Las penas cuando se cantan son menos tristes, pero las canciones son mejores cuanto más amargas. Por eso los músicos deben procurarse ciertos dolores y dolores ciertos. Yo hallé los míos en los cafés y las cantinas. Antes de mi muerte, ya desandaban sus pasos para encontrarse conmigo hechos una melodía. Son mi legado a esta ciudad de los locos, mi triste ofrenda, como flores que nunca se mueren.