Más que un empleo: la Mentoría que reconectó los propósitos de Alejo
29 de Agosto 2021
En medio de la segunda sesión de Mentoría de talento, Alejandro García recibió una citación. “Entrevista”, decía en el calendario. “Entrevista”, leyó nuevamente. Había pasado al siguiente filtro en un proceso de selección. Sonrió para sus adentros y para la vida, que una vez más le mostraba que funciona a través de casualidades y causalidades entremezcladas.
Desde el otro lado de la pantalla, una voz dulce interrumpió su reflexión alegre. “Alejo, te siento distraído”, le dijo María José Saldarriaga, su mentora, intentando descifrar su expresión. Él, aunque suele ser muy reservado, se sintió en un espacio de confianza para contarle la noticia a ella y al resto de sus compañeras, con quienes compartía la motivación de ver en la crisis una oportunidad para redescubrir talentos, identificar oportunidades y trazar nuevos caminos posibles.
Justamente aquel encuentro se trataba de evaluar a profundidad las habilidades, aptitudes y actitudes para potenciar cada uno de los perfiles del grupo, una actividad que fue fundamental para Alejo, como le gusta que lo llamen, a la hora de presentar su entrevista.
Tan solo unos días después, le notificaron que había sido seleccionado como el nuevo director administrativo de la empresa SELCO. Hoy, ya en medio de reuniones laborales, dice que no se cambia por nadie. ¿Sus aspiraciones? Crecer profesionalmente y mejorar la calidad de vida de su mamá, María Adelaida, de 65 años, quien además es su compañera, maestra y amiga.
“En la mentoría no solo me conecté con mis propósitos como profesional, sino también como ser humano. Me di cuenta de que, desde que mi abuela había fallecido y mi mamá y yo tuvimos que pasarnos de casa, ella se había convertido en una persona muy solitaria, por lo que tengo dentro de mí el deseo profundo de volverla a ver activa, ya sea haciendo costura, aeróbicos o pintando ángeles”, expresa Alejandro con amor y determinación por lograrlo.
Toda esta experiencia le recordó otro momento revelador de su vida, cuando, diez años atrás, mientras cursaba grado once, la incertidumbre se había convertido también en una catapulta. En ese entonces, Alejandro trabajó como empacador en un supermercado para pagarse el examen de admisión de la universidad de sus sueños. “¡No pasé por un pelito!”, relata.
Pero, semanas después, gracias a los resultados que había obtenido en las pruebas ICFES, se enteró de haberse ganado una beca acompañada de un proceso de vocación profesional a través de la cual pudo elegir su pregrado.
“Algo así sucedió cuando vi un correo de Comfama anunciando la mentoría. Yo me dije a mí mismo que tenía que aprovechar eso y llené inmediatamente el formulario”, dice, contando que durante la cuarentena, tras haber renunciado a su antiguo trabajo al sentirse en el lugar equivocado, había aprovechado su tiempo para ver series en inglés y meterse en cuanto curso y oportunidad de aprendizaje encontraba.
Sin embargo, según Alejandro, “esto fue diferente a los webinars y talleres en los que había estado. Pensé que iba a ser algo catedrático con recomendaciones para tener una buena hoja de vida o saber manejar los buscadores de empleo. Me llevé una enorme y grata sorpresa al ver que este programa era mucho más que eso. Era la oportunidad de hacerme una autoevaluación trascendente en todos los aspectos, no solo los que me hacen funcionar en un cargo, sino todos desde los que me construyo como persona”.

Y María José (foto), quien vivió la historia desde el otro lado, comparte con Alejo la misma inspiración. Para ella, independientemente de si el resultado es acompañar la consecución de un nuevo empleo o motivar el autoempleo, es el proceso que como mentora atestigua en las personas lo que para ella tiene el mayor valor. “Cada uno es un viajero. Verlo desde lo más genuino reconociéndose a sí mismo y conectándose, no con un trabajo, sino con lo que es, con su propósito superior, con sus motores y su corazón, es lo que le da sentido a lo que hago”, narra.
Algún día Alejandro conocerá Italia, es su ilusión. Por ahora, se acerca al país mediterráneo a través de las recetas que con gusto le prepara a su mamá. La vida, repite entre risas y con confianza, le ha enseñado que sumando casualidades y causalidades va trazando senderos. Él ha sabido entender que las segundas están en sus manos y que su disposición de estar en constante búsqueda de nuevos aprendizajes es su aliada para caminarlos.
¿Te quedaste sin empleo? Si estabas afiliado a Comfama y quieres iniciar tu mentoría, puedes entrar a este enlace e inscribirte. Conoce allí los demás requisitos.