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Guardianes de la historia: conoce dos patrimonios de Medellín que cuidamos en Comfama

Claustro Comfama
Guardianes de la historia: conoce dos patrimonios de Medellín que cuidamos en Comfama

Admirar y abrazar nuestra historia a través de la arquitectura nos da la oportunidad de conciliar con nuestro patrimonio, encontrando en él nuevas posibilidades para relacionarnos, disfrutarlo y redescubrirlo. Hoy, cuando despedimos al Edificio Vásquez, el que fue nuestro hogar durante 18 años, celebramos aquellos otros patrimonios de la ciudad que cuidamos y habitamos desde el respeto y la admiración. ¡Descúbrelos! 

“Esa dicotomía entre el pasado y el futuro es una característica particular del antioqueño, especialmente en Medellín, dando como resultado una especie de fetichización de la memoria. Señada el profesor Antonio Aguilera que el fetichismo del tiempo “es el núcleo del historicismo y de la idea de progreso, pues el ser aparece como tiempo puro”. En este sentido la cultura “paisa” es paradójica: supuestamente es ahistórica en su búsqueda de progreso, pero se afirma en un historicismo. Una cultura urbana, en proceso de metropolización que busca sus identidades en nostalgias campesinas, en églogas paisas”. Tomado de Memoria y Patrimonio de Medellín. Luis Fernando González Escobar. 

👉 Te invitamos a leer: Comfama le entregará a la Alcaldía de Medellín el Edificio Vásquez. 

Comfama Aranjuez es símbolo de vida y reconciliación 

Manicomio Aranjuez

Al nororiente de Medellín se encuentra nuestra sede Comfama de Aranjuez, un sitio histórico que fue testigo del crecimiento urbano de Medellín cuando sus amplias zonas verdes se convirtieron en hogares y sitios de encuentro. Por aquel entonces, a inicios del siglo XIX, era conocido como el “Paraje Bermejal”, haciendo referencia a su alta ubicación y al color de su tierra. 

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¿Sabías que en el pasado este territorio fue un espacio dedicado a la asistencia y tratamiento psiquiátrico? En 1892 los arquitectos Juan Lalinde y Luis G. Jhonson diseñaron el Manicomio Departamental de Antioquia, cuyas puertas permanecieron abiertas hasta su traslado a Bello en 1960. 

Para 1986, cuando la ciudad y, en especial Aranjuez, atravesaban tiempos violentos, Comfama adquirió el terreno. Fue el arquitecto Laureano Forero el encargado de darle vida, color y significado a este nuevo “territorio de paz para la reconciliación” llamado Unidad de Servicios Aranjuez, abriendo finalmente sus puertas en 1995. 

Desde entonces, nuestra sede se convirtió en símbolo de esperanza, aprendizaje, cultura, ocio y encuentro, brindando múltiples posibilidades a la comunidad para su disfrute y para celebrar juntos la vida. 

Comfama Aranjuez, en la tierra de color rojo

Los muros de tapia rojos y techos altos han sobrevivido el paso del tiempo de lo que antiguamente era el Manicomio Departamental. Hoy, aquel territorio, lo habitamos con nuestra Unidad de Servicios Aranjuez, respetando la esencia de la época y velando por el cuidado del patrimonio.

Descubre nuestro Claustro Comfama en el corazón de Medellín 

Claustro

Considerado patrimonio arquitectónico de la ciudad, el Claustro Comfama en San Ignacio ha sido punto histórico de encuentro y conexión con la comunidad. Desde el centro de la ciudad hemos acompañado y atendido a miles de habitantes a través de nuestros programas y servicios, conciliando nuestra relación con su pasado y abriendo la puerta a nuevas oportunidades y experiencias que van más allá de la nostalgia. 

Su historia se remonta varios años atrás, cuando se estableció bajo la tutela de Fray Rafael de la Serna que aquel territorio sería espacio de formación religiosa y culto para los vecinos de la Villa de la Candelaria. Con el paso del tiempo aquella edificación fue cambiando su identidad y propósito superior, al convertirse en anfitrión del Colegio San Ignacio, luego en sede sacerdotal y, finalmente, en epicentro cultural y educativo de Comfama. 

El Claustro, por el cual pasan cerca de un millón de personas al año, es el resultado de la intervención arquitectónica que inició Horacio M. Rodríguez en 1917 y continuó Agustín Goovaerts desde 1920.  

Para 2016 comenzó un nuevo proceso de transformación por parte de Comfama, con el fin de enriquecer la vocación educativa y cultural, aportar a la conservación de la memoria y la historia de la ciudad, velar por la defensa del patrimonio vivo material e inmaterial, dinamizar el centro de la ciudad y generar más espacios de inspiración, creación y pensamiento reflexivo. 

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El reto continua

Por más de 200 años el Claustro ha albergado la cultura y la educación. Hoy seguimos trabajando por hacer de este símbolo de esperanza un territorito de conversación, encuentro, aprendizaje y ocio a través de una renovación arquitectónica y la realización de nuevos contenidos.