El teléfono sonó. Preguntaban por el joven Róbinson Quintero Mesa. La línea la contestó su mamá, quien intrigada preguntó: ‘¡Ay Dios! Ya qué hizo él, qué hizo’. Del otro lado, las noticias eran más que buenas, llamaban para contar que el joven, de 17 años, se había ganado una beca. ¡Qué dicha!
Así, entre risas y muy emocionado, Róbinson recordó ese momento: cuando le dijeron que había pasado a Disruptores Lab, un programa en convenio con el Banco Internacional de Desarrollo, que potencializa el espíritu emprendedor en jóvenes de la ciudad. El proyecto tuvo el pasado jueves, 15 de septiembre, la graduación de la tercera generación, de 170 jóvenes, quienes finalizaron su proceso formativo de 6 meses.
“Qué alegría tan grande. Pasé al teléfono y me explicaron todo, lo más hermoso fue que de tanta cantidad de jóvenes que se presentaron yo había pasado”, nos empezó contando emocionado el estudiante de la Institución Educativa Villa del Socorro y quien detalló más de su proceso.
Las palabras de Robi, como le dicen sus amigos, las respaldó su abuela, Rosalba de Jesús Restrepo, quien asistió con él a la graduación.
“Estoy muy agradecida con Dios y con Comfama. Uno como familiar quiere verlos brillar y eso es lo que está haciendo. Él siempre ha dicho que quiere tener una empresa y que alegría que desde tan niño lo esté logrando”.
Su creación es por el planeta
El joven del grado 11, siempre ha sentido que tiene una deuda con el medio ambiente, más cuando se dateó sobre la contaminación de las aguas.
“Me senté a investigar sobre cómo evitar la contaminación del agua y me encontré que los aceites que se tiran por los sifones es una de las cosas que más la dañan. Entonces, pensé en cómo darle un mejor uso y nació Andaro”, relató.
El objetivo principal del proyecto es que los aceites ya utilizados no lleguen a las aguas. Para lograrlo, Róbinson y su equipo tienen tremenda solución.
“Lo que haremos es recoger el aceite en las casas y poniendo puntos de recolección para que la gente los lleve. Con esto, haremos unos jabones, sí, jabones”, dijo.
Para lograrlo, el residente del barrio Villa del Socorro no está solo, ya que en su formación en Disruptores conoció a Andrés Felipe Lozano y a Dahiana Manco, quienes también están creando a Andaro.
“Esto es un proyecto muy bueno, que me abrió mucho la visión del mundo. También, me siento orgulloso, ya que me escogieron entre mucha gente para hacer parte. Me sueño que esto salga adelante”, aseguró muy contento Andrés, de 17 años y estudiante de la Institución Educativa Gabriel Restrepo Moreno, de Manrique.

Los 3 creadores de Andaro y su mentora, Alejandra Posada.
Así de contenta, también estaba Dahiana, de 18 años y quien es egresada de la Institución Educativa Juan XXIII.
“Participar en esto me pareció una oportunidad muy grande, me marcó la vida y es algo que jamás voy a olvidar. Le digo a los jóvenes que los sueños sí se cumplen y aprovechen todas estas oportunidades”, contó.
Durante toda la ceremonia de graduación, la cual se llevó a cabo en la Casa Museo Otraparte, Envigado, los disruptores cada que hablaban agradecían a sus mentores, quienes los acompañaron durante estos 6 meses.
“Estuve con ellos desde la conformación de la edición hasta el prototipo y seguimos en la fase de creación y desarrollo. Lo que me parece más interesante es que será un producto con propósito. Es hermoso que un jabón sea la excusa para cuidar al medio ambiente, esto me parece espectacular”, nos contó Alejandra Posada, mentora de Andaro.
Pronto los soñadores de Andaro tendrán su primer prototipo de jabón, un jabón con el propósito de tener un medio ambiente mejor. Ver su creación materializada hace soñar a Róbinson, Andrés y Dahiana, quienes anhelan que las personas se sumen y su idea sea de carácter mundial.
“Nos soñamos viendo a todo el mundo participando: llevando o entregando desde las casas los aceites, esto lo queremos nacionalmente. Luego, que los jabones se vendan en todo el mundo y podamos impactar positivamente al planeta”, finalizaron los emprendedores.

De izquierda a derecha: Róbinson Quintero, Dahiana Manco y Andrés Felipe Lozano, disfrutando del evento de graduación.

Róbinson Quintero y su abuela, Rosalba de Jesús Restrepo.