Hormigas

Yo no me quiero reinventar, pero he podido descubrirme, en esta nueva cotidianidad, en otras facetas y relaciones. Mi apartamento siempre ha tenido hormigas en la cocina: pequeñas, rubias, prudentes. Con el aislamiento, llegaron, no sé de dónde ni por qué, nuevas hormigas: cafés, grandes, extrovertidas. Disfrutan la zona social, pasan por el medio de la sala, acampan cerca de las plantas del balcón y hasta cruzan por la pantalla del computador cuando trabajo. Consideré su comportamiento algo excesivo y decidí reubicarlas. He encontrado pequeños poros en los marcos de las ventanas por donde entran y salen, he seguido los caminos que recorren y he descubierto su hábito de sacar arenilla de paredes y zócalos. Con este conocimiento, inicié algunos procesos de planeación estratégica, que incluyeron diversos objetos, acciones y materiales: la escoba, plastilina de varios colores, vinagre, desinfectantes, diálogo empático y pistola de silicona. De repente, cualquier día de este confinamiento, logré la reubicación, pero la mía... La vida siempre encuentra nuevos caminos.