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“Inédita, extraña, potente y estéticamente maravillosa”: con ustedes, La Bomba

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“Inédita, extraña, potente y estéticamente maravillosa”: con ustedes, La Bomba

Fueron cinco noches en las que nuestro Claustro Comfama celebró a una Colombia relatada por sonidos. Timoneadas por el goce, la experimentación artística y mucho diálogo, once agrupaciones formaron una Bomba resultante del encuentro entre acordeones del Caribe, gaitas con herencia de cumbia sabanera, marimbas del Pacífico sur, beats urbanos traídos de las capitales, vientos de los Montes de María y cuerdas con timbre andino sonando en ensamble.

Ni con la más amplia de todas las imaginaciones habría sido posible crear una fusión de esta naturaleza sin la conversación y el intercambio. Por eso, La Bomba fue, es y seguirá siendo un ejercicio colectivo cuyo espíritu va más allá de la comodidad de las fórmulas y está en constante búsqueda de nuevos discursos, una apuesta por la fuerza del arte para hallar respuestas cuando se comparte una pregunta. “¿A qué suena Colombia?”, fue la que reunió las voces de este proyecto.

“El país tiene una sonoridad muy potente en sus diferentes regiones, que se traduce en distintos géneros, instrumentos y ritmos. Hoy existen propuestas que están contando nuestra realidad no solo en letras, y cuando unimos toda esa diversidad de saberes, conocimientos y estéticas sucede una cartografía de sonidos, una bomba hidráulica que hace que se muevan cosas, que nos hidrata y nos pone en relación con el suelo que es Colombia”. —Sergio Restrepo, responsable del Claustro Comfama.

De la imagen de aquel aparato que extrae agua vital del territorio nace esta voluntad de convergencia y encuentro entre sonoridades y lenguajes genuinos. “Las cartografías no se hacen en papel, no son formas muertas. Por el contrario, dan cuenta de la cultura y la cultura es una fuerza viva construida por seres humanos. Eso es La Bomba, un movimiento de información emocional, espiritual, identitaria e intelectual que tienen una potencia no comparable”, manifiesta Juan Giraldo, de la Banda 14 de abril de San Pascasio.

Para él, haber compartido escenario con Yeison Landero y Canelón de Timbiquí en la última Bomba del año fue “una huella emocional memorable y la oportunidad de exponer, compartir y expresar las visiones de cada uno sobre lo que es la música”.

“Generar un encuentro entre tres formatos instrumentales y tres lenguajes musicales tan diversos fue un reto bellísimo cuyo resultado es un relato vivo que mantiene la esencia y las identidades, pero se afinca en el presente; que escucha la tradición, a la vez que adquiere nuevos significados de país”. —Banda 14 de abril de San Pascasio.

Esta experiencia de intercambio significó también para las demás agrupaciones una apertura en su mirada creativa. “Tender puentes con quienes conciben, piensan y viven la música distinto a como yo lo hago es darle espacio a encontrar afinidades que de ninguna otra manera se unirían y con ellas construir una pieza única, rica y palpitante”, expresa el rapero N. Hardem, quien en La Bomba contrastó su estilo con el rock de Hombre Memoria.

Bombeando una fiesta para tus oídos

Sergio Restrepo cuenta que detrás de cada Bomba hubo tres momentos fundamentales:

  • El primero consistió en poner a conversar a un artista nacional con un artista local para, juntos, crear una canción que luego compartirían en Medellín.

  • El segundo, en movilizar y visibilizar en la ciudad la propuesta de los grupos invitados en ruedas de negocios y de prensa.

  • El tercero se trató de un concierto de ambos compartiendo escenario en Teatro Comfama buscando el goce, el baile, la escucha y la confrontación de las sonoridades nacientes.

Y, desde este 30 de octubre de 2020, un cuarto elemento llega a la ecuación: ¡La Bomba se convierte en un disco! Todas estas experiencias e intercambios están disponibles en nuestras plataformas digitales para llevar esta fiesta sonora hasta tus oídos.

Para Alejandro Montaña, de Mojarra Eléctrica, esto tiene un valor social, además de artístico. “Hacer juntanza con músicos de otras corrientes es enriquecedor artísticamente y a la vez es vital para visibilizar procesos musicales que están por fuera de los cánones establecidos por las tendencias del mercado”.

Precisamente, ese fue uno de los elementos más emocionantes de este proceso para José Villa, de Música Corriente, quien hizo la curaduría de las agrupaciones participantes. “Encontrar un proyecto bajo esos términos es escaso y el Claustro Comfama lo hizo posible. Poder curar pensando en la música y no en la comercialización es un sueño que no tiene otro resultado posible que unas sonoridades motivadas por el compartir y el crear”, dice.

Ser testigos de cómo una pregunta por los sonidos de Colombia se convierte en un proyecto artístico de memoria, identidad, creación y conversación nos llena de esperanza. Explora y disfruta esta cartografía que, en palabras de Sergio Restrepo, es “única, inédita, rara, extraña, potente y estéticamente maravillosa”.