Cuatro trabajadores independientes comparten el camino que han trazado en medio de los retos y las recompensas que conlleva esta modalidad laboral, adoptada por más del 40 % de la población ocupada del país.
Trabajadores independientes: cuatro historias de aprendizaje

- Trabajadores independientes
- Jorge Andrés Mesa
- María Vega
- Ana Vélez
- Carlos Mesa
A veces basta con mirar hacia adentro para encontrar historias que con sus lecciones dan luces en el presente. Resiliencia, flexibilidad y adaptación son tres cualidades que el mundo nos invita a adoptar hoy y que, por sus experiencias, labores y gestión de la incertidumbre, los trabajadores independientes cultivan de forma natural.
Conversamos con cuatro personas cuyos motores, pasiones, momentos de vida y oficios son diversos, pero que se encuentran en la valentía de hacer de su propósito superior su fuente de ingresos, aunque esto represente abrazar los grandes retos que vienen de la mano de la independencia.
Jorge Andrés, María, Ana y Carlos compartieron con Comfama el camino que han trazado. Dudas, determinaciones, temores, recompensas, casualidades y causalidades han tejido cada paso de estas cuatro rutas diferentes para conjugar diariamente la independencia laboral.
Rastreamos la huella de sus lecciones aprendidas para compartir contigo un panorama que no solo habla de la magia retadora ante la que se levantan diariamente los trabajadores independientes, sino también de las prácticas y actitudes que, más allá de una modalidad laboral específica, todos podemos incorporar ante los desafíos y la incertidumbre.
Jorge Andrés Mesa, consultor y fundador de Mesa Familiar
Luego de un conflicto de 15 años entre la segunda y la tercera generación de la empresa de su familia, Mesacé, con más de 100 años de historia, Jorge Andrés fue convocado junto a dos primos, todos de la cuarta generación, a encontrar una solución. ¿Accidente o destino? No lo sabe muy bien, lo cierto es que, luego de resolver el hondo problema en su familia, amigos cercanos comenzaron a pedirle consejos en la misma dirección.
El público dispuesto a escuchar y aprender de su experiencia ante conflictos similares creció tanto que Jorge Andrés identificó que el 70 % de las empresas familiares del departamento no sobreviven al paso de la primera a la segunda generación, una cifra con grandes oportunidades de disminuir a través de sistemas de gobierno y gestión con acuerdos relevantes, consensuados y sostenibles.
De aquella oportunidad nació Mesa Familiar, un espacio de consultoría holística que en un inicio funcionó de 5 de la tarde a 10 de la noche y durante fines de semana, el tiempo libre que tenía Jorge Andrés cuando no estaba trabajando en la gerencia jurídica de Protección.
“Yo lo llamé mi hobbie remunerado porque lo disfrutaba, sin duda encontré un propósito superior en trabajar por la continuidad de las empresas de familia en el tiempo. Gracias a mis empleadores pude ejercer y formarme en paralelo en temas empresariales como mercadeo, propuesta de valor, finanzas y estrategia que hoy nutren cada consultoría”, cuenta.
Pasó 15 años escalando en empresas como Serfinco, Protección y Ecopetrol, mientras usaba las horas extras del día para ir construyendo su firma. En ese tiempo dio más de 110 consultorías y charlas de la mano de la Cámara de Comercio de Medellín, Fenalco, Camacol, ANDI y otras agremiaciones. Sin embargo, no se atrevía a dar el salto total hacia la independencia porque “dentro de mi hoja de ruta quería llegar allí después de tener responsabilidades en una gerencia general”, comenta Jorge Andrés.
Aquella meta la trazó ocho años atrás, pero la vida le envió mensajes claros que finalmente escuchó. A la par que participaba en diversos procesos de selección, los clientes en Mesa Familiar se triplicaban. “Me di cuenta de que le estaba apostando energéticamente a tener un rol que estaba alineado más con mi ego que con mi verdadero propósito”, confiesa.
Hoy su empresa tiene más de 25 consultorías activas o, como él las llama, “25 realidades, 25 dinámicas, 25 familias”. Y de este camino comparte con nosotros dos consejos personales:
“Ante los diferentes ritmos de trabajo y, por tanto, de ingresos: si ganas más, no gastes más. Ahorra más”.
“Ten sentido de pertenencia con lo que haces y con quien lo haces. Recuerda que las relaciones construyen puentes”.
“El 15 de marzo les escribí un correo a todos mis clientes, avecinando la posible crisis que estaba ya en camino. Ni abril, mayo ni junio voy a facturarles, les dije. Seguimos haciendo lo mismo, pero soy solidario con su situación y esta es mi forma de aportar”, narra. Este pacto de confianza solo fue posible gracias a su organización financiera y a la construcción de relaciones sólidas con sus clientes.
María Vega, directora de arte en proyectos audiovisuales
El arte y las preguntas han movido su alma desde pequeña. El ejemplo de su familia, en la que ambos padres y cuatro de sus cinco hermanos son trabajadores independientes, la impulsó a ver la independencia como un camino posible para poner en práctica sus talentos y, por supuesto, sus estudios, Comunicación Social y Periodismo.
Por eso, hace tres años, en la búsqueda de su práctica profesional, optó por explorar opciones distintas a las de las empresas aliadas a su universidad. Por su propia cuenta hizo una larga pesquisa con una intención clara, cuyo resultado le abrió las puertas al mundo en el que soñaba comenzar a trazar su camino: el del cine.
Tuvo que argumentar su elección ante la institución educativa e irse de la ciudad para cumplir con ese propósito. Finalmente se desempeñó como asistente del departamento de arte de la película Litigante, de Franco Loli. Ese fue, entonces, el inicio oficial de una carrera llena de emociones, desafíos creativos, viajes y movimiento, pero también de desafíos relacionados con la estabilidad.
“Nadie fue un mentor ni tuve una inducción sobre lo que significa ser independiente. Si bien mi familia me fue dando explicaciones orgánicas, los aprendizajes siguen siendo diarios. Existen dos grandes retos en el círculo creativo y en general en el trabajo independiente, y tienen que ver con la gestión y el valor de dos recursos básicos: el tiempo y el dinero”, dice María. Ante ello, comparte dos lecciones:
“Aprende a cobrar y a valorar tu trabajo, aunque lo que hagas sea intangible. Ahorra conscientemente para mediar los recursos económicos que obtienes en las épocas de bonanza y en las de quietud”.
“Distribuye tu tiempo, no solo poniendo límites sanos cuando hay mucho trabajo, sino también en los de descanso”.
Aunque apenas está encontrando formas de administrar sus nuevas responsabilidades, María agradece y disfruta poder cruzar sus búsquedas personales con las profesionales a través de la independencia. Para ella, “la flexibilidad, el dinamismo, la aventura de cada proyecto y la posibilidad de estar en constante vinculación con historias, oportunidades de crecimiento y creadores del país le dan sentido a esta apuesta”.
Ana Vélez, decoradora de fiestas infantiles
A los 11 años, junto a su vecina, comenzó a vender arroz tostado molido con azúcar. Desde entonces no ha parado de ver oportunidades de negocio en cada esquina. El entusiasmo es el norte de su trabajo y el cumplimiento, la brújula. A los 18 heredó la cacharrería que tenía su padre en el centro y allí comenzó oficialmente su primer emprendimiento.
“¿Mujeres emprendedoras en el centro? Eso hace 30 años no se usaba. Yo estaba chiquita y rodeada de negocios de hombres ya grandes. Pero cerré los ojos y me metí. Le di vida a Arcoíris, un pequeño lugar dedicado a fiestas y papelería fina. Cuando volví a abrir los ojos, ya era un almacén con 14 trabajadores”, relata Ana.
Después de dos quiebras y con una pandemia en curso, el negocio de Ana sigue sobreviviendo. “La palabra reinvención para mí no es nueva. Ha sido una constante, porque también el cambio es una constante. Es en esos momentos críticos cuando se ponen realmente a prueba la recursividad y la creatividad”. Sus dos grandes aprendizajes tienen que ver, precisamente, con la adversidad:
“¿En qué me puedo beneficiar yo beneficiando a los demás? La independencia también es activar y tejer una red. Proveedores, clientes, contactos… todos juntos podemos encontrar soluciones.”
“La determinación, la disciplina y la autogestión son claves, no solo para mantener un foco con éxito, crecer y establecer nuevas oportunidades, sino también para sembrar estabilidad en momentos que, inevitablemente, llegan cargados de incertidumbre”.
Por ejemplo, durante la emergencia sanitaria generada por el Covid-19, las fiestas, por supuesto, cesaron. Ana cambió los gorros y los manteles por aguacates y naranjas traídos de Fredonia en alianza con campesinos productores y, así, inició un nuevo emprendimiento. Conoce esta historia de transformación, oportunidades y confianza en el futuro aquí.
Carlos Mesa, conferencista y fundador de Be-low
Los primeros pasos tienen su magia. Hace 15 días, Carlos dejó de trabajar en Viva Air, luego de 18 años en la industria aeronáutica en los que transformó su rol como despachador de aeronaves a director de aeropuertos y experiencia al cliente. “Me di cuenta de que había muchos temas administrativos en el sector muy interesantes para resolver o de los cuales aprender, así que no me limité a mi título y me propuse crecer”, cuenta.
Una idea y un deseo ferviente de buscar el verdadero propósito de su vida hizo nido en su cabeza, pero, según Carlos, “estar entre hoteles y aviones no te deja mucho tiempo para atender esas corazonadas. La pandemia abrió el espacio y empecé a rayar en un cuaderno junto a mi esposa lo que sería un proceso de emprendimiento”.
Tuvo que hacerse muchas preguntas para identificar cuál sería el valor agregado de su propuesta y, claro, enfrentar los miedos que implica salirse de los ritmos y el estilo de trabajo al que estaba acostumbrado por casi dos décadas. Una noche, gracias a un En vivo al que fue invitado Carlos Raúl Yepes, sintió el llamado: “Ya era el momento. Necesitaba ese empujón”. Tomó la decisión y se aventó a escuchar su alma.
Él, que contaba con un amplio conocimiento del modelo de bajo costo de la aerolínea colombiana, comenzó a investigar otros procesos de transformación organizacional para replicar en otros sectores. Vio una ventana de oportunidad para compartir con el mundo y con las empresas en busca de modelos más rentables debido a la coyuntura formas en las que “a través de empatía, sentido y emoción, y no agregando muchos ceros al presupuesto, es posible generar momentos memorables para los usuarios”.
“Las organizaciones no solo están pensando en cómo reinventarse, sino en cómo bajar los costos”, explica. De ahí nació su primera conferencia, Bajo costo con propósito, y posteriormente el negocio que hace dos semanas comenzó a construir tiempo completo, Be-low. Sus dos prácticas indispensables durante esta transición han sido:
“Rayar, rayar, rayar. Escribir es la manera más simple para trazar una ruta y hacerla realidad”
“Tener referentes. Conocer experiencias inspiradoras, leer libros detonadores de hábitos de vida, investigar lo que ya existe y lo que necesita el mercado, estar atento a con qué, de todo eso, resuena el corazón”.
Carlos está edificando su sueño y, sobre todo, aprendiendo cosas que antes no sabía. Palabras como “dominio, brochure, planilla PILA, hosting, engagement” están colándose en su vocabulario a la vez que nuevos ritmos y tiempos están haciéndose su espacio en el día a día. “Cuando entiendes qué te mueve y qué te hace feliz, pero también comprendes que eso conlleva organización, visión y apertura al aprendizaje, lo que viene adelante no son obstáculos, sino momentos retadores llenos de propósito".