Viaje al 2074
Momento, ¿seguimos viajando hacia al futuro o en algún momento presionamos el botón equivocado y dimos marcha atrás hacia el pasado? Luego de echar un vistazo, en efecto avanzamos 30 años más desde nuestro primer descenso. Como buena crisis de los treintañeros, este viaje se desarrollará en una dualidad entre la expectativa del futuro y la añoranza del pasado. Ese primer embiste de emoción por querer innovar hasta la práctica más mundana se convirtió en hastío, o tal vez miedo al ver los alcances que podría tener, y se decidió hacer un interludio para dar paso a la nostalgia, a los buenos recuerdos y a ser fiel al dicho “todo pasado fue mejor”. A la par, los nuevos avances siguen con su camino porque el capricho de volver a los años 80 del siglo XX como forma de resistencia a la innovación desenfrenada no es fuerza suficiente para frenar lo que ya hemos desatado.
El cine
La industria del cine ha desaparecido casi por completo. Pequeños grupos de personas siguen luchando para que sobreviva a partir de la curiosidad de querer saber sobre la memoria de eso que se hacía antes y hoy se está perdiendo. Desesperadamente buscan recuperar archivos que desaparecen de forma acelerada. Más que producir cine se dedican a cazar archivos, a recordar cómo se revelaban las fotografías y se filmaba en rollo, buscan rescatar prácticas cada vez más olvidadas antes de que los archivos caduquen por completo.
Habilidad desbloqueada: Lograr ver un video de más de cinco minutos. La capacidad de concentración para apreciar piezas audiovisuales es cada vez más corta, un clip que dure más de 30 segundos comienza a producir tedio en la audiencia. Resistirse es comenzar a ver productos audiovisuales cada vez más largos.
Nota al margen del cineasta: Con las tendencias de ver todo en clips, las generaciones ya no conocen qué son los largometrajes. Al estar desde pequeños expuestos a estímulos sonoros y visuales con las tablets, se encuentran sobreestimulados y su forma de consumo es hacer un scroll infinito buscando novedad. Por suerte, varios nichos han optado por resistirse a esta tendencia volviendo la vista a los largometrajes, a la necesidad de crear piezas artísticas más que cine de entretenimiento.
Los videojuegos
Ante los cambios abruptos de lo que se refiere al desarrollo de la realidad virtual y la tecnología, los videojuegos comienzan a tener unos nichos que se resisten a las dinámicas innovadoras actuales. Para ellos lo pasado vuelve a ser novedoso. La realidad virtual envolvente con gráficos hiperrealistas comienza a ser reemplazada por consolas y controles en el mismo formato que nacieron los videojuegos en los años 70 del siglo XX e imágenes 2D al mejor estilo vintage.
Habilidad desbloqueada: Presionar al tiempo todos los botones del control y sacar los mejores poderes del juego. Lo que nos permite romper con las lógicas de la hiperrealidad y regresar a la visión de los videojuegos como entretenimiento y la apreciación por formas de desarrollo más “manuales”.
Nota al margen del desarrollador de videojuegos: En la historia siempre existirá un eterno retorno: la novedad de lo antiguo. Los desarrolladores de esta época van en contravía a las herramientas tecnológicas que están de moda, procuran hacer todo lo más analógico posible. Parece una locura, pero se alejan de los implantes tipo cyborg y están haciendo juegos tipo Mario Bros.

La música
Para este momento la música no tiene quién detenga su producción y reproducción. Suena en todas partes de forma estridente. Escuchar el sonido del bosque o el de las aves en medio del bullicio es una posibilidad remota. Hastiadas de ese sonsonete interminable, las personas han comenzado a refugiarse en la música no humana, en aquellos sonidos provenientes de la naturaleza, sintetizando los sonidos de los hongos, el agua, las rocas y buscando exhaustivamente los archivos sonoros de aves que se han extinto.
Habilidad desbloqueada: Sordera selectiva. Para poder sobrevivir en un mundo donde impera el ruido y no caer en la locura, logramos desarrollar sordera selectiva con la que omitimos el ruido permanente y podemos concentrar nuestra atención en los sonidos “insignificantes” y encontrar valor en preciados archivos sonoros como el canto del paujil de pico azul, ave ya extinta en estos tiempos.
Nota al margen del músico: Cada vez tenemos menos capacidad de atención sobre una obra, por eso la música cada vez es más corta. Ya los artistas no sacan álbumes. Llegamos a un punto donde existen las llamadas micro piezas musicales, pero, en oposición a esto, se ha comenzado a dar la vuelta y se están haciendo producciones larguísimas. De igual forma, estamos tan sometidos al ruido que un gran grupo de personas ha comenzado a buscar el silencio, la estética del silencio. Se unen en espacios de escucha, sin ruido, de sosiego.