Viajar, más que desplazarnos de un lugar a otro, es un estado de un alma dispuesta ante el asombro por las maravillas de la vida, de un cuerpo con los sentidos activos para estar en completa presencia y de un corazón que reconoce en las rutas y los seres en ellas los grandes maestros del camino.
Por eso, aunque a veces los autos, aviones, barcos y buses son excelentes vehículos de travesía, la imaginación, las conversaciones, los libros y la música pueden ser también medios de transporte predilectos para un buen viaje.
Hoy, más que nunca, creemos en los viajeros capaces de aventurarse desde casa, esos que encuentran en las historias, las recetas de cocina, los aromas familiares y los recuerdos propios una excusa para emprender nuevos trayectos.
Por eso tenemos una invitación para ti: ¿qué tal si hacemos una expedición por el pueblo de los poetas del Suroeste antioqueño?
Desplacémonos a Jericó. Recorramos sus calles empedradas. Sintamos el movimiento del aire fresco que eleva cometas y susurra cuentos del río Cauca. Deleitémonos ante el verde que nace en el cruce de las cordilleras central y occidental y bailemos al son de las ideas y las posibilidades bajo la sombra de un guayacán. Cómo viajar desde casa, paso a paso
Para deleitarte con esta experiencia y sentir que vives el Hay Jericó desde el corazón del pueblo basta activar tus 5 sentidos. Respirar. Abrir la ventana para que la imaginación se adueñe de cada rincón de la habitación y haga de las suyas.
Empecemos. ¿Cómo se ve Jericó? ¿Cuántos colores la pintan? ¿A qué ritmo se mueven sus habitantes y aletean sus carriquíes? La tierra, las fachadas y aleros de las casas ¿a qué época te conducen?