2022: Valores en una crisis III
Con el foco 'Bienestar individual y social: mejoras en la reactivación económica', se realizaron:
5.199 encuestas.
1.866 de estas fueron respondidas por el mismo grupo de colombianos.
El margen de error fue del 2,34% con un 95% de confianza.
El proyecto Valores en Crisis demostró que las relaciones sociales pasan por el mejor momento desde el inicio de la pandemia. Por ejemplo, de 1 a 10, las personas calificaron con 7.3 su satisfacción con la relación con sus compañeros de trabajo. Aprovechemos el tejido social creativo, vinculante y seguro que se desarrolla en las empresas hoy como un potenciador de productividad, ideas, progreso y capitalismo consciente.
En este momento, las organizaciones en las que más confía la gente son las empresas: 49 % de los colombianos confía en las empresas. Y esa confianza va en aumento: en 2018 solo 3 de cada 10 colombianos lo hacía. De esas empresas, las cajas de compensación somos la organización en la que más confían.
Algunos hallazgos:
Aunque 1/5 de la población manifiesta que el país saldrá muy fortalecido de la pandemia, un 43% de las personas no están tan seguras que tan afectados o fortalecidos saldremos de ella. Sin embargo, en 2022, hay menos personas que dicen que saldremos gravemente afectados de la crisis que en 2021 y 2020.
La pandemia dejó unas nuevas oportunidades, donde cada vez más personas trabajan desde sus hogares. También, para 2021 y 2022 se observa una disminución en la cantidad de negocios cerrados en comparación con 2020, reflejo de la reactivación económica. El 83% de los encuestados, conservan sus empresas y emprendimientos.
La empresa privada muestra los valores más altos en el nivel de confianza, pasó de un 31% de la población en 2018 a 49% en 2022.
Para 2022, el consejo que más dan las personas a los gobernantes es acabar con la corrupción, seguido de estar más atentos a las necesidades del pueblo y ayudar a los más vulnerables.
Reflexiones
Las percepciones sobre reactivación económica que empezaron en 2021 se han mantenido hasta el último año. También se observa un cambio de composición de la ocupación laboral de las personas.
El respeto a la autoridad se sigue erosionando y la confianza institucional sigue en retroceso contrario a lo que ocurrió al inicio de la pandemia. Las cajas de compensación siguen teniendo un alto nivel de confianza.
La incertidumbre sobre el futuro se ha reducido, pero sigue preocupando sobre todo a jóvenes y mujeres. Los jóvenes son además quienes más miedo tienen de la crisis y enfermarse.
En general, la gente está más satisfecha en el último año con su situación financiera y relaciones sociales, aunque la situac ión financiera es peor que antes que la pandemia.
La religiosidad ha disminuido y las ideas progresistas se han seguido consolidando.
Acabar con la corrupción y estar atento a las necesidades del pueblo ha venido subiendo desde el inicio de la pandemia y como consecuencia probable de las movilizaciones sociales. Sin duda estos aspectos deberán ser tenidos en cuenta por los nuevos Gobiernos nacionales y en un futuro, territoriales.
Debemos seguir promoviendo desde la sociedad civil reflexiones sobre las consecuencias visibles e invisibles de la pandemia sobre el bienestar de nuestra mente, cuerpo y relaciones sociales. Seguir analizando cómo han evolucionado nuestros valores y percepciones será clave para sostener una reactivación económica y social duradera.