Si buscamos en la Real Academia de la Lengua Española (RAE)la definición de ‘propósito’ encontramos que es un “objetivo que se pretende conseguir”. Si profundizamos en la de ‘trabajo’ vemos que es una “ocupación retribuida”. Y si además, ahondamos también en el concepto de ‘Capitalismo Consciente’ según John Mackey y Raj Sisodia, identificamos que es “un enfoque empresarial que busca la creación de valor y bienestar”.
Definiciones y términos que van alineados y que desde Comfama le encontramos una motivación común para que las personas puedan cumplir sus metas personales y laborales a medida que se conectan con sus sueños.
Sabemos que en la vida no hay una única cosa que defina al ser humano, por eso, los acompañamos en cualquier etapa o exploración de la vida laboral, al encontrar alternativas que se encaminen con sus propósitos.
Fue en una de esas exploraciones como Natalia Gil llegó a una iniciativa que transformó su vida. Luego de perder su trabajo en medio de la pandemia por covid-19 vio algo que llamó su atención: Mentoría para el desempleo. Pensó que al inscribirse se encontraría con una “bolsa de empleo” tradicional, pero se encontró con algo diferente.
“Una iniciativa en la que exploran mucho más allá del ser laboral y exploran ese ser humano que hay detrás de un trabajador”.
En el camino vio una oportunidad para reconocer y potenciar sus talentos, uno de ellos su habilidad y pasión con la escritura. Al ser comunicadora audiovisual comenzó su vida académica enfocada en el periodismo; sin embargo, poco a poco encontró otros rumbos y fue con las mentorías que interiorizó la idea de que, si en verdad era buena para escribir, podría encontrar una proyección en este campo.
Esto le permitió conectarse con un proyecto entre la Universidad de Antioquia y la Alcaldía de Medellín en el que sus labores se centraban en gran parte en la escritura de contenidos pedagógicos sobre salud.
Lo que más recuerda del proceso fue una de las primeras actividades en la que tuvo que responder la pregunta: ¿quién es Natalia?, y acá se dio cuenta que, aunque ya tuviera mucha experiencia laboral, nunca se había detenido a pensar en eso. Era ir más allá de la respuesta de “soy Natalia Gil, comunicadora audiovisual”, definirse no solo por su profesión, sino por sus intereses, pasatiempos, proyecciones y propósitos.