La mayoría de las veces pisar un museo nos resulta abrumador, analizar sus obras, sus pinturas o esculturas puede representar un reto difícil de asumir. Sin embargo, todo está allí dispuesto a dialogar, con nosotros mismos, con la ciudad, con el presente, con el futuro. ¿Qué nos puede decir un mural como Escena con jinete de Fernando Botero? Conversa con él el 29 de noviembre, ese día, además de develarse el mural, celebraremos los 140 años del Museo de Antioquia.
Los ojos son consumidores voraces, ellos observan e interpretan las texturas, las expresiones y las imágenes que llegan como una explosión de significados por descifrar. Los museos son un lugar idóneo para ellos, allí la mirada puede ser cautelosa y al mismo tiempo veloz; viajar rápidamente a través de toda una sala y, en algunas ocasiones, detenerse ante el asombro y la curiosidad que inspira una sola obra.
Los museos pueden ser ese alimento que devoran nuestros ojos ante la admiración, sin embargo, en algunas ocasiones no sabemos cómo recorrerlos o conocerlos, y se nos nubla la mirada sesgando una oportunidad para entablar diálogos de conexión y entendimiento con las obras que reposan allí.
No es una misión difícil, los museos no funcionan bajo una lógica de obras de arte imposibles de interpretar, todo lo contrario, son lugares con elementos dispuestos a la sorpresa, a la conversación y al significado que el visitante quiera otorgar a cada detalle, a cada pincelada, a cada figura que se plasme sobre un lienzo.
“Un museo no es una iglesia. Latinoamérica tiene esa idea de asociar este lugar con el asunto sacro, pero no, este espacio es para pensar y dialogar. Podemos conversar con las obras porque ningún artista es dueño del significado final de esta”, expresa Camilo Andrés Avendaño, mediador del Museo de Antioquia.
Para Juan David Posada, profesor de niños, niñas y jóvenes en la Escuela de Artes de Comfama, es importante visitar estos lugares con los estudiantes, ya que esto los estimula a leer las imágenes y a tener un consumo más consciente del bombardeo constante y dinámico que sobre estimula y no permite la pausa para observar.
“A los niños los pongo a hacer lectura de imágenes, generalmente con artistas clásicos. Todo esto para que aprendan a entender los mensajes que hay en las pinturas: por qué ese color, por qué esas miradas entre los personajes, la iluminación o el vestuario. Ubicarlos en un periodo histórico para que se detengan a mirar, analizar y entender”, expresa Juan David.
Un recorrido por el Museo de Antioquia
A propósito del traslado Escena con jinete de Fernando Botero, visitamos el Museo de Antioquia, un espacio de formación distinto que muestra cómo han sido los cambios históricos que ha atravesado nuestra sociedad. Para Juan David, visitar este espacio puede ser una clase extracurricular en la que aprenden niños, niñas y adultos, “es como ir a la casa de esa tía que se sabe todas las historias y le abre a uno las puertas de su sala”.
En este recorrido, fuimos testigos de cómo el único fresco pintado en Colombia por el artista Fernando Botero fue cuidadosamente restaurado. Un proceso que nos deja un mensaje claro sobre el patrimonio y la memoria colectiva, en donde no se trata únicamente de cuidar las obras que ya están al interior del museo, sino de buscar esas anécdotas y procesos de ciudad que parecen perdidos y olvidados.
“No solo es un asunto sobre lo matérico, sobre el mural en sí. Se trata de la memoria que implica una obra como el mural de Botero, la cual ha sido testigo del trasegar de una ciudad que olvidó un comienzo y un proceso de un maestro que, hoy en día, es símbolo e ícono de la ciudad”, expresa Camilo Andrés.
En esta ocasión queremos llenarte de razones para que te animes a visitar los museos de la ciudad, espacios propicios para el diálogo con las pinturas que habitan sus paredes, que reposan entre marcos o que descansan sobre algunos soportes. Lugares que son un medio para entender, conversar y dialogar con nuestra realidad, en donde la diversidad cultural nos habla sobre la construcción de la ciudad que recorremos y habitamos a diario.