Valentina deleitó a su familia explorando las delicias gastronómicas del Perú

Dicen las abuelas que la forma más rápida para llegar al corazón es por el estómago, ¡cuánta sabiduría! Cocinar es un ritual donde afloran nuestros sentidos y emociones, que nos lleva a cultivar hábitos saludables, a conectamos con nuestras raíces y a compartir con la tribu. 

Conectarse con su papá, quien amaba la cocina, y disfrutar de una experiencia completamente ajena a ella fueron algunas de las razones que llevaron a Valentina a inscribirse al curso Sabores de la cocina peruana. Esta joven de 21 años es licenciada en inglés, si bien la enseñanza es su pasión, el reto que representa la cocina se convirtió en un estímulo para explorar sus infinitas posibilidades. 

Valentina recuerda que, en uno de los primeros encuentros del curso en el Claustro Comfama, la profesora enseñó cómo preparar un aguadito de pollo. Esta sopa espesa con verduras, proteína y abundante cilantro, es una típica ‘levantamuertos’ en Perú, pues es uno de los platos preferidos para consumir en las madrugadas, luego de alguna celebración. 

Los platos se deben preparar y practicar para poder aprender, asegura Valentina, quien, con algo de nervios, decidió prepararlo en casa para su mamá y su novio. ¿El resultado? Logró deleitar y enamorar a sus dos comensales con sus habilidades en la cocina, a tal punto que ahora son ellos quienes insisten en repetir aquel manjar. 

La importancia de una alimentación consciente 

Para Valentina alimentarse es un ritual: desde la preparación de los platillos, sentarse en la mesa e ingerir los alimentos. En ese proceso casi alquímico, resulta vital para ella ser consciente de lo que está consumiendo, pues reconoce que impacta directamente su salud, bienestar y estado de ánimo. 

Además, en ese camino hacia la adopción de hábitos saludables en la cocina, celebra la oportunidad de compartir los saberes y sabores con su entorno. Asegura que desde casa poca atención se presta a la preparación de los alimentos, se ha vuelto en algo rutinario que logra perder su esencia, sin embargo, en las clases de cocina, ha encontrado un gran compañerismo donde todos se involucran y aprenden del otro.