Esa chaqueta está espectacular, es como unisex. ¡Unisex!, eso, eso soy yo, respondió Juli. Ah, bueno, ya entendí todo, dijo al fin su mamá.
Juli Mejía Jiménez había tratado por todos los medios de explicarle a su mamá qué significaba ser una persona no binaria. Todo había sido en vano hasta que finalmente se encontraron con la palabra menos esperada: unisex.
«Por eso creo que no hay batallas perdidas», dice Juli, responsable de Innovación educativa y cultural en Comfama. «Si mi mamá a los sesenta años pudo, vale la pena entablar la conversación con otras generaciones, con personas que piensan distinto».
Juli dice que nació así. Habitaba en elle una incomodidad, algo que no le hacía encajar en ninguno de los dos géneros preestablecidos. «Qué encarte lo femenino, pero qué extraño lo masculino», se decía a sí misme cuando se pensaba. La posibilidad de nombrarse llegó en 2016, cuando se acercó a la literatura sobre la relación entre el sexo y el género, específicamente a la teoría Queer, con la que entendió que «todo lo que tenía adentro siempre había existido».
Llegó a Comfama en 2019 para liderar Disruptores, una iniciativa de la Caja y el Banco Interamericano de Desarrollo, para potenciar el talento joven. Por la naturaleza misma del proyecto, que implicaba proponer ideas distintas que se salieran de lo preestablecido, Juli llegó a un equipo de trabajo que siempre entendió y respetó su identidad de género.
En octubre de 2021 asumió el rol que tiene ahora y esto implicó nuevas tensiones. Para esos nuevos actores, la conversación sobre identidades de género era muy poca y comenzó a manifestarse en algo muy específico: le llamaban Juliana, no Juli.
Fue así como escribir un correo se convirtió en un acto político. Tomó la decisión de enviarlo a Patricia Vahos, responsable de Talento Humano de Comfama, y solicitando que su nombre fuera cambiado en las plataformas corporativas. «Fue una decisión que tomé por mi propio sentir, porque necesitaba garantizar mi derecho a ser nombrade como mejor me sintiera», explica.
Aunque la respuesta tardó, fue positiva, pues esto no implicaba cambios a nivel jurídico. Eso, entonces, deja otras preguntas: ¿qué va a pasar cuando un empleado decida cambiar su género en la cédula?, ¿estamos preparados para las conversaciones actuales y venideras sobre identidades diversas?
La decisión de Juli fue el detonante para cuestionarnos y repensar lo establecido, lo que entendemos como «normal». Es también una invitación para que otros integrantes de Comfama pidan ser nombrados como mejor lo indique su sentir y podamos entre todes construir una sociedad diversa e incluyente.