¿Trazaste al inicio del año algunas metas para tu desarrollo personal, familiar y profesional? ¿Tal vez te propusiste iniciar actividad física, aprender un nuevo idioma o ahorrar más? ¿Qué tal? ¿Cómo vas en esos propósitos en este momento?
Nos hemos preguntado qué ocurre entre lo que queremos hacer y lo que efectivamente hacemos; nos inquieta la forma en que nos comportamos y tomamos decisiones. En ese camino encontramos un dúo que nos ayuda a comprendernos mejor y cerrar la distancia entre lo que decimos y hacemos: las ciencias del comportamiento y los hábitos.
¿Te gustaría conocer un poco más cómo actuamos y cómo podemos tomar mejores decisiones individuales y organizacionales? En este artículo te introducimos a conversación con un principio, la ciencia detrás de lo que hacemos; un centro, qué son los hábitos y cómo nos potenciamos en lo individual, colectivo y planetario; y un cierre con continuidad para aprender más. Te invitamos a esta lectura para movilizar(nos) desde las empresas y organizaciones el cuidado y progreso.
El principio, el comportamiento y la forma en que tomamos decisiones. Nuestro cerebro no es tan racional como creemos, no obedecimos a cálculos dónde siempre elegimos lo que más nos beneficia. Nos vemos influenciados por factores sociales, contextos, emociones, estímulos externos como el tamaño de la letra en una oferta de descuento, incluso lo que otros hacen y esperan de nosotros. Las ciencias del comportamiento estudian la condición humana, los hábitos y los obstáculos para la toma decisiones. La psicología y la neurociencia han sido líderes en las investigaciones sobre estos temas.
Los estudios del comportamiento han encontrado que nuestro cerebro toma atajos mentales que le permiten eficiencia. Un atajo es la respuesta rápida, inconsciente al momento de actuar. Por ejemplo, veo un animal que me puede hacer daño, instintivamente y sin detenerme a pensar me alejo, actúo para protegerme ¡eso es maravilloso! Ahora, qué ocurre cuando tenemos el plan de hacer más actividad física el domingo en la tarde y decimos iniciar el lunes, ponemos la alarma y de repente nos quedamos a dormir un poco más y no salimos a montar en bici o caminar. Acá nuestro cerebro nos jugó en contra.
¿Qué ocurrió? Para el caso de la transformación de hábitos se identifican tres sesgos comportamentales principales que pueden incidir en la ruptura entre la intención y la acción: el sesgo de status quo, la tendencia que tenemos a permanecer en el estado actual; el sesgo de “aversión a las pérdidas”, nos duele más una pérdida que una ganancia; y el sesgo del presente, la inclinación que tenemos de buscar recompensas inmediatas.
Y ahora, al saber que tenemos un cerebro maravilloso que nos cuida de peligros y al mismo tiempo es influido por sesgos que nos alejan de las metas, vamos al centro, los hábitos o las pequeñas acciones que repetimos y nos definen.
La calidad de nuestra vida depende de la calidad de lo que hacemos día a día. Los hábitos influyen de manera directa en el progreso y cuidado de las personas. Así como una semilla, se cuidan y se nutren poco a poco con la intención de florecer y dar los mejores frutos hasta convertirse en un jardín. Los hábitos son lo que hacemos en las mañanas, como nos hablamos a nosotros mismos, lo que leemos, lo que cambia nuestra vida.
Una pregunta que nos guía en Comfama dentro del propósito de expandir, consolidar y cualificar clase media trabajadora en Antioquia se relaciona con hábitos de Bienestar. Investigaciones recientes han invitado a hablar del bienestar a partir de los factores protectores. Howard Friedman autor de The longevity y Dan Buettner de The Blue Zones estudiaron los hábitos que tienen en común las comunidades más longevas y saludables del mundo, encontrando característica como: el movimiento frecuente; una alimentación basada en vegetales y productos naturales; un propósito de vida; recuperar el estrés descansando; pertenecer a comunidades donde se apoyen los unos a los otros; e invertir tiempo en la familia y seres queridos.
De esta forma, en Comfama hemos propuesto 12 hábitos que pueden contribuir a la calidad de vida de nuestros públicos: personas, familias y empresas. Estos son: alimentarse saludablemente; practicar actividad física; dormir reparadoramente; regular excesos; meditar o realizar prácticas de atención plena; estudiar y leer; trabajar con propósito; ahorrar y consumir responsablemente; transportarse sosteniblemente; disfrutar el ocio; conversar y compartir con la tribu; y cuidar la comunidad y el hábitat.
Y ahora ¿cómo se conectan los hábitos y las ciencias del comportamiento? Los hábitos son las acciones cotidianas que nos llevan a cumplir nuestros propósitos; por ejemplo, el ahorro diario de cinco mil pesos que vamos sumando hasta tener al fin de año más de un millón y medio de pesos y en dos años casi cuatro millones de pesos para esas vacaciones o cuota de vivienda que soñamos. Sin embargo, como lo vimos antes, es común que nos desconectemos de ese propósito y abandonemos nuestra meta. Y es ahí donde las ciencias del comportamiento llegan a aligerarnos y acompañar ese camino de la intención a la acción.
Ya sabemos que no somos tan racionales como creíamos y podemos caer en atajos mentales como el sesgo del presente, que nos lleva a buscar recompensas en el corto plazo, gastarnos los cinco mil pesos en un antojo pasajero de gratificación inmediata y postergar el propósito de ahorro. Entonces, qué tal si por ejemplo nos inscribimos en un ahorro programado que nos mantenga firmes en el ahorro diario, hasta que nos habituemos. De esta forma las ciencias del comportamiento nos permiten comprender cómo actuamos y qué podemos hacer fácil y simple para no desistir en nuestras metas.
La conexión que proponemos es la suma entre tomar mejores decisiones, más el desarrollo de hábitos, que nos lleva al resultado de una mejor calidad de vida y bienestar.
Un cierre con continuidad. Queremos seguir esta conversación y explorar cada uno de los hábitos desde una mirada comportamental y con herramientas al alcance de cualquier persona que nos permitan tomar mejores decisiones y acompañar el desarrollo individual y colectivo, que pueda agregar valor a las empresas en el bienestar de sus empleados y grupos de interés ¿cuéntanos sobre cuál de los 12 hábitos te gustaría conocer más en la próxima edición? Iniciaremos por los dos más votados, elígelos aquí.
Te dejamos unas preguntas para incentivar el camino a los hábitos y los primeros recomendados para aprender más.
Qué tal si inicias por preguntarte: ¿qué tipo de persona quieres ser?; ¿qué propósitos tienes en deuda contigo mismo? Ahora, elije uno de ellos, simplifica, establece pequeños pasos para lograrlo y conéctalo a algo que ya hagas de forma rutinaria. Recuerda disfrutar el avance cotidiano.