La comuna 3 de Medellín, localizada en la zona nororiental de la ciudad, es, sin duda, uno de nuestros escenarios territoriales más resilientes. Siendo un barrio obrero desde sus inicios, con una población que encuentra en sus esquinas un lugar al cual pertenecer, Manrique alberga gente perseverante que no se permite la derrota. Prueba de ello es la misma Biblioteca: sobreviviente de las extinciones que provocó la pandemia y que hoy ha evolucionado a la par de la comunidad. Tras encontrarse cerrada temporalmente, un año después, se oficializa su reapertura por un motivo clave: la gente quiere leer.
Así lo cuenta Carlos Mario Gil Zuluaga, auxiliar operativo de la Biblioteca, quien desde sus 34 años aportando su talento en Comfama, ha podido contemplar de cerca la transición de lo que hoy conocemos como la Biblioteca Manrique. Se trata de una de las sedes más antiguas, asegura. Fundada en el 81 y siendo uno de los primeros centros barriales, este punto de lectura se inauguró como un pacto y una promesa para mejorar la calidad de vida de la comunidad.

Bajo esta premisa nació la Biblioteca y hoy en día se mantiene porque su entorno inmediato reconoce en este recinto una posibilidad de desarrollo. Melisa Monsalve y su hija de tres años, Paulina, dan fé de ello. Esta es su historia: a través de las anchetas de libros que facilita el punto de lectura, los padres pueden llevar a sus hogares bajo la modalidad de préstamo,el disfrute de las lecturas favoritas de los niños sin salir de casa. Esto ha permitido a Melisa acercar el mundo de las palabras a su hija de una forma innovadora y compartir con ella una experiencia asombrosa.

Así como Melisa y su hija, tú también puedes dejarte sorprender con una cita a ciegas con títulos y autores recomendados por nuestros promotores a través de nuestra ancheta de libros o simplemente acercarte a nuestras salas para explorar nuestras estanterías. En este recinto multidinámico ocurren muchas cosas. Los usuarios y particulares pueden encontrar servicios como actividades de mindfulness, préstamo de libros digitales o físicos, servicio de conexión a internet, jornadas de “canticuentos” para los más pequeños y talleres de lectura en voz alta con una programación completa que abarca toda la semana: ¡Todos los días hay algo que hacer!