Bibliotecas humanas

Lorena Zapata Lopera: Un juego de palabras

Lorena Zapata Lopera
  • Biografía
  • Capítulo 1
  • Capítulo 2
  • Capítulo 3
  • Anecdotario

Biografía

Para describir a Lorena es necesario hablar de libros lindos, de bibliotecas, de poesía, de abejas y de gatos. Si quisiéramos imaginar el lugar desde donde habla es importante contar que nació en Entrerríos entre paisajes de todos los tonos de verdes. Luego el Alma Mater la tituló como Gestora Cultural. Desde entonces Las Bibliotecas, el Museo de Antioquia, el Festival de Poesía de Medellín y otras organizaciones comunitarias han sido los lugares donde ha puesto al servicio su saber y su ser. En el presente, lo que más disfruta hacer es trabajar con sentido, participar de los encuentros interculturales de los festivales de poesía donde ha sido invitada en América Latina, hacer talleres de poesía y jugar cuando hay oportunidad. Opta por el título de la especialización en Creatividad Estratégica y es encargada de la formación del equipo de trabajo de la Biblioteca pública de Sabaneta, donde también acompaña la Escuela de Poesía. Su sopa favorita es la de tomate.

Capítulo 1: El salto de la palabra al trabajo en comunidad

¿Qué puede decir uno sobre participación en un país en el que abiertamente se dice en las casas que cuando un adulto habla los niños callan? Y, ¿qué sucede entonces en el universo de una niña que comienza a hablar con su gato, con el árbol de guayabas o con las astromelias del solar de su abuela?

En el solar de mi abuela había un guayabo, lloré el día que lo cortaron y quemaron lo que le quedaba de sus raíces, ese día entendí que las lágrimas de una niña de 5 años no eran suficientes para apagar incendios, desde entonces, arde en mí una pasión nómada de afincarme en los gigantes de madera, esos que traducen en silencio la oda de las lluvias y borrascas y que le cuentan a la tierra el susurro en sus raíces.

De aquí se extienden las raíces del lenguaje de la imaginación creadora de mi infancia, esa que también puede ser la infancia de muchos otros niños y niñas que entendieron que la voz de sus cabezas sería el diálogo que más tiempo sostendrían en la vida y desde entonces hicieron lo posible por mejorar la conversación con su propia voz.

En esa voz aparecieron y siguen apareciendo preguntas sin respuestas, respuestas insaciables y el ímpetu de compartir las visiones de mundo con otros y con otras. Con el pasar de los años, esta disposición me puso en escenarios de participación, como cabildos de comunidad, consejos de juventud, consejos de cultura, grupos juveniles y otros espacios por el estilo donde el cuerpo fundante de más relaciones es la palabra.

Capítulo 2: Esconderse en un rincón del mundo, ir a la Biblioteca

La biblioteca pública municipal en Entrerríos fue por muchos años el lugar donde más tiempo permanecía. Allí comencé a dimensionar la vida en los libros como el primer escenario donde yo podía ser sin otros (o eso creía, porque en realidad la bibliotecaria siempre estuvo cuidando de mí).

Sin embargo, dado al profundo conocimiento de la colección infantil que pronto adquirí, me convertí en recomendadora de libros para otros niños y niñas que llegaban. Fueron precisamente los juegos con ellos el primer documento que le certificaba al mundo que yo existía. Antes de sacar la tarjeta de identidad, tuve el carnet del lector; este tenía un búho que pinté con colores antes de que mi mamá lo plastificara: ¿Cómo no sentirse en casa entre paredes de libros? ¿Cómo se debe sentir uno en la compañía de los mismos rostros que siempre se ven leyendo la prensa, haciendo tareas o conversando por ahí? ¿Quiénes empiezan a figurar en la propia historia como la "familia" a la que uno se hace en la biblioteca?

Capítulo 3: Hijos e hijas de la poesía

Fuga

Soñemos juntos

resistamos en vigilia

y sonriámonos mutuamente,

quizá en un descuido

podamos triunfar.

Siente

los caminos que vienen,

los pies alerta escuchando el paso.

Tómame, agarra el delirio

bebamos la inmortalidad,

seamos la fresca esperanza.

Lorena ZL

2015

Una vez tienes un tesoro entre las manos corres a expandir el asombro en la mirada de quien tienes al lado. Así ha sido desde que el uso de razón me permite aceptar la belleza como un lenguaje de la vida existente y de la vida por venir, esa que espera ser creada y manifiesta en la expresión creadora del arte, de la ciencia y, en mi caso, ser creada y recreada en las palabras. Caminar las Bibliotecas públicas, el Museo de Antioquia, el Festival de poesía de Medellín en los pies descalzos de la poesía me ha permitido expandir nuevas formas de compartir el hacer poético desde los talleres de apreciación, creación y desde las experiencias poéticas. Con el paso de los años, he desarrollado unas metodologías propias que recogen formas muy cercanas a la lúdica y a la experimentación para inspirar y darle la confianza a los otros y a las otras de reconocer y crear a partir de su propia voz. Los niños y las niñas han sido la principal inspiración, no obstante, cuando hablo de hijos e hijas de la poesía, por relación directa, también estoy hablando de su circulo de cuidadores: la familia, la escuela y sistema cultural, los entornos que estamos convocados a tener a las infancias en el centro de nuestras pedagogías y nuestros esfuerzos para el florecimiento de la vida y de cualquier proyecto de nación.

Anecdotario

Acompañar a otros y otras en la poesía y la literatura infantil

Lorena trabajó en las bibliotecas de la Fundación Ratón de Biblioteca con primera infancia y madres gestantes y lactantes. Desde allí pudo comprender que la transmisión y transformación de la cultura tenía origen en esa edad y esta población. Empezó a pensar, entonces, en la participación de la gesta cultural de esta población, la cual, hasta el momento, se mantenía al margen en muchas políticas culturales y en la academia; es decir, la infancia se atendía desde la visión de la puericultura asistencial en salud, pero los esfuerzos estatales para estimular la participación cultural de los niños, las niñas y sus familias no recibía la importancia necesaria. Lorena descubrió que las bibliotecas, por el contrario, venían haciendo un importante aporte al respecto, en especial en lo referente al desarrollo lector en esta edad. De modo que entendió lo mucho que tenían que enseñarle estas instituciones al resto del sector de la cultura.

Participación en el Festival Internacional de Poesía de Medellín

Lorena encontró allí un ecosistema de participación política basado en la palabra y el arte. Dicho escenario le abrió las puertas para visitar otros festivales en Guatemala, México y Venezuela, todos para seguir creando nuevas formas de comunidad, puesto que tales eventos ofician como lugares que reúnen pensamiento, diálogo, sensibilidad y una profunda implicación del ser en la comprensión y transformación de las realidades propias. Allí se propicia el intercambio cultural, la comprensión de otras formas de ser y de hacer en la cultura y en el mundo de la lectura, la escritura y la oralidad.

Especialización en creatividad

Lorena decidió especializarse en creatividad para poner al servicio de las personas nuevas herramientas pedagógicas y lúdicas alrededor de la palabra, la lectura y la escritura; herramientas alimentadas por el juego y por el entendimiento de la infancia como etapa definitiva que marca el devenir de la vida humana y, por tanto, de la vida cultural.

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