“Perseverancia” es la palabra que mejor describe la historia de la familia Medina Calle. Y es que, desde hace 10 años, cuando nació su hijo Maximiliano, las noticias sobre una discapacidad parecieron nublarlo todo, al punto de no hallar camino posible. Pero ellos creyeron y se embarcaron en la que sería la mayor muestra de amor y cuidado de sus vidas.
Yorledy es una mujer del campo que llegó a la ciudad en busca de nuevas y mejores oportunidades con su hija y su esposo, pero lo que ella no sabía es que con el nacimiento de su segundo hijo, esos sueños tendrían un vuelco y que su rol como cuidadora sería fundamental para que la vida de Maximiliano cobrara sentido. “Cuando a mi hijo me lo diagnosticaron yo ni sabía cómo se pronunciaba lo que él tenía, pero entendí que no me podía rendir, visitamos todos los médicos posibles, tomamos decisiones sobre cirugías, aún con la esperanza mínima y, tras siete de estas en su cerebro, podemos decir que el hecho de que Maxi esté bien y sano es un verdadero milagro”.
Hoy, la madre de Maxi es un ejemplo para muchos padres en todo el país, pues ha usado su testimonio para motivar y enseñar a otros cómo afrontar el reto de tener un hijo con discapacidad. Además, ha comenzado a disfrutar de la Cuota Monetaria para Cónyuges Cuidadores, la cual, manifiesta, se ha convertido en un reconocimiento a su trabajo como cuidadora y le permite acceder a beneficios que antes le era más difícil percibir, debido a la carga económica de su familia.
