Cuando William González Arroyave llegó a su nuevo hogar en la Urbanización Villa Camila de Rionegro, en julio de 2020, lo primero que lo emocionó fue la gran cantidad de zonas verdes que circundaban el edificio. Su sorpresa fue mayor a la semana siguiente, cuando a pocos metros de su vivienda, lo que parecía un jardín se había convertido en un tiradero de basuras.
Se trataba del punto de recolección de desechos de la unidad residencial (con más de 800 viviendas), un espacio cercano a los parqueaderos y al acceso de la torre, con un letreo que indicaba los días y los horarios en los que los habitantes de la zona debían disponer de sus residuos.

Al convertirse en administrador de la torre 2, donde está ubicado su apartamento, y por su profesión como abogado, algunos vecinos le expresaron la necesidad de cambiar la ubicación de ese punto de recolección. Y no era para menos, la exposición o cercanía a vertederos de basuras, por pequeños que sean, trae consigo enormes riesgos para las comunidades vecinas: atrae plagas y se convierte en caldo de cultivo para la propagación de enfermedades gastrointestinales, respiratorias y de la piel.
El 2 de marzo de este año William, respaldado por sus vecinos, decidió radicar una queja ante la Subsecretaría del Medio Ambiente de Rionegro, la empresa prestadora del servicio de recolección RIOASEO Total y la presidenta de la Acción Comunal de Villa Camila, Alexandra Henao.
Después de varias reuniones en la Secretaría de Servicios Públicos Domiciliarios y al notar que su proceso no avanzaba, por decisión unánime de los vecinos y con su ayuda, convirtió el punto de recolección de basuras en un jardín para así desplazarlo a otro lugar.

Sin embargo, esta solución desesperada trajo consigo algunos inconvenientes: los habitantes de otra torre, una más cercana a la nueva ubicación del punto de recolección de basuras, empezaron a sentirse perjudicados. En pocas palabras, el problema de mala disposición de desechos no terminó, sino que se desplazó a otro lugar.
Así que los vecinos se unieron, recolectaron más de 80 firmas y nombraron a William como el representante de toda la unidad. Tras cinco meses de trámites, el 23 de agosto de este año, William recibió la respuesta formal de la Alcaldía en donde se le notificaba que iban a empezar a realizar acciones concretas.
La administración municipal decidió implementar el Programa de Gestión Integral de Residuos PGIRS, una propuesta que contempló la coordinación de las empresas recolectoras -Aseo Global y RIOASEO Total - con el propósito de mejorar la frecuencia de recolección y de hacer una mejor clasificación y aprovechamiento de ellos, destinando días y horarios para cada tipo: inservible, orgánico y reciclaje. Esto acompañado de un gran programa educativo puerta a puerta, para que las personas conozcan la importancia de reciclar y disminuir la cantidad de desechos en sus hogares.

Esta decisión no solo es importante para William y sus vecinos. Gracias a las reflexiones generadas por este caso, se decidió que Villa Camila sería el escenario para la prueba piloto de un modelo que se espera implementar en todo el municipio de Rionegro, un proyecto de educación ambiental que pretende que los habitantes de la llamada “Cuna de la Libertad” tengan una relación distinta con los desechos, que generará beneficios sociales y ambientales en términos de oportunidades de empleo, mejorará el uso de los rellenos sanitarios y disminuirá la contaminación.
“La casa deber ser el estuche de la vida, la máquina de la felicidad”, decía el pensador y arquitecto francés Le Corbusier. Historias como la de William y sus vecinos nos reafirman que hoy esa noción de hogar trasciende las paredes propias, que una casa va más allá de sus barreras físicas, que se expande a un entorno compartido donde los acuerdos deben construirse desde la conversación, la búsqueda del bienestar común y el cuidado de la naturaleza.
En Comfama celebramos estas historias de apropiación y transformación social que nacen desde las comunidades que habitan nuestros proyectos.