Cuando piensas en los mejores momentos de tu infancia, ¿qué lugares llegan a tu mente? El almacén Verdún, de 101 años, es uno de esos sitios que ha visto crecer jericoanos de varias generaciones.
El profesor de la Universidad Nacional Carlos Mario González, por ejemplo, piensa en el Verdún como el escenario en que su destino se cristalizó. Allí, una tarde-noche, imaginó su futuro y lo agarró.
En esa miscelánea, que está a media cuadra del parque principal, coincidieron su primer amor -el que sentía por su profesora de Primero de primaria-, la admiración por su papá y el deseo de escribir.
Escucha la historia de Carlos Mario y el lapicero del Verdún, contada por su protagonista.
Verdún, almacén de historias
—¡El payaso del Verdún!, ¡quiero ver el payaso del Verdún! - Entró en estos días a la miscelánea un hombre con su familia.
— Venga yo le muestro el payaso, que acá sigue - Lo recibe Jesús Villa, el dueño del negocio hace 4 años. Le señala un basurero maquillado y con la boca abierta.
— ¡Véalo! Ese payaso está aquí desde que yo estaba chiquito. Mi mamá me compraba en este almacén los confites y los cuadernos.
Foto: cortesía de Jesús Villa.
La miscelánea más antigua de Jericó ha sido epicentro del comercio y testigo de la historia del pueblo. Cumplió un siglo en el 2019 y ha tenido apenas 5 dueños. A uno de ellos se le atribuye la gestación del festival de la cometa, que se celebra cada agosto, porque fue quien llevó al pueblo los materiales para armarlas y elevarlas.
El Verdún solo cierra los 1° de enero, y fue uno de los primeros locales abiertos cuando empezó el confinamiento preventivo por la covid-19, porque vende productos de primera necesidad. Además de tapabocas y alcohol, proveyó todas aquellas cosas que resultan imprescindibles durante los días en casa, como empaques de llaves de agua, cauchos para la olla a presión, bombillos, pilas y pegante.
El almacén Verdún es un sitio de referencia, encuentros y conversaciones donde pasa la vida.
Jesús Villa, dueño del Verdún, cuenta que la miscelánea la fundó un grupo de monjas. El nombre del negocio se debe a que una de ellas cuidó heridos de la batalla de Verdún, en plena Primera Guerra Mundial.
