el placer, la ventura, y las palabras que florecen de este sentimiento tan íntimo como universal. 

Cuando la propuesta de este libro tocó a las puertas de Pala, este músico y poeta, no pudo resistirse y aceptó agradecido y encantado. Su misión fue hurgar en su mente y en los libros la historia de esta forma poética a través de las voces de poetas de todas las épocas. Los criterios para la selección de los sonetos fueron: “el gusto personal y el valor histórico, el valor que la tradición le ha otorgado a algunas piezas”, es decir, sonetos que los estudiosos de la poesía consideran imperdibles y sonetos que han ocupado un lugar particular en la vida de Pala. 

Con todo y su entusiasmo, la tarea no fue fácil: “Yo me encontré con un obstáculo muy doloroso; hay muchos poemas que uno termina por desechar solamente porque tiene que cumplir un número de páginas, pero en este caso, desafortunadamente, tuvimos que pelear contra las dificultades de la gestión de los derechos de autor y esa fue la principal renuncia”. Por esta razón, la mayoría de los sonetos pertenecen a épocas anteriores a la década de los años 50 del siglo XX, teniendo que dejar por fuera piezas memorables más cercanas a nuestro tiempo. 

“Para muchísima gente y desgraciadamente también para muchísimos poetas, hablar de formas clásicas es anacrónico, no tiene sentido o, en el peor de los casos, es solo un ejercicio de memoria, yo estoy completamente en desacuerdo con eso. Los primeros poemas en verso libre se escribieron a inicios del siglo XX y el primer poemario escrito completamente en esa forma, sin verso contado y sin rima, no ha cumplido 100 años, es decir, escribir poesía en español sin haber leído las formas clásicas es hacerlo de espaldas a la tradición y no creo que ningún oficio se pueda permitir eso”, enfatiza Pala para quien esta publicación de Palabras Rodantes representa la posibilidad de disfrutar la musicalidad de la escritura y acceder a la tradición de nuestra lengua contenida en esos catorce versos

Cinco sonetos de amor

Ilustración por @donrepollo

*Ilustración por @donrepollo

Alfonsina Storni (1892-1938) 

El divino amor 

  

Te ando buscando, amor que nunca llegas; 

te ando buscando, amor que te mezquinas. 

Me aguzo por saber si me adivinas; 

me doblo por saber si te me entregas. 

  

Las tempestades mías, andariegas, 

se han aquietado sobre un haz de espinas; 

sangran mis carnes gotas purpurinas 

porque a salvarte, oh niño, te me niegas. 

  

Mira que estoy de pie sobre los leños, 

que a veces bastan unos pocos sueños 

para encender la llama que me pierde. 

  

Sálvame, amor, y con tus manos puras 

trueca este fuego en límpidas dulzuras 

y haz de mis leños una rama verde. 

Francisco de Quevedo (1580-1645) 

Amor constante más allá de la muerte 

 

Cerrar podrá mis ojos la postrera 

sombra que me llevare el blanco día, 

y podrá desatar esta alma mía 

hora, a su afán ansioso lisonjera; 

  

mas no de esotra parte en la ribera 

dejará la memoria, en donde ardía: 

nadar sabe mi llama el agua fría, 

y perder el respeto a ley severa. 

  

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido, 

venas, que humor a tanto fuego han dado, 

medulas, que han gloriosamente ardido, 

  

su cuerpo dejará, no su cuidado; 

serán ceniza, mas tendrá sentido; 

polvo serán, mas polvo enamorado. 

*Ilustración por @donrepollo

Federico García Lorca (1898-1936) 

Soneto de la dulce queja 

  

Tengo miedo a perder la maravilla 

de tus ojos de estatua y el acento 

que me pone de noche en la mejilla 

la solitaria rosa de tu aliento. 

  

Tengo pena de ser en esta orilla 

tronco sin ramas, y lo que más siento 

es no tener la flor, pulpa o arcilla, 

para el gusano de mi sufrimiento. 

  

Si tú eres el tesoro oculto mío, 

si eres mi cruz y mi dolor mojado, 

si soy el perro de tu señorío. 

  

No me dejes perder lo que he ganado 

y decora las aguas de tu río 

con hojas de mi Otoño enajenado. 

Miguel Hernández (1910-1942) 

Ser onda, oficio, niña, es de tu pelo 

                

Ser onda, oficio, niña, es de tu pelo, 

nacida ya para el marero oficio; 

ser graciosa y morena tu ejercicio 

y tu virtud más ejemplar ser cielo. 

  

¡Niña!, cuando tu pelo va de vuelo, 

dando del viento claro un negro indicio, 

enmienda de marfil y de artificio 

ser de tu capilar borrasca anhelo. 

  

No tienes más que hacer que ser hermosa, 

ni tengo más festejo que mirarte, 

alrededor girando de tu esfera. 

  

Satélite de ti, no haga otra cosa, 

si no es una labor de recordarte. 

-¡Date presa de amor, mi carcelera!

Revive la conversación del lanzamiento

Por: Jineth Escobar

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