Cuando su equipo aplicó la primera vacuna contra la covid-19 al pediatra Luzardo Meza, María del Carmen Urrego, enfermera de Comfama San Ignacio, sintió perfecta alegría. Desde las 7:02 de la mañana del jueves 18 de febrero, el momento en que inició la jornada de vacunación que lidera, sus ojos no pararon de brillar.
Entre el jueves y el domingo,1182 profesionales de la salud del hospital San Vicente Fundación recibieron la primera dosis de la vacuna contra la covid-19. Conversamos con diez de ellos, y nos contaron sus razones para vacunarse:
Olga Lucía Morales, neum óloga pediátrica

Su actividad favorita son los cursos de costura y bordado que recibe en Comfama, porque le ayudan a salir de la tensión y angustia de la pandemia. “Ir a clase es como un cambio de chip: allí me río, me divierto con mis amigas, que son mucho mayores que yo, que tienen una vida muy distinta”. Para ella, la llegada de la vacuna significa que falta menos tiempo para volver a ver de frente a sus amigas de Comfama, quienes no salen de casa para cuidarse. “La realidad de la vida es unión, es abrazos, es contacto físico. La pandemia nos enseñó lo valioso que es eso”.
Sebastián Henao, enfermero UCI

Lleva un año y medio atendiendo pacientes de cuidados intensivos, y 10 meses en la UCI covid-19. Tiene la certeza de que la vacuna que se puso disminuye la gravedad de la pandemia. Cuando le contó a su familia que iba a vacunarse, ellos le dijeron: “¡Nos tiene que contar cómo le va, si le duele o no!”. Pero Sebastián, quien le teme a las agujas, dice que no le dolió la vacuna. En vez de eso, sintió en su corazón un descanso.
Nubia Elena Toro, enfermera

Es enfermera de la unidad de cuidados intensivos de pediatría. Trabaja en el hospital hace 27 años y desde que empezó la pandemia ha atendido niñas y niños contagiados de covid-19. Dice que ha vivido este tiempo de crisis sanitaria con ansiedad, pero a la vez con la motivación necesaria para ayudar a sus pacientes a recuperarse. “Esta vacuna es una lucecita, un paso para empezar a salir de la pandemia”.
Flor Edith Toro, auxiliar de enfermería

Flor Edith lleva 30 años trabajando en el hospital San Vicente Fundación, llegó a vacunarse en silla de ruedas, pues está incapacitada hace 20 días debido a una cirugía de rodilla. Su hija Ana María la acompañó. Se siente privilegiada y agradecida por recibir la vacuna. “Espero que la gente tenga conciencia de la importancia de vacunarse, de lavarse las manos, de mantener la distancia, de usar la mascarilla cubriendo boca y nariz, para que el virus no se lleve más vidas”.
Luz María Foronda, anestesióloga

Como anestesióloga, Luz María está permanentemente expuesta a covid-19. Parte de su tarea durante la pandemia ha sido realizar procesos de intubación y extubación para ventilación mecánica, un proceso en el que existe alto riesgo de contagio. Sin embargo, hasta ahora no ha contraído el virus. Hace una semana, uno de sus compañeros de trabajo murió por la enfermedad. En medio del dolor, la alivia la oportunidad de vacunarse. “Mis hijos tienen 18 y 16 años. Sé que su etapa de vacunación va a ser tardía, pero en el momento en que pueda, los vacuno”.
Martha Rocío Madrid, auxiliar de enfermería

Cuando agendaron su cita para vacunarse, tuvo temor de padecer algunas reacciones a la vacuna como fiebre leve o malestar general, que son usuales en algunas personas. Pero, dice que es más potente la alegría, la sensación de seguridad, la certeza de que “si la vacuna existe, es para nuestro bien”.
Mónica Blandón, terapeuta respiratoria

Para Mónica, quien lleva 17 años acompañando pacientes con dificultades respiratorias, la vacuna es un anhelo. Resalta lo difícil que es estar expuesta al virus, y cuán estresante es llegar a la casa, luego de sus largas jornadas en la UCI, pensando en la posibilidad de estar infectada y de contagiar a su familia. Por eso, hace un llamado al cuidado y a la esperanza: “Quisiera que la gente que deje de creer los mitos que circulan en internet, que le crea a los médicos, que son los que estudian y le han puesto la cara al virus”.
Lucidia López, enfermera

Es enfermera del área de pediatría y se siente protegida luego de vacunarse. Tiene 58 años, tiene hipertensión y diabetes, pero gracias a los cuidados no ha contraído el virus. Al vacunarse, dice que está contribuyendo a que menos personas se enfermen de gravedad, al aportar “un granito de arena” para empezar a superar la crisis sanitaria por covid-19.
Juan Pablo Flórez, cardiólogo

Juan Pablo concibe la vacuna como un logro extraordinario de la ciencia y como una recarga de esperanza. “Espero que pronto llegue la vacuna a mis padres, que viven en Manizales, hace un año no los veo y no conocen a mi hijo de seis meses”.
Maryory Giraldo, enfermera

Mientras estaba de turno en la UCI, la noche del miércoles 17 de febrero, a Maryory le avisaron que sería una de las primeras personas del hospital en vacunarse. Sorprendida, respondió: “Aquí estamos para seguir sirviendo”. Ejerce como enfermera del San Vicente hace 33 años, y se vacunó porque hace parte de una comunidad. “La vacuna me permite prestar un servicio más libre, integral, sin ser un medio para que otros se contagien”.