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Imaginar El Futuro

¿De qué se trata el Diseño Universal?

Conoce de qué se trata este modelo, que busca desarrollar, propiciar y ofrecer productos y servicios en los que diversas poblaciones puedan participar.

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  • ¿Qué es?
  • Mitos y realidades
  • ¿Cómo aplicarlo?

Si la vida fuera una rayuela pensada solo para quienes pueden saltar 2 metros de largo, ¿jugarías? Quizá sí, pero tus padres o tus hijos no. O tal vez no, pero tu mejor amiga sí. Entonces, sabiendo que no todas las personas son capaces de saltar 2 metros de largo, ¿por qué no, desde un principio, diseñar una rayuela pensada para que todos y todas puedan participar? 

¿Qué es el diseño universal?

Precisamente de esto se trata el Diseño Universal, de partir de la diversidad humana como el principio rector para crear, construir, propiciar y desarrollar productos, servicios y entornos aptos para el uso del mayor número de personas, sin necesidad de adaptarlos a públicos especializados. En pocas palabras, se trata de entender que vivir una vida para todos y todas implica diseñarla como tal. 

Pero aquella imagen de la rayuela es una representación del mundo real, repleto de actividades, instituciones y dinámicas que condicionan la participación en ellas. Por ejemplo, ¿por qué no solemos ver plenarios en funciones de cine, cuando es un hobbie propicio para invertir su tiempo en esa etapa de la vida? El ingreso oscuro y en escalas de las salas ya es un factor limitante para esta población. 

“El buen diseño capacita, el mal diseño discapacita.” - Declaración de Estocolmo, 2004 

Entonces, ¿será que los plenarios evitan asistir a los teatros no porque no les guste el cine, sino porque se les dificulta acceder a ellos? Esta pregunta abre dos caminos posibles para hacerle frente a la situación: ajustar el ingreso de la sala o pensar en un espacio cinematográfico apto para todos y todas, no solo para los mayores, sino también para las personas ciegas, la comunidad sorda, los extranjeros y locales. ¿Qué implica elegir la segunda opción? 

Diseñar de forma incluyente supone concebir desde un inicio aquellos contenidos, en vez de continuar tomando decisiones con las mismas fórmulas y luego crear soluciones alternas para quienes no caben en ellas. Esto no solo mejoría la experiencia de todos y todas, sino que invitaría a pensarnos a través de nuevas dimensiones que enriquecen la oferta de programas y servicios, especialmente en el sector cultural.

Aplicando este modelo, por ejemplo, ya no sería necesario que una misma experiencia tuviera varios formatos de presentación, sino uno solo que permitiera la participación de todas las poblaciones. Además, ahorraría el dinero y el tiempo invertido en las adaptaciones de los productos porque ofrecería diseños amplios e innovadores desde su concepción. 

Sobre esto conversaron Ana Sofía Rodríguez Bedoya, integrante de REDDIS (Red de Organizaciones de y para Personas con Discapacidad) y Diana Catalina Aristizábal, licenciada en Educación Especial, en un espacio propiciado por el Parque Explora en el marco de Imaginar El Futuro. En este taller compartieron con nosotros los principales mitos alrededor del Diseño Universal. 

Mitos y realidades sobre el Diseño Universal

“El Diseño Universal es para las minorías” 

Falso. Precisamente lo que busca esta guía es que el escenario, producto o servicio sea tan bien pensado que todos los públicos puedan participar de él sin ninguna restricción. “No se trata de hacer algo para las mujeres, algo para las personas de talla baja, algo para las personas sordas. Es diseñar para todos y todas, entendiendo que las minorías hacen parte de ese todos y todas”, aclara Diana. 

“Diseñar para todos y todas es muy complejo y costoso” 

No necesariamente. El costo de un diseño que tenga en cuenta a todas las personas puede ser muy similar al de un diseño que no es pensado desde este modelo, en cambio, explica Diana, "si se ejecuta un programa sin incluir a algunas poblaciones y luego debe ser adaptado a ellas, el costo aumenta”.

Ejemplos de diseños universales hay muchos y son muy sencillos. Las rampas, los pasamanos, los sensores de las puertas de entrada a los supermercados, los subtítulos en las películas, los números grandes en los ascensores y los billetes –que tienen tamaños diferentes según su monto para ser identificados por las personas ciegas– son elementos que no cambian las condiciones para nadie, pero que permiten que todos hagamos uso de ellos.  

“Cualquier persona puede asesorar un Diseño Universal” 

Falso. Es ideal incluir a todas las comunidades a la hora de pensarlo, pues es complejo ver dificultades o limitaciones desde una visión homogénea.  

“No es necesario hacerlo si esas personas no participan en un espacio determinado” 

Todo lo contrario. “El acceso a la cultura es un derecho y muchas veces la no-participación se debe a un asunto de barreras”, declara Diana.  

Ana Sofía, por su parte, cuenta que “cuando voy a una obra de teatro no hay un baño adecuado para mi silla de ruedas y sucede que algunas rampas en eventos culturales al aire libre son inestables, son unas tablas que no soportan el peso de la silla. Estas cosas no permiten el disfrute de la cultura para todos y todas”. 

“Si no hago todo universalmente, es mejor no hacer nada” 

Falso. La inclusión es un camino largo que puede transitarse desde diversas aristas. Empezar a pensar en apuestas partiendo de esta mirada ya es un comienzo valioso que podemos tejer entre las instituciones culturales de la ciudad.  

¿Cómo aplicar el Diseño Universal?

  • Igualdad en la participación: que cualquier persona, independientemente de sus habilidades, pueda acceder y disfrutar plenamente del producto o servicio.  

  • Flexibilidad: que se ajuste a preferencias, gustos y capacidades. 

  • Uso simple e intuitivo: que personas de diferentes edades, culturas y entornos puedan entender cómo hacer uso del escenario. 

  • Información fácil de percibir: que sea claro comprender para qué sirve, sin importar la estatura, visión o lenguaje de las personas. El braile y los pictogramas son herramientas para lograrlo.  

  • Tolerancia a errores: que su diseño esté a prueba de daños.  

  • Dimensiones apropiadas: que las diversas poblaciones que participen del producto o servicio no deban hacer un esfuerzo físico para acceder a él.  

¿Quieres saber más sobre Diseño Universal y su relevancia en el presente? Conoce la historia de Ana Sofía aquí.