Conoce el inmenso poder físico y mental de dar las gracias cada día e inspírate con historias que parten y terminan en la gratitud.
Agradecer: un hábito que cambia la vida

- El poder de dar las gracias
- ¿Cómo cultivar la gratitud?
- Inspírate
- Una edición para agradecer
El poder de dar las gracias
“¡Hola, ¿cómo estás?”. “Bien, gracias”, solemos responder. ¿Por qué repetimos automáticamente esta frase en el día y a la vez se nos suele olvidar agradecer conscientemente por los milagros cotidianos, por la vida misma?
Hoy queremos hacerte una pregunta, que va acompañada por una propuesta: ¿qué tanto agradeces con el corazón? ¡Resulta que hacerlo trae muchos beneficios!
Este estado del alma nos permite convertir lo ordinario en extraordinario y nos arrebata la posibilidad de dar por sentadas las maravillas del mundo, recordándonos que hasta la nube más gris permite que cada nuevo día se sea una oportunidad para asombrarnos.
Pero no solo eso, la gratitud también estimula nuestro rendimiento intelectual, nos permite dormir mejor y protege nuestro corazón de enfermedades cardíacas.

Los efectos positivos de la gratitud, según la neurociencia
La psicología positiva, encargada de investigar lo que podemos hacer para mejorar nuestra percepción del bienestar, ha mostrado especial interés por esta cualidad debido a su eficacia. ¡En pacientes con depresión, los diarios de gratitud reflejan una disminución del 25 % en los síntomas!
Y es que, cuando generamos sentimientos de gratitud en nuestros pensamientos, activamos el sistema de recompensa del cerebro, localizado en un área llamada núcleo accumbens. Este es el responsable de las sensaciones de placer y, cuando identifica que algo bueno sucede, libera dopamina.
Por eso, las personas que manifiestan gratitud en su diario vivir mantienen niveles elevados de emociones positivas, satisfacción por la vida, vitalidad, optimismo y esperanza a corto y largo plazo.
Además, por la vía neuronal, el acto de agradecer estimula la producción de la oxitocina, que reduce la ansiedad, el miedo y las fobias, lo que quiere decir que nuestro cerebro no es capaz de sentir al mismo tiempo gratitud y angustia. ¿Cuál de estas dos emociones eliges alimentar diariamente?
Incluso existen estudios que identificaron que las personas que dan las gracias con más frecuencia y consciencia se ejercitan más, lo que se desencadena como una mejor salud, tienen un sueño más reparador, consumen menos alcohol, sienten más empatía y tienen menos inclinación a patrones de victimización o culpas.
El poder de la gratitud es tal que hay quienes le atribuyen la consolidación de la humanidad como una especie cooperativa. De hecho, investigaciones del comportamiento animal sugieren que en los primates existen actitudes recíprocas similares a nuestras expresiones de gratitud. Por ejemplo, un primate que fue cuidado por otro crea un vínculo especial hacia él.
Así, la gratitud también es un instinto que nos vincula, que nos mantiene atados a la vida que compartimos y que actúa como un pegamento que hace que nuestras sociedades colaborativas sean posibles.
¿Cómo cultivar la gratitud?
Podemos decir que existen cuatro dimensiones de la gratitud:
Intensidad: la profundidad del sentimiento, que puede ir desde un ligero tirón emocional hasta las lágrimas desbordantes.
Frecuencia: la facilidad con la que se provocan sentimientos de agradecimiento.
Duración: la cantidad de cosas diferentes por las que una persona puede estar agradecida al mismo tiempo.
Densidad: el número de personas por las que una persona puede sentir gratitud.
Vivir en un estado de gratitud es posible alimentando estos cuatro ámbitos en tu día a día desde el agradecimiento. Aquí te dejamos una lista de ideas para ponerlo en práctica:
1. Lleva un diario de gratitud
Esta es una de las estrategias más exitosas de la psicología, pues nos permite cada día salir de la burbuja del “doy por sentado” y explorar la infinidad de elementos que nos permiten vivir. A la vez aumenta la probabilidad de reconocer los acontecimientos afortunados cuando ocurren. En esta charla TED, Luis Pedro Recino comparte su experiencia implementando este hábito:
2. Pon en práctica rituales de agradecimiento
¡No tienen que ser grandes ceremonias! Haz el compromiso contigo mismo de no comenzar a comer sin haber dado las gracias por el alimento o ponte una alarma para agradecer cada noche por el día que acaba de pasar.
3. Disfruta las sensaciones de la gratitud
¡Siente todos sus beneficios cada vez que des las gracias! Hacerlo consciente multiplica su efecto de bienestar.
4. Cada semana, agradécele algo a alguien
Agradece a tu pareja, mamá, papá, hijos, hermanos o mascotas que haya permitido una sana convivencia. Desde la comunicación clara hasta un acto de solidaridad... todos esos momentos compartidos son razones válidas para expresar gratitud.
5. Potencia la gratitud con palabras y gestos de amabilidad
A ese compañero que te resolvió una duda, al portero que te permitió ingresar a tu hogar de forma segura o al conductor del bus que tomaste hacia algún destino.
5. Escribe una carta
No esperes a que llegue la Navidad, las fechas cumpleaños o el Día del amor y la amistad para dar las gracias. Sorprende a cualquier ser cercano con un texto generoso en el que le cuentes por qué agradeces tenerlo en tu vida. ¡Quizá termines siendo tú el sorprendido con lo increíble que se siente hacerlo!
6. Practica mantras o afirmaciones
Son frases cortas para repetir durante el día que pueden estar dedicadas al mundo, a la naturaleza o, incluso, a ti mismo. ¿Qué tal “Gracias por la oportunidad que tengo hoy para ser mejor que ayer”?
Te recomendamos: Claves para tener un estilo de vida saludable

Inspírate
Creemos que los hábitos se cultivan y se mantienen cuando nos informamos sobre su poder. Disfruta, interioriza y deja que tu alma genuinamente acoja el mensaje de estos contenidos:
Charla con el monje David Steindl-Rast, erudito interreligioso
Película After Life, de Hirokazu Koreeda
Libro Dar gracias a la vida, de John F. Demartini: disponible en nuestra Biblioteca Virtual
Una edición para agradecer
“En Comfama proponemos comenzar el 2021 con gratitud profunda, no con fe ciega, sin decirnos mentiras, asumiendo la dificultad y la realidad. Necesitamos ahora una gratitud que ilumine, pero no obnubile, que nos aliente sin quitarnos la agencia sobre nuestra vida”, dice David Escobar.
Esta invitación a abrir el corazón y preguntarnos qué tenemos para agradecer empezó por nosotros mismos, por eso nuestra primera edición del año de la Revista Comfama