Observar la diligencia con la que Deisy se desenvuelve para cuidar a su hija Abigail, que nació con una discapacidad, es el claro ejemplo de entregar todo lo que somos por el cuidado y bienestar de quienes amamos, y de paso ayudar a otros, que comparten nuestra realidad, por medio de la vocación de servicio y comunidad.
Hace 12 años que la vida de la familia Cárdenas Sánchez cambió, en sus palabras, “pero para felicidad y para amor”, llegó Abigail, una bebé con síndrome de Down, pero llena de vida que les enseñó a sentirse amados y a descubrir y aprender lo inimaginado, además, de retarlos a enfrentar los esfuerzos que fuesen necesarios para que ella pudiera acceder a un sistema de salud y educación de calidad y oportunos para su condición.
“A uno lo invade un temor de que su hijo va a ser diferente, de que la sociedad o el resto de las personas lo van a tratar diferente, pero la verdad yo diría que lo que uno va a recibir es lo que recibiría cualquier padre de un hijo, va a tener amor de él”, manifiesta Deisy, quien ahora es beneficiaria de la Cuota Monetaria para Cónyuges Cuidadores de Comfama, un subsidio que le ha permitido sentirse reconocida y apoyada en su rol, que confirma nadie le enseñó a desarrollar, pero que la motiva, aún cansada, en su día a día.