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Entrevista a Diego Guzmán

La otra forma —o las otras formas— de hacer cine en Colombia

Conversamos con Diego Guzmán, director de La Otra Forma acerca de esta película y el sector de la animación en Colombia.

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La otra forma —o las otras formas— de hacer cine en Colombia
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“Tenemos la capacidad de imaginar otros mundos”, dice Diego Guzmán cuando habla sobre su ópera prima La otra forma, ganadora del premio a Mejor Largometraje de la sección Anima’t del Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña. Con referentes como David Lynch, Chaplin, B. Keaton y Satoshi Kon, esta película disruptiva e incómoda propone un viaje por los sentidos a través de lo audiovisual.  

Conversamos con Diego sobre su largometraje y sobre el futuro de la animación en Colombia. 

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Para quienes aún no la han visto, ¿de qué va la película? 

La otra forma narra un mundo distópico donde todo tiende al cuadrado, hasta el punto en el que la gente también empieza desesperadamente a intentar volverse cuadrada utilizando lo primero que se le ocurre, como una caja, una pecera, una prensa, una cirugía, todo en función de encajar en esa sociedad.  

Yo creo que la película habla de que todos queremos pertenecer a algo, pero también al mismo tiempo hay unos impulsos que nos mueven a no querer seguir la corriente, y ahí está el dilema: si seguimos las tendencias o si dejamos salir esa otra forma que tenemos en nuestro interior. Es una peli que habla de individualidad, de cómo las masas a veces nos están diciendo cómo vivir y de cómo nosotros le ponemos o no un freno a eso. 

Hay muchos detalles técnicos, entre ellos el diseño sonoro, que juegan un papel muy importante al tratarse de un largometraje sin diálogos. ¿Podrías hablar un poco sobre esto? 

Quisimos asumir un reto supremamente grande tanto a nivel estético como a nivel conceptual, porque la historia maneja conceptos muy abstractos y es muy divertida al mismo tiempo. El hecho de que la película no tenga diálogos quiere decir que desde un principio tuvimos que ver desde la planificación del storyboard cómo contar la historia simplemente a partir de las acciones de los personajes, y un ingrediente fundamental fue la música, que es la que realmente conduce el ritmo narrativo y emocional. Nosotros planificamos los picos emocionales de los personajes y los picos donde queríamos que la audiencia sintiera diferentes cosas. Además, el diseño sonoro también aporta mucho para que tú finalmente no necesites de los diálogos. De pronto al principio dices “uy, no están hablando”, pero ya luego es como “ah, bueno, pues nada, no importa”.  

La idea del mundo cuadrado no es nueva, pero tú hablas de que La otra forma tiene un toque colombiano que la diferencia de lo que se ha hecho antes. ¿Cuál es? 

Claro, esa idea la hemos visto tanto en el cine como en la literatura, pero yo siento que acá hay una particularidad y es que nosotros intentamos encajar cosas donde no suelen encajar, y yo me identifico mucho con que eso es muy latinoamericano: hacer caber cosas donde no caben. Nosotros nos ponemos metas imposibles como hacer una película animada y decimos “pues hagámosle”. También están estos dichos de “donde comen dos, comen tres”, y esa fue la idea que usamos para esta película, porque los personajes no encajan de una manera limpia, sino que siempre es a las malas, lo que yo a veces llamo “a lo maldita sea”. En ese sentido nos diferenciamos de películas como Lego o películas con otra estética, porque además nuestra estética realmente es mostrar ese forzamiento de la carne. La película es muy sensorial en ese aspecto. Nosotros queríamos que la audiencia tuviera la vivencia del padecimiento de los personajes y ha sido muy chévere escuchar el feedback de las personas, que salen como si les hubiese pasado a ellas.

En la última ceremonia de los Premios Oscar, Guillermo del Toro dio un discurso en el que habló sobre la animación como género y no como formato. ¿Cuál es tu opinión al respecto? 

Estoy completamente de acuerdo con lo que está sucediendo, aunque la Academia no lo ha asimilado todavía. Yo me pregunto: ¿Por qué las películas de animación no pueden competir también por mejor película, mejor guion, mejor diseño sonoro o de arte, o alguna cuestión así? Y creo que lo que estamos intentando ahora es demostrarle al mundo que se pueden seguir contando historias con estas nuevas formas de narrar. En Colombia hemos tenido ejemplos como Virus Tropical, que intentan hacer estas nuevas narrativas. 

Con la animación se puede hacer comedia, terror, ciencia ficción... Podemos contar las historias que queramos, además con un sinfín de recursos narrativos que también es muy interesante que la gente los vea y se empiece a dar cuenta de que se pueden hacer otras cosas con la animación además de lo que están acostumbrados. O sea, Disney está muy bien, Pixar está muy bien, pero ahí hay todo un universo más grande. 

¿Cómo fue la experiencia de hacer una película animada en Colombia y cómo ves el panorama de la animación en el país? 

Fue súper difícil, sobre todo porque nos tocó inventarnos la manera de hacerlo, es decir, no podíamos adaptar métodos internacionales, sino que tuvimos prácticamente que inventarnos el nuestro, por cuestiones de tradición en animación de los países y obviamente por el presupuesto. Yo creo que la única manera de aprender a hacer una película de animación es haciéndola, entonces para nosotros fue un recorrido grandísimo de descubrir cómo se hacen estos proyectos. Fue muy duro porque fue nuestro primer largometraje y cometimos todos los errores, pero me parece que eso es positivo para que ya haya una frecuencia y que para la segunda película cometamos nuevos errores.  

El panorama lo veo muy positivo. Hacer estas películas es muy difícil, pero yo siento que tanto nosotros como otros creadores de animación están con muchísimas ganas de contar sus propias historias, y creo que ese impulso no es muy fácil de hundir, entonces yo creo que ese cine de animación aquí va a terminar saliendo porque sí. 

Finalmente, ¿Cómo ampliar la idea de lo que la gente considera cine colombiano? 

Las artes siempre se están recreando y preguntándose qué más podemos hacer y hasta dónde podemos llegar, y para mí justamente la animación es algo que reúne todas esas artes: el cine, el dibujo, la pintura, la música... Tenemos que comenzar entonces a preguntarnos qué podemos hacer si cogemos todo esto, qué podemos inventar o reinventar acá en Colombia poniéndole nuestro sello.  

Yo creo que la idea es justamente eso: que la gente empiece a pensar fuera de la caja, como lo propone la película, y empezar a ver qué otras cosas se pueden hacer con nuestras narrativas y qué otras historias podemos contar, porque también estamos cansados de las mismas historias de siempre donde tú ya sabes incluso qué va a pasar porque hay una estructura muy formada. La gente está con ganas de que le cuenten nuevas historias y, además, de que se las cuenten de nuevas formas, como la animación.