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El Solar: Laboratorio de huertas de Aranjuez

La siembra como espacio de encuentro y conversación entre seres vivos de diferentes especies.

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Alimentos que brotan en medio del cemento 

Durante algunos años, mientras funcionó como Manicomio Departamental de Antioquia entre 1892 y 1960, cuidar la huerta era una actividad ordenada como terapia de salud mental. En la actualidad, aunque en un lugar diferente al que antes se encontraba, la huerta se ha convertido en espacio de encuentro para un grupo de vecinos y vecinas de la Biblioteca y Centro Cultural Comfama Aranjuez, nombre que ahora recibe el espacio ya que dejó de ser utilizado como manicomio. Cada miércoles a las dos de la tarde, dicho grupo de personas se saludan entre palas, hojas, tierra, brotes y raíces para celebrar la naturaleza y la abundancia que resulta de su propio trabajado. Ellos hacen parte de El solar, uno de los Laboratorios de Creación y Aprendizaje de las bibliotecas Comfama. 

Uno de los integrantes es don Francisco Calle, usuario asiduo de la biblioteca. Todos los días alegra el espacio con su presencia. Él lee desde finanzas hasta filosofía, lo hace, como suele decir, para “seguir estudiando”. El día que se percató del movimiento de las personas que iban hacia la huerta recién instalada en la sede, se acercó a preguntar si él podía participar. Fue invitado a tocar la tierra, a tomar semillas de arveja y a dejarlas caer en los huequitos dispuestos en el suelo. Hoy esas arvejas están creciendo con la emoción con las que fueron sembradas. 

El solar nació en septiembre del 2021. Inicialmente, se realizaron cinco talleres sobre suelos, compostaje y manejo de la huerta con preparaciones orgánicas; espacios de formación propiciados por la Escuela de naturaleza y sostenibilidad de Comfama. Después de semejante experiencia, la comunidad pidió instaurar una dinámica de trabajo constante. Así nació un grupo que, además del reconocimiento y la apropiación de los saberes en torno a las plantas, la siembra y la alimentación, permite reflexionar sobre las formas cotidianas de compartir el conocimiento y de mantener viva la memoria colectiva. Es un escenario para la experimentación, la activación de los sentidos, callejear y conectarse de manera cercana con la tierra, los aromas, las texturas y los sonidos. 

El problema de la tierra en Colombia 

El uso de los suelos y la propiedad de la tierra ha sido una cuestión en constante disputa a lo largo de la historia de Colombia. Algunos expertos en nuestro conflicto armado señalan que esa es una de las principales causas —incluso muchos afirman que la principal— para que la guerra en el país se haya prolongado durante tantas décadas —o siglos, dependiendo de donde se marque el inicio del conflicto—. De modo que resolver el problema de cuáles suelos se usan para qué y quién o quiénes pueden reclamar la titularidad de qué predios es esencial para alcanzar la paz.  

Esta disputa por la tierra, además, ha provocado que, según la Comisión de la Verdad, 12.190 personas hayan sido desplazadas, la inmensa mayoría, del campo a la ciudad. Y tal cifra se hace más dramática si se considera que engrosa el número de desplazados por falta de oportunidades en el campo. Lo anterior significa, entre otras cosas, que miles de personas en el país se han visto forzadas a adaptar sus prácticas rurales a contextos urbanos. Quien quiera, entonces, hablar de campesinado en Colombia también lo podrá hacer a partir de la metáfora del asfalto resquebrajado por la fuerza de las raíces. En los balcones, solares y antejardines citadinos aparecen brotes de yuca, maíz, caña y flores; en los barrios se celebra con sancochos comunitarios y envueltos; y en las terrazas se cosechan tomates que crecen entre anturios o lenguas de suegra.  

La soberanía alimentaria es un asunto colectivo 

Sembrar implica compartir conocimiento: de las semillas que se usan, del tipo de suelo, de la preparación y reconocimiento del sustrato, de las necesidades de las plantas y sus visitantes. De tal forma que compartir dicho conocimiento construye soberanía. Saber qué planta sembrar, cómo cultivarla, para qué se usa y cómo se prepara es la forma de hacernos responsables sobre lo que consumimos. Además, es una manera de honrar los saberes comunitarios, que son a la vez memorias construidas a través de la historia personal, familiar y colectiva. Uno de los propósitos de El solar es investigar estos saberes, ir a sus raíces y formular desde allí nuevas preguntas sobre nuestro presente. 

En síntesis, desde este laboratorio de huertas se plantea que para sembrar la lechuga de la ensalada del medio día se necesita una conversación, un puñadito de tierra, una semilla, agua de lluvia, rayos de sol y una mano cuidadora y paciente. Cualquier persona que quiera sorprenderse cada cierto tiempo de cuenta de una planta en crecimiento, podrá lograrlo con curiosidad, dedicación y voluntad. Un laboratorio de huertas como este será siempre una provocación, pues lo más probable es que, gracias a los encuentros, en su casa o en su mente retoñe algo.  

Laboratorio de huertas de Aranjuez 2   La huerta viva

La Huerta Viva

Alimentos cosechados, propios de la huerta y preparados frescos en el laboratorio. 

Laboratorio de huertas de Aranjuez 3   Abejas

Las abejas meliponas

Abejas nativas que se alimentan de plantas aromáticas, no tienen aguijón y con su polinización sostienen sobre la tierra los alimentos que consumimos. En la foto se puede apreciar el interior de una de las ánforas donde guardan la miel. 

Laboratorio de huertas de Aranjuez   recorridos

Recorrido de patrimonio natural habitado

Experiencias para habitar y sentir el espacio cotidiano de formas inesperadas y divertidas. Habitar el espacio natural para conocerlo con más detalle. 

Laboratorio de semillas de Aranjuez   paca digestora Silva

Paca digestora Silva

Esta paca se ha convertido en lugar de encuentro sincrónico y asincrónico del grupo. Los residuos orgánicos de las casas de los y las vecinas han estado llegando para convertirse en compostaje. Se ha vuelto el lugar para saltar, bailar y mover el cuerpo tanto de grandes como de chicos y de esta manera cumplir con una labor colaborativa vital para sostener un ciclo de producción y consumo más amable.

Laboratorio de semillas de Aranjuez   Visitas a huertas vecinas

Visitas a huertas vecinas

En el territorio existen muchas organizaciones y personas que están haciendo brotar alimentos en cualquier rincón de tierra fértil que tengan disponible. Nosotros vamos e intercambiamos experiencias con ellos.

¿Te gustaría ser parte del laboratorio de huertas de Aranjuez?

El laboratorio busca gestar una comunidad de personas que encuentre en la siembra un espacio de encuentro y conversación con todos los seres vivos. Es decir, comprender el desarrollo de la vida a partir de una mirada ecosistémica, de convivencia mutual y necesariamente interrelacionada: la biocenosis. Reconocer, por lo tanto, en la huerta y el suelo un lugar vivo, dando lugar a la agroecología y al acercamiento a las plantas a través de la sensibilidad, la diversión y la construcción de conocimiento a partir de la palabra y la acción. En últimas, busca defender lo propio, los saberes compartidos, los alimentos limpios y la capacidad del cuerpo de sostener y celebrar la vida.  

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Moderador

Foto Maira Andrea Castrillón Pérez

Maira Andrea Castrillón Pérez

Facilitador LABS / Biblioteca

Implementos: No requeridos

Duración: 2 horas semanales (todos los miércoles de 2:00 a 4:00 p.m.)

Modalidad: Presencial

Público: Todos los públicos a partir de 14 años

Requisitos: Ser mayor de 14 años, estar dispuesto a compartir experiencias y aprendizajes sobre la siembra.